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{ EL DÍA DESPUÉS }

El efecto Tavares

El Obra no tuvo suerte en Madrid. El covid-19 le jugó una mala pasada y el positivo de Causeur, al que le deseamos una franca mejoría, hizo que se suspendiese el partido contra el Bilbao de Balvin. De haberse jugado en la tarde del domingo, tal y como estaba previsto, seguro que el gigante Tavares no hubiese podido estar en la pista los 35’ que jugó contra el Obra. Descansado y sin jugar el fin de semana, pudo hacerlo demostrando que es el 5 más determinante de Europa. Impuso su ley en ambos tableros, paró a Birutis y a todo el que se acercó a sus dominios e independientemente de sus números estadísticos, 27 de valoración, hay otras circunstancias que lo valoran más, y es el miedo escénico que crea a todos aquellos que se acercan por la pintura. Fue fundamental para la victoria del Madrid al ser decisivo en el tramo final, aparte de hacer mucho daño durante todo el partido.

Estuvo muy bien secundado por el acierto de Laprovitola, la brega de Deck y la defensa en la segunda parte de Taylor sobre Kassius Robertson, imparable y acertadísimo en la primera. Pero ahí estuvo el problema, el partido tuvo dos fases, el antes y el después de la expulsión de Moncho.

Al comienzo de la segunda parte el Real Madrid apretó todo lo que pudo al Obra, con Taylor de perro de presa (entiéndanlo en el mejor sentido deportivo) sobre Robertson. El Obra no se amilanó y con Beliauskas pudo tomar el relevo en la anotación exterior, ya que dentro de la zona era muy difícil hacerlo. Cuando mejor estaba jugando el Obra vino la dichosa falta de ataque, que después de ver la grabación otra vez, fue una falta del defensor del Madrid ya que Cohen tenía ganada la posición y bloqueó bien delante de las narices de Moncho, que protesta, como hacen todos los entrenadores de la ACB, y le cae una técnica. Todo normal. Moncho aprovecha para apretar un poco más y ahí está el inadmisible error arbitral, le pitan la segunda y lo mandan al vestuario. Creo que de no mediar un insulto grave, que no lo hubo, no se puede mandar a un entrenador al vestuario así, por las buenas. El Marca, periódico de la capital, refleja en su crónica que la segunda técnica fue por pedir el mismo respeto que el que tenían con Laso. Cuando un árbitro pita una técnica, siempre sale de la escena y uno de sus compañeros es el que se acerca al entrenador para atemperar, le dice aquello de tranquilo y sanseacabó. Eso es lo habitual, lo normal y lo que debiera de haber pasado.

El Obra, que en ese momento estaba con 8 puntos de ventaja, pierde la posesión y lo que es peor, la concentración como si se quedase desamparado. El Madrid afiló los colmillos y le dio la vuelta al marcador con un parcial brutal, que tal y como se estaba desarrollando el partido, era muy difícil que se hubiese producido hasta el arreón final. Una pena, un gran partido del Obra que sigue demostrando que es muy buen equipo y que juega muy bien al baloncesto y que está más que capacitado para ganar al Herbalife a poco que las cosas le salgan bien. ¡¡Ay, Calatrava, Calatrava!!

22 oct 2020 / 01:00
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