El Compos baja de la nube al Arenteiro y encadena tres victorias consecutivas

Se cobró su particular venganza el Compostela ante el Arenteiro con una victoria por la mínima en Espiñedo, donde no caía el conjunto preparado por Fran Justo desde febrero. Un penalti transformado por Mario decidió un partido muy cerrado, con cuentas pendientes arrastradas de la final de la fase autonómica de la Copa RFEF. La SD, que fue mejor hasta el gol, supo gestionar la ventaja y desesperar con sus propias armas al bloque verde, que llegaba eufórico tras eliminar al Almería en la Copa del Rey, con diez triunfos seguidos e invicto en el presente curso.

Tenía marcada en rojo la cita el Compos, mentalizado de que un resultado positivo requería solidez y no dejar jugar a un cuadro carballiñés que aplasta por inercia. La seria puesta en escena del colectivo blanquiazul respondió a lo exigido en la previa por Fabiano Soares, que apostó por un rombo en la medular para tener el control del choque.

Sobre una buena presión en campo contrario, reforzada con pegajosas vigilancias sobre los catalizadores del juego anfitrión –Álex Fernández, Romay y Pibe–, basó su crecimiento una SD que generó la primera ocasión en un centro de Damián que Darío, en buena posición tras ganarle la posición a José Carlos, envió fuera. Las buenas transiciones por los costados dieron impulso al bando visitante, impoluto en la retaguardia. Riki, mediado el periodo, solventó la primera aproximación local al cortar un pase al espacio de Pibe hacia Escobar.

El Compostela mantuvo el tipo y no cedió metros. Se aferró a luchar cada pugna y encontró en un centro de Fernando un regalo inesperado: Pol Bueso saltó mal posicionado y estiró el brazo al ver que el balón le superaba y Darío esperaba a su espalda para rematar. El penalti, con nervios de acero, lo convirtió Mario para premiar la apuesta de un Compos que sufrió hasta el intermedio ante la reacción carballiñesa.

Crespo segó una progresión de Escobar con una entrada en la que la grada reclamó tarjeta roja y Pato, en una falta de Jordan y ante un disparo lejano de José Carlos, tuvo que ponerse el mono de trabajo. Álex Fernández, en la única jugada trenzada del Arenteiro en campo contrario, chutó muy alto un buen balón que Romay, de vuelta al once, le había cedido en la frontal del área.

La tensión se disparó en el reinicio, con hasta tres entradas a destiempo en los primeros cinco minutos. Fran Justo rompió el guion habitual y agitó a su equipo con un triple cambio al filo de la hora de juego. Álex Fernández, más liberado, comandó las ofensivas de un conjunto ourensano que llegaba con peligro por las bandas, pero que también asumía cada vez más riesgos. Mario, en una acción personal en la que se deshizo de Vitra, falló un mano a mano ante Diego, convertido en líbero, muy lejos de sus dominios.

Viendo que los suyos aguantaban bien en el repliegue, Fabiano dosificó las permutas. A los locales les faltaba frescura y en otro contragolpe Parapar perdonó la sentencia. El Compostela frenó el ritmo todo lo que pudo con continuos parones que llevaron al duelo a rebasar la barrera de los 100 minutos. Ni así pudo el Arenteiro, que se quedó con diez hombres por la expulsión de Diego por una fea entrada sobre Samuel, romper la trabajada coraza blanquiazul.