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Hodges: “Fue increíble. Una bendición. Es inspirador”

El doble campeón de la NBA, “fascinado” y agradecido por la experiencia tras completar ‘El Camino acaba en Obradoiro’

Con andar tardío, rostro cansado, una rodilla que alerta sobre su artritis y apoyado en su bastón de peregrino, Craig Hodges llegó por fin a Compostela sin perder la sonrisa ni sus ansias por transmitir una experiencia que califica como “una bendición”.

El doble campeón de la NBA (91 y 92) con los Chicago Bulls y tres veces campeón del concurso de triples (algo que solo logró también Larry Bird) fue recibido con honores de leyenda en el Obradoiro por el alcalde Sánchez Bugallo, la concejala de Deportes Esther Pedrosa, la directora de Turismo de Galicia Nava Castro, y miembros de los diferentes grupos de la corporación municipal así como el presidente del Monbus Obradoiro Raúl López. Todos ellos demostraron su admiración por una figura grande dentro de la pista de juego, pero principalmente gigante por su activismo y su compromiso con los derechos civiles fuera de ella.

Sus reivindicaciones y su valentía le valieron el ostracismo cuando muchos le señalaban como el mejor triplista de la historia del baloncesto, y a sus 62 años -aunque castigado por una vida complicada que le llevó a caer incluso en una profunda depresión-, todavía conversa un discurso comprometido, directo y claro en su mensaje, como demostró tras cumplir el objetivo de cubrir el Camino Portugués de la Costa en el marco de la iniciativa El Camino acaba en Obradoiro que organiza el Monbus Obradoiro.

“Cuando llegué y empecé este viaje no sabía realmente qué esperar. Había oído algo, había hablado con un par de personas que lo habían hecho antes y me enviaron algún mensaje y algún vídeo, pero poder verlo, vivir esta experiencia y ver esta humanidad al llegar a la plaza... Para mí, que estudié historia, ver toda la parte histórica, los símbolos, es una bendición. Y al mismo tiempo tiene una parte espiritual, hay gente que comienza el viaje y no tiene la oportunidad de llegar aquí. Hacerlo completo y llegar, ver lo que ves al final, para mí es más que inspirador”, se confesaba mientras no dejaba de admirar la Catedral.

“Esta vez vine sin saber realmente en lo que me iba a embarcar, pero ahora viendo lo que es, es algo que me gustaría repetir y ojalá hacerlo con mis hijos. Si no todo el viaje, sí al menos darles una perspectiva de mi experiencia”, apostillaba Hodges que añadía: “Ha sido fascinante, y la oportunidad de conocer gente nueva y ver una parte diferente del planeta siempre es genial”.

Increíble. No escatima el estadounidense elogios a su aventura. “Increíble. He sido bendecido. He ganado la NBA, el Concurso de Triples, me he graduado en la universidad... Quizá lo único que se puede comparar es haber tenido a mis hijos. Hay algunas dificultades pero estar aquí ahora y ser consciente de todas las colinas que hemos subido, los descensos, cómo estaban mis rodillas y mis tobillos... Es una bendición estar en esta plaza, ver estos monumentos y lo antiguos que son... Se lo digo a la gente todo el tiempo, casi a cada paso veía algo más antiguo que mi propio país. Hay mucha espiritualidad que me gusta estudiar y tener la oportunidad de compartirla con mi gente de vuelta a casa”, aseveraba.

Estaba feliz y agradecido el ahora entrenador con el cariño recibido por la gente del Obradoiro y orgulloso por haber cumplido el objetivo de llegar. “No es una liberación o un alivio, no es otra colina, pero es una parte reveladora del viaje. Has trabajado para llegar aquí y ahora estás y ves la bienvenida que me han dado... Yo soy de los suburbios y la gente podía estar tirándote tomates pero en vez de eso sentir esta bienvenida y esta hospitalidad... Es como una bendición”, reitera.

Ahora solo le queda cumplir el último de los rituales, asistir a un encuentro del Monbus Obradoiro en la Liga Endesa -“Seguro. Les dije que volvería a ver un partido pero no les voy a decir cuándo para darles la sorpresa”- porque ya el miércoles tuvo la oportunidad de compartir un entrenamiento con el plantel en Sar. “Lo que vi es un grupo de jóvenes hermanos que quieren aprender a ganar. Y eso es lo más grande. Me hacían preguntas importantes sobre el desarrollo y cómo competir mejor, cómo ir mejorando la mentalidad competitiva. Y esas son cosas que te gusta oír. La cuestión es cómo hacerse mejores unos a otros posición por posición. La única forma es elevar tu nivel de competitividad, jugar con más dureza en los entrenamientos y en los partidos y después verás la mejora”.

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