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Dos minutos pésimos castigan al Obra

Séptima derrota consecutiva del equipo santiagués, que dejó escapar un partido que tenía en su mano con un final nefasto (83-87) // La gran segunda parte fue insuficiente frente al Joventut

De vez en cuando en el Multiusos de Sar suceden cosas inexplicables, y este es un ejemplo más. El Monbus Obradoiro tenía en su mano la victoria que rompía una racha de seis derrotas consecutivas, después de una mala primera parte y una segunda soberbia, pero dos minutos nefastos en los que todo salió al revés en el bando local permitieron al Joventut firmar un parcial de 0-11 y llevarse el triunfo (83-87). Resulta complicado hallar una forma de justificar un cortocircuito como el del equipo santiagués.

Son ya siete tropiezos seguidos y quizá el de este jueves es el más doloroso por dejar escapar un partido hecho, en el que el Obra firmó minutos excelentes con la dirección de Pozas, el acierto de Robertson y Daum, la energía de Muñoz y la presencia de Birutis, pero no cabe otra que recuperarse en tiempo récord para recibir el domingo al Zaragoza (12.00 horas).

El inicio de encuentro fue un presagio de lo que ocurriría a continuación, porque al Obra le costó un par de minutos estrenar su casillero y el Joventut lo aprovechó para ponerse por delante (2-6, min. 3). Los locales sobrevivían gracias a su defensa, que forzaba a Dimitrijevic a lanzar desde posiciones que no son sus preferidas, y moviendo el balón en ataque conseguían dar la vuelta al marcador con un triple de Álvaro Muñoz (12-6, min. 6).

La dimensión actual de la Penya quedó en evidencia cuando Durán inició las rotaciones, porque del banquillo salieron Bassas, Ribas o Brodziansky. Con un 2+1 del eslovaco y un triple del ex del Barça se culminaba un parcial de 2-12 que cambiaba por completo el panorama (14-18, min. 10). Daum estrechó el marcador con otro triple pero Bassas aprovechó su soledad para responder y cerrar el cuarto (17-21, min. 10). A pesar de la diferencia en las pérdidas (3-7), la superioridad verdinegra en el rebote lo compensaba (6-13).

El desacierto es el lastre que se repetía en el Obradoiro durante las últimas semanas sin encontrar explicación aparente, y de nuevo llegaban fallos en acciones que solían entrar, tanto en triples liberados como bajo el aro. Los de Moncho Fernández buscaron variar el repertorio surtiendo a Czerapowicz en el poste bajo, pero apenas daba resultado. Se acercó el equipo local (25-27, min. 14) gracias a que el ataque de la Penya tampoco funcionaba como otras veces. Entonces apareció de nuevo el talento de Pau Ribas, que anotó dos triples consecutivos para disparar a los suyos. Seis puntos seguidos eran un mundo en un choque en el que cada canasta exigía sangre, sudor y lágrimas (25-33, min. 15). La desventaja llegó a ser de nueve puntos (27-36, min. 16), y el Joventut no necesitaba mucho más para conservar un margen similar al descanso (32-40, min. 20).

CAMBIO. El paso por los vestuarios y la charla del descanso sentaron muy bien al Obra, porque tardó pocos segundos en demostrar que el partido sería otro en la segunda parte. Empezó a aparecer la puntería que tanto había echado en falta, ya desde el triple de Cohen con el que se abrió el periodo. Canasta a canasta se fue limando la diferencia aunque se cumplía la advertencia de Moncho Fernández en la previa: cada contacto en los ataques visitantes era penalizado con falta y el Joventut se agarraba al encuentro desde la línea de tiros libres (firmó solo 3/5 en tiros de campo en el tercer cuarto y 9/12 en libres, además de cometer ocho pérdidas).

Tampoco eso evitó la remontada santiaguesa. Pozas dirigía, Muñoz reafirmaba su buen momento apareciendo por todas partes y Birutis hacía daño en la pintura. Ni las terceras personales de los dos bases habituales, Pozas y Oliver, frenó a un Obra lanzado, ya con Rafa García a los mandos para llegar al empate con una canasta de perseverancia de Daum (51-51, min. 28). El equipo de Moncho Fernández parecía otro, rebosante de confianza y de fe, y aunque apareció Tomic por primera vez en la noche, el cuarto se cerró con dos triples de Beliauskas y Cohen que elevaban el optimismo (59-55, min. 30).

Dos canastas de Tomic y Dimitrijevic recuperaron la igualdad total, pero emergió Robertson con dos triples seguidos y devolvió los gritos de celebración al banquillo local. Si el partido había empezado con dos equipos desacertados, el último cuarto se convirtió en un continuo intercambio de golpes, lo que acabó condenando al Obra. Robertson se sumó a la fiesta y pareció poner el broche (83-76, min. 38). Entonces sucedió lo inexplicable y el Obradoiro empezó a encadenar error tras error tanto en ataque como en defensa mientras la Penya anotaba con facilidad. Sendos triples de Ventura y Ribas y una canasta de Tomic dieron un giro de 180 grados (83-84, min. 39). Aún así, el equipo santiagués tuvo la opción de ganar, pero Pozas falló su bandeja a 14 segundos del final y el tiempo se consumió sin que nadie fuese capaz de cortar la posesión verdinegra hasta el triple que selló el 83-87.

17 dic 2020 / 23:18
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