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La gesta de Eric Fagúndez y el Club Ciclista Padronés-Cortizo

Esta es la historia de un equipo histórico que crece año a año hasta convertirse en un referente del ciclismo amateur con el firme respaldo de su patrocinador. En casa, en una prueba de la Copa de España, su mejor corredor se cayó a poco del punto marcado para atacar; el mundo se le vino abajo y Suso Blanco Villar, su entrenador, le reanimó con tal fe que Eric se levantó, rodó, se fugó y venció. En su nueva casa.

No hay deporte más hermoso que el ciclismo ni hay deporte más duro. Su belleza se alimenta de la épica y de los triunfos que se empiezan escribir sobre el asfalto del silencio en cada entrenamiento, roto por el silbido del viento al zigzaguear entre las ruedas y por las bromas entre compañeros y entrenadores, familia que junto a mecánicos, fisios, directiva y patrocinadores sabe que no todos los días hay carrera pero sí todos los días se piensa en ellas.

Eric Fagúndez, el líder del Club Ciclista Padronés-Aluminios Cortizo, viene de hacer una gesta que latía escondida en su cuerpo desde hace dos años. Él lo sabía. Su entrenador, Jesús (Suso) Blanco Villar, lo sabía pero... la cuneta está llena de sueños rotos y en el deporte de élite el saber ocupa lugar. Y ese lugar es el podio.

Cuando el pasado sábado, este ciclista uruguayo ganó la Clásica de Pascua-Ruta Xacobea, prueba de la Copa de España Élite-Sub23, la alegría estalló al recoger los frutos de un buen trabajo colectivo (además fueron primeros en la clasificación por equipos) con final feliz propio de Hollywood.

“Imaginá (sic). Primer puesto por equipos y victoria y además en casa... fue increíble”, subraya Eric Fagúndez. Y añade: “Yo hacía mucho tiempo que no levantaba los brazos por un triunfo en una línea de meta”, dice afectado como parte de un joven equipo que estuvo casi dos años sin competir por la era Covid, sin que sepamos cuantos triunfos en las piernas de estos ciclistas se han perdido para siempre o están a punto de emerger.

En su caso, antes de vencer en esa cita de la Copa de España, ya lo hizo en abril en la 59 Clásica Pascuilla de Padrón-XXXX III Memorial Francisco Rodríguez Pazos y en su Uruguay natal, en el Tour de San Carlos.

La prueba de la Pascuilla sirvió de test a Blanco Villar y sus corredores del Club Ciclista Padronés-Aluminios Cortizo de cara a la importante cita del pasado sábado 7 de mayo, donde tocaron el cielo aunque, a mitad de carrera, todos los meses de esfuerzo parecían arder en el infierno.

Empieza la película. Arranca la prueba. Se queman kilómetros, se escapa un grupo, lo caza el pelotón, que se acerca al punto marcado para el ataque de Eric y unos metros antes, Eric se cae: “El mundo se me vino encima, me quedé con la mente en blanco, desconecté, creí que ya estaba todo perdido, creí que se había perdido todo el trabajo del equipo, todo el trabajo que habían hecho mis compañeros para que yo estuviera delante....”, explica Eric, que achica los ojos de rabia al recordar el suceso.

Interviene Blanco Villar: “Le dije: ‘Tranquilo, tranquilo que vas a entrar, sigue, céntrate, tranquilo que entras...’ Y Eric entró en el pelotón, ¿a qué sí’?”.

“¡Entré!”, prosigue Eric: “Entré y ya me vi tranquilo. Y pensé: ‘Estás en tu sitio, ahorra energía’, así que fui regulando bien hasta llegar a la zona que habíamos acordado para el ataque”, explica el emergente ciclista.

Ese primer peldaño del sueño era la subida al alto de A Pereira, parte de un recorrido duro “con alguna rampa de hasta el 17% en alguna zona y equipos peligrosos como el Eolo, el Rías-Baixas, el Lizarte”, apunta Blanco Villar

Así, Fagúndez, de 67 kilos y 23 años, se repuso, salió encorajinado, pedaleando por su club, que le ha traído a Galicia tras una primera aventura española en el Baqué (de Berango, Bizkaia) en 2019, y empezó a sacarle ventaja a un pelotón disconforme, tanto que saltaron rayos en su caza.

“Saltaron corredores del Eolo, del Rías Baixas... pero, al momento, salían corredores de nuestro equipo para frenarles, haciendo un gran trabajo Sergio Chumil, Jeison Rujano, Daniel Mellado, y todo el equipo, en general” .

Mientras, por delante, Eric gana tiempo y acorta la distancia hacia meta en un terreno bien familiar para él pero no por ello menos duro. Y desde el coche, Blanco Villar, el niño de Rois que empezó a ganar carreras con diez años en Noia, grita, anima con la misma convicción que el añorado González Linares le exhortaba a él en el Teka cuando ganó etapas en la Vuelta Ciclista a España. Y Eric, solo frente al viento, solo ante el tiempo y su tic tac, pedalea y, sin embargo, atrás no se duermen, van a ratos incluso más rápido.

“Hubo un momento en que el pelotón se puso a medio minuto y en algún momento a menos, a veintitantos segundos y dije... ‘Están ahí, vienen, hay que apretar’

Eric interrumpe: “No me dijiste que venían a medio minuto, dijiste que estaban a 40 segundos...”.

Y Blanco Villar, calla, sonríe con un punto de picardía, aplica la astucia que emplearon con él cuando debutó como profesional a los 19 años, dice toda la verdad si toca pero esconde un poco si conviene y aviva así el fuego, el deseo, la confianza y el ansia de ganar.

Y en plena carrera, hay un momento en que Eric mira para atrás, quiere ver donde están sus perseguidores. Y desde del coche del Club Ciclista Padronés-Aluminios Cortizo, parte de una flota renovada como ejemplo del firme apoyo del patrocinador, y que estrena juego de colores (verde y azul), brota un bramido: “¡Eric no mires atrás!”.

Y al escuchar a Suso, Eric, pedalea con más fuerza, por su padre Alejandro, por su abuelo Antonio y por su hermano Wayner, los tres ciclistas en un paisito, Uruguay, donde todo bebé llega al mundo con un balón de fútbol.

Eric sigue, está ya más cerca de cubrir los 165 kilómetros del recorrido de la prueba. Y en el coche, la tensión se desborda y hasta un tipo que gasta fama de duro como Blanco Villar se emociona al volante, llora y grita: “¡Vamos campeón! Ya está, ya lo tienes”.

Así lo explica el entrenador.

“Cuando vi que llegábamos hacia la rotonda donde está la fábrica de Cortizo, ahí supe que no le iban a coger porque el terreno le favorecía y soplaba algo de viento a favor...”.

Eric añade: “Entrar en la meta primero y ganar por equipos fue... como el final feliz de una película. Tras cruzar la meta, me abracé con mi amigo David y nos pusimos a llorar”.

“Yo aposté todo por el ciclismo desde los 16 años. Dejé los estudios, que no digo que sea la mejor opción, dejé mi país, dejé de salir tarde para así descansar y entrenar mejor y, tras varias caídas en pruebas de esta Copa de España tan importante para el club, ganar en Padrón fue increíble”.

Blanco Villar destaca de Eric “su actitud”, sus ganas.

“Eso es lo principal”, subraya.

Y va más allá: “Estoy convencido que Eric va a ser ciclista profesional porque lo tiene en sus piernas y en su cabeza. En el ciclismo, el 50 % es el físico y el otro 50 % la cabeza. Por eso tiene que aprovechar el gran momento de forma que tiene, es su momento. Es un gran ciclista, trabaja bien y es un corredor completo”.

Eric tercia, modesto: “Me falta mejorar cosas, el sprint, por ejemplo”, confiesa este fan de Alberto Contador, “al que seguí mucho ya en el final de su etapa deportiva”, dice Eric, a la espera de que su novia Alexsa, estudiante de Odontología, venga pronto a España.

“Ella así espera hacerlo”, dice de un país al que le une su “agradecimiento al Club Ciclista Padronés” por confiar en él y también unos “familiares lejanos” en Canarias, a quienes no conoce.

En su tierra natal, Vergara, ciudad uruguaya del departamento de Treinta y Tres, su gesta en Padrón ha tenido incluso eco televisivo al redifundir un vídeo montado por el padronés Alfonso Blanco, ejemplo de la repercusión que tiene en Uruguay, tierra que representó en el Mundial de Flandes de 2021, donde el galo Alaphilippe venció y Eric se fue al suelo sin que allí hubiera quien le arropara de forma adecuada ya que su federación es modesta y el ciclismo, como la vida, a veces muerde cruel.

“Si fuera un animal, el ciclismo sería el león porque es el deporte rey por el sacrificio y la dedicación total que exige”, señala Suso.

Eric Fagúndez, nombre y apellido “por el que cada vez me preguntan más”, revela Suso, también piensa en animales.

“En el ciclismo uno es como una gacela. Hay que sufrir para mejorar y ser ágil. Durante la pandemia me consumía lo de entrenar y entrenar... pero es un deporte que tiene también la parte del león, la de competir”.

Hijo de un pueblo de cuna ciclista, de solo cuatro mil habitantes pero que llegó a tener a media docena de jóvenes entre el pelotón uruguayo, Eric hoy vive en Padrón, en un piso compartido con otros compañeros, “un lugar con muy buen ambiente aunque al último en llegar, al más joven, le cuesta cumplir con las tareas”, cuenta sin revelar al pecador.

Suso: “Yo firmaba ahora mismo que uno de estos chicos del equipo fuera profesional mañana. Estoy convencido de que Eric lo será y de que también pueden serlo tres o cuatro corredores más de nuestro equipo porque tienen ilusión, físico y están trabajando bien...” , explica un Blanco Villar que lleva diez años en el Club Ciclista Padronés, donde ahora comparte las tareas técnicas con Marcos Serrano, otro ex ciclista gallego ilustre convertido en entrenador.

Ambos son parte de un proyecto deportivo que siembra año a año, que prefiere el crecimiento sostenido que el ruido de los fugaces fuegos artificiales, una filosofía compartida por su firma patrocinadora, Aluminios Cortizo, empresa cuya decidida apuesta por el club avanza sin prisa, y sin pausa, como queda claro cuando se pasa por el centro de Padrón y se ve el flamante edificio que pronto servirá de residencia para los corredores y de sede para un club que trabaja, crece y... sueña, y que este domingo compite en Vigo (Copa de España: 180 Km.; 4.100 metros de desnivel) y reta al futuro.

TRES PREGUNTAS AL SPRINT

¿Ciclistas favoritos de hoy?

Suso Blanco Villar: “Yo quiero destacar lo que hace Alejandro Valverde, que además ganó este año en Galicia la vuelta de O Gran Camiño. Y también citaría a Pogacar, Almeida y Van der Poel”.

Eric Fagúndez: “Yo me quedo con Remco Evenepoel y Van Aert”.

¿El uso del pinganillo?

Blanco Villar: “Ayuda y es un sistema de seguridad, hoy es fundamental. Ayuda siempre que no le quites la iniciativa al corredor. Yo siempre delego en el corredor”.

Fagúndez: “Es una ayuda ante imprevistos como una posible mancha de aceite en la carretera... Y permite la comunicación pero es como los gritos desde el coche, si no tienes buenas piernas... “

¿El nivel del ciclismo amateur?

S. B. V.: “Habría que hacer como en Portugal, que hubiera más pruebas donde los equipos de Élite-Sub23, los mejores, puedan competir en algunas pruebas mezclados con los profesionales.

E. F.: “Sería buena idea. Yo veo que en las carreras de la Copa de España Élite-Sub23, que es muy importante para nuestro club, es que, son pruebas donde abunda el caos. A veces hay corredores que quieren meterse por donde es imposible porque no cabe la bici y genera nervios, tensión y caídas”.

(Eric lo cuenta señalando su antebrazo izquierdo, en cuyo interior hay varias placas tras tres intervenciones quirúrgicas, ejemplo de “la entrega” que destaca de él Blanco Villar, añadiendo o que a diferencia de otros jóvenes, “Eric tiene las ideas claras. El ciclismo es su sueño y va a tope”, subraya).

14 may 2022 / 00:32
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