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Javi Rodríguez Técnico ayudante del Surne Bilbao Basket

“El problema tanto del Obra como nuestro es la defensa”

Como jugador, Javi Rodríguez (22/04/1979, Porriño) es uno de los referentes del básquet gallego con un bagaje de 365 partidos en la Liga Endesa, 14 temporadas, seis equipos incluidos el Breogán en dos etapas, y una carta de servicios que incluye un ascenso a la ACB con el Manresa (2007), un subcampeonato de Liga en Bilbao (2011) e incluso la internacionalidad con España (22/01/2003, en el Preeuropeo), durante el paso fugaz del gallego Moncho López por la absoluta.

Su ADN habla de compromiso, de brega, de talento, de visión de juego y de aportar -siempre-, como lo ha hecho también como entrenador en Oviedo y ahora tras ser llamado a filas por su compañero y amigo Álex Mumbrú para impregnar al cuadro vasco de ese espíritu de resistencia que tanto tuvo que abanderar como base en equipos de la zona media-baja de la tabla. Se le nota feliz en su nuevo destino, pese a la dificultad del reto, capeando con las dificultades económicas de un club que siempre será grande por afición y emplazamiento, e ilusionado por un partido, el del domingo ante el Monbus Obradoiro (12.30 horas), en el que dejará a un lado el “cariño, admiración y respeto” que siente por Moncho Fernández para sumar un triunfo que necesitan urgentemente para driblar la zona de descenso.

¿La llegada a Bilbao fue algo así como ‘Javi ven a echarnos una mano’?

Fue un momento en el que Lolo Encinas coge el GBC en LEB Oro y buscaban una alternativa como posible ayudante. Yo venía de estar tres años de segundo más dos de entrenador principal en Oviedo, con el año de la pandemia decidí tomarme un año con la familia. Me lo propusieron, me pareció estupendo y encantado de estar aquí.

Siempre hablamos del salto de un jugador de LEB a ACB, ¿en el caso de un entrenador también se nota?

Hay diferencia a nivel de físico, de intensidad, de espacio, a nivel de lo que ocupan los jugadores. El otro día jugamos contra el Real Madrid y el nivel físico es estratosférico. No deja de ser baloncesto pero a otra velocidad y con otros cuerpos.

Y el entrenador también tiene que resetearse.

Sí, claro, porque donde igual antes había medio segundo ahora hay un cuarto, donde antes había un hueco de medio metro ahora son de 20 centímetros. Todo es más dimensionado. Sobre todo con equipos de Euroliga se nota más la diferencia.

¿En Bilbao también tienen los roles diferenciados dentro del cuerpo técnico?

Entre Javi (Salgado) y yo él se ocupa de la defensa del equipo rival y yo del ataque del rival, pero al final el trabajo lo fusionamos. La parte de vídeo está parcelada pero lo bueno es que todos opinamos de todo. Álex nos da la confianza para poder opinar, él decide obviamente después, aunque al final somos uno. Es una labor complementaria.

Porque no deja de ser un trabajo de confianza.

Es fundamental. Yo también he sido entrenador principal y tenía a mi derecha y a mi izquierda a dos personas de confianza para el trabajo y para la opinión. Quieres que sean opiniones independientes. Es importante que haya libertad en este sentido, no decir lo que el entrenador quiera oír. Luego puede o no estar de acuerdo, podemos tener diferentes versiones de lo que vemos pero al final es información contrastada, reflexiona y estudiada y así es como hacemos mejores a Álex y nos retroalimentamos unos de otros. Esa es nuestra función.

Los tres entrenadores del cuerpo técnico vuelven a coincidir en un banquillo después de hacerlo en el Bilbao de la temporada 2009/10.

Con Álex estuve dos años y con Javi uno pero solo coincidimos la primera temporada. Ya nos conocíamos de hacía muchos años antes. Tenemos esa confianza, conocemos nuestras virtudes y nuestros defectos, sabemos de qué pie cojeamos cada uno, pero nos respetamos, nos entendemos y sobre todo nos ayudamos que eso es lo más importante.

¿Y cuando llega a Bilbao se encuentra un club muy diferente al que dejó en su momento, cuando empezaba la época dorada?

Es muy diferente. La realidad es distinta. Eran los años del boom, de la inversión, de apostar por un proyecto, y después, por lo que sea, se generó una deuda que se sigue arrastrando. En este tiempo es un club grande a nivel de infraestructura y masa social, pero más bien pequeño o medio pequeño por lo que permite la deuda. Sabemos cuáles son nuestra limitaciones a nivel económico e intentamos sacarle el mayor rédito posible.

Y esas limitaciones obligan a reinventarse cada año.

Eso pasa en todos los equipos medio-bajos de la Liga. Es muy difícil mantener un equipo año a año y eso es la clave a la hora del éxito. Plantillas como las de Juventut, Tenerife o incluso Murcia mantienen una base y ese trabajo que has hecho el año anterior ya es una continuación. Si cada año te quitan a los cuatro buenos y tú prescindes de los cuatro que no han jugado tan bien, te plantas en que solo quedan dos. Si no fuera así sería tiempo que te ahorras y que puedes meter en mejorar otros aspectos del juego. Eso es obvio.

¿Esta necesidad de adaptación del plantel, con siete fichajes, es lo que les está penalizando ahora mismo o hay más cosas?

Penaliza que es muy difícil acertar con los jugadores. Cuando apuestas por 5 o 6 entre la adaptación, las ideas, que el jugador no es lo que tú pensabas, que no te entiende como entrenador o lesiones hay muchos factores que si tú tienes a una base del año anterior todos esos percances o desaciertos se minimiza. Por eso los equipos de la zona medio-bajo de la Liga somos los mismos prácticamente todas las temporadas. No hay más.

En el caso del Bilbao las victorias y derrotas están ahí, pero se está mostrando, salvo ante el Real Madrid el pasado fin de semana, como un equipo competitivo tanto en casa, pues caen con Zaragoza y Barcelona, como fuera con cuatro encuentros que se deciden al final.

Sí, eso es importante porque al final es fundamental ganar o perder pero también lo es competir. Si tú no compites estás lejos de ganar. El de Madrid no es un partido que nos vaya a afectar porque sabemos que el que vaya al WiZink Center lo lógico es que le metan de 20, pero ahora nos viene el Obra, en casa, un partido de tú a tú, entre equipos parecidos, presupuestos parecidos, todo muy semejante... en el que tenemos que demostrar que jugamos ante nuestra gente, que competimos bien y debemos intentar competir.

Por números destacan los de Delgado, la experiencia de Goudelock y de Rouselle pero ¿qué Bilbao se va a encontrar el Obradoiro?

Sabemos que es un partido importante. Vemos el calendario, la clasificación, y aunque intentes ganar todos sabes que hay partidos a lo largo del año que son importantes y éste obviamente lo es porque si tú sumas ellos no lo hacen. No es lo mismo ganarle al Barça o al Madrid que no son rivales directos que hacerlo al Obra. Sabemos que será complicado, ante un rival de mucho nivel con un entrenador como Moncho, con muchísima experiencia, que siempre tiene las cosas muy bien cogidas, muy bien trabajadas, y nosotros tenemos que ser agresivos, intensos. Es obvio lo que digo pero es muy importante cuando juegas en casa contra rivales de tu nivel en el que un plus tiene que ser hacerlo ante tu afición al margen de todo lo técnico o táctico que podamos aportar. El plus lo tenemos que tener y necesitamos a nuestra afición.

¿Y qué Obra espera?

Está claro que el problema que tenemos tanto el Obra como nosotros es la defensa, así que cualquier cosa que se pueda mejorar ahí será un plus porque ambos tenemos puntos en ataque, tenemos calidad ofensiva, jugadores con talento que pueden anotar, pero si cada vez que el rival entra a canasta te anota se contrarresta esa calidad.

¿Qué le llama más la atención de este Obradoiro?

Es un equipo que generalmente juega diferente, pero este año no lo hacen tanto porque posiblemente tengan más talento ofensivo y no necesitan movimiento. Jugadores como Ellenson, Robertson, Birutis, incluso Scrubb tienen puntos, generan sus propios puntos, y es un rival peligroso que si le dejas jugar te meten 90. Eso lo sabemos, somos conscientes de ello. Es un equipo de tiradores, un rival que tiene talento e intentaremos minimizar eso.

EL GALLEGO YA PALPA AL MIRIBILLA “DE SIEMPRE’
“Nuestro plus es la afición”

··· Javi Rodríguez señala el público como un factor diferencial para este domingo. Miribilla ha ido subiendo exponencialmente la presencia de sus aficionados. Abrió el curso con apenas 2.800, subió a los 3.900, pero en las dos últimas citas como local se superaron los 5.900 fieles (victoria ante Fuenlabrada por 85-80) y los 6.100 (triunfo ante el Burgos por 87-81). “Yo casi siempre he jugado en equipos medio-bajos de la Liga y cuando eres jugador es fundamental. No puedes desperdiciar ningún partido porque es muy difícil ganar fuera, los equipos cada vez son mejores y al final ese plus es la gente. Tanto para el Obra como para nosotros forman parte de la relevancia y de la importancia del equipo y del club. Somos conscientes, ellos también lo son y siempre que los hemos necesitado han estado ahí”, subraya. Aplaude el técnico porriñés la vuelta a la “normalidad” . “En los últimos partidos hemos visto al Miribilla de siempre y eso es importante, ya no solo para nosotros si no para la sociedad, que disfrutemos de lo que realmente nos hace felices”, apunta.

“Moncho sabe que le tengo mucho cariño”

Santiago. Javi Rodríguez y Moncho Fernández son dos viejos conocidos. Coincidieron como jugador y entrenador ayudante en Gijón y después en el Breogán, y desde entonces no han perdido el contacto con un mutuo cariño y admiración que se palpa de uno y otro lado. “Somos muy amigos pero lo que está claro es que el ADN, su forma de ser, su forma de vivir el baloncesto es la misma que hace 22 años cuando lo conocí”, se ríe antes de añadir: “Es un tío temperamental, visceral, un tío muy auténtico, un enfermo del baloncesto, le encanta su profesión, la disfruta, la vive, a mí me encanta la gente que tiene pasión por lo que hace y él es la máxima expresión de ello. Es muy parecido a cuando lo conocí. No ha cambiado mucho”.

¿Y su baloncesto ha varido? “Aunque este año es un poco más parecido al que juegan los demás, durante muchos años ha jugado un baloncesto muy distinto y eso demuestra personalidad. Tiene su forma de ver el básquet, de interpretarlo y eso es fenomenal porque el baloncesto es como todo en la vida, al final es cómo lo ves”, sopesa el porriñés. “No hace lo que hacen los demás, hace lo que siente y lo que cree que es mejor para el equipo. La estructura de los equipos es muy marcada siempre con mucho tirador, el pickandroll lo ha ido metiendo más pero antes lo basaba mucho especialmente en los tiradores. Le ha ido bien, con muchos años en la categoría y muchos de ellos sin sufrir por lo que entiendo que si es así es porque la gente está encantada”, apostilla.

No es una semana más. La situación de ambos en la clasificación exige dedicación y concentración, pero reconoce Javi Rodríguez que las charlas entre ambos son constantes. “Al final cuando entras en rutina es más difícil, pero hablamos de vez en cuando, nos tiramos una hora charlando, con chascarrillos, hablando de las tonterías que te vienen a la cabeza, también de baloncesto... Le tengo mucho cariño, pero no le deseo nada bueno el domingo, lo sabe, e imagino que él tampoco a mí. Sabe que le tengo mucho cariño, respeto y admiración”, enfatiza.

11 nov 2021 / 01:00
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