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El león que ascendió del infierno belga

LA NOBLEZA del león británico, Winston Churchill, hizo que escogiera el deporte de William Web Ellis como su favorito, llegando a asegurar que: “el rugby es un deporte de hooligans jugado por caballeros”. Supongo que el XV del León, por compartir tal apodo felino, también tiene algo de lo que tenía Churchill. Su historia así lo refleja.

Un 18 de marzo, pero de 2019, la selección española de rugby jugaba un partido por el que llevaba esperando 20 años. Ese era el tiempo transcurrido desde que España accedió a su primer y único Mundial, el de Gales de 1999, tras clasificarse ante Portugal. De haber ganado en el Petit Heysel de Bruselas, España habría jugado el último Campeonato del Mundo, el de Japón 2019. Pero no fue así.

España y Bélgica se enfrentaban en el último partido de la Rugby Europe International Championships por las dos plazas directas que daban acceso a Japón. Una tercera selección, Rumanía, esperaba el resultado para evitar la repesca. La Federación Europea, dirigida por un rumano, cometió la tropelía de designar a otro rumano acusado de corrupción para arbitrar la contienda hispanobelga que dirimía el futuro de su país.

Y Bruselas se convirtió en un infierno. El plan de los leones era volver a paladear la sangre de los Diablos Rojos tantas veces derramada. Pero el árbitro Vlad Iordachescu tomó el legado de su homónimo y paisano Tepes para cambiar las heridas y, con innumerables golpes de castigo, succionar la poca sangre de un león sin melena ni hegemonía en un partido para el olvido.

Como si los leones fueran descuajados de su hábitat, los jugadores de la selección enajenaron a la conclusión del partido y provocaron una lamentable tangana que nada tiene que ver con la nobleza del rugby.

La selección española pidió que se repitiese el partido, pero la World Rugby dejó a los tres países en liza sin el Mundial de Japón.

De algún modo, el rugby no quería que España se clasificase para aquel Mundial de Japón. No así. No de aquella manera. Los leones expiaron sus pecados y los de rumanos y belgas para regresar a sus orígenes y verse delante de una nueva oportunidad histórica, otra vez contra Portugal, esta vez sí, 23 años después.

El infierno de Bruselas cumplió este viernes tres años y lo hace con España legítimamente clasificada para otra cita mundialista, la de Francia.

No tengo dudas de que la intercesión de Kawa ha sido clave, porque esta manada henchida de cicatrices, también tiene ángel.

Dicen que los leones duermen gran parte del día pero hay quince que se han despertado y rugen porque tienen hambre.

20 mar 2022 / 01:00
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