El legado de Tokio

Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 ya son historia. Ayer se bajó el telón a una edición que fue capaz de sortear la amenaza de la pandemia de coronavirus, una cita en la que Galicia brilló con luz propia. La competición en tierras japonesas supuso la mejor cosecha de la historia, pero también la despedida de grandes mitos de nuestro deporte y una puerta abierta a la esperanza con las nuevas generaciones. París 2024 ya asoma como nueva meta.

La delegación más numerosa de la historia, con 21 deportistas gallegos, arrojó también los mejores resultados, participando en seis medallas (en total siete medallistas) y nueve diplomas (diez puestos de finalista). De los 21, solo cinco deportistas no consiguieron diploma o medalla.

DESPEDIDA. París 2024 ya asoma en el horizonte como el gran objetivo del próximo ciclo olímpico, reducido a solo tres años por el aplazamiento de los Juegos recién clausurados. Pero después de Tokio nada volverá a ser igual. Los Juegos de Japón suponen el adiós de una leyenda como Javier Gómez Noya. El quíntuple campeón del mundo de triatlón tuvo una despedida muy alejada de lo que podía soñar, con un vigésimo quinto puesto, su peor clasificación olímpica, tras una carrera en la que no se sintió cómodo en ningún momento. El subcampeón olímpico en Londres 2012, después estirar hasta Tokio, ya no estará en Francia. Su próximo objetivo se centra en la larga distancia, en la que a partir de ahora intentará abrir una nueva era alejado del programa olímpico.

Tokio también acogió, muy probablemente, el último baile de Támara Echegoyen, oro en Londres 2012. La ourensana empieza a esbozar su despedida de la vela olímpica tras cosechar sendos cuartos puestos en el 49er FX de Río y de Tokio, siempre instalada en la elite. La vela oceánica es uno de los proyectos que más atraen a la primera regatista española que completó la Vuelta al Mundo a vela.

DE LEYENDA A LEYENDA. Sí se espera en París a la deportista más veterana de la delegación gallega en Tokio. Teresa Portela consiguió su primera medalla a los 39 años, como pionera en sus sextos Juegos Olímpicos, número de participaciones jamás alcanzado por ninguna otra deportista española. Las dudas que pudo haber después de Londres, con la amargura por el cuarto puesto, han desaparecido por completo, y aunque la palista canguesa, galardonada en los Premios Gallegos del Año 2016, es de marcarse retos año a año se ve competitiva para seguir luchando y defender su presea de plata.

Los subcampeones del K4 500 junto a Craviotto y Cooper Walz, Rodrigo Germade y Carlos Arévalo (este también quinto en K1 200), están llamados a afrontar otro ciclo olímpico. Les espera, de nuevo, una dura criba para hacerse con otra plaza olímpica, dentro de un equipo español donde los billetes se venden a precio de artículo de lujo.

Con ganas de más se ha quedado Antía Jácome, quinto puesto y diploma en el debut de la canoa femenina. En París intentará cumplir el plan inicial, junto a Antía Otero en C2 500.

Los próximos serán los Juegos de Ana Peleteiro. Su bronce en Tokio llegó incluso antes de tiempo, en su debut olímpico. Después de batir el récord de España en dos ocasiones durante la final (14.87) la barrera de los 15 metros ya es más un objetivo que un sueño. Si a Japón no llegaba entre las favoritas, en Francia se plantará como candidata a seguir escalando en el podio.

Y, ¿qué esperar de Adrián Ben? El atleta vivariense se supera año a año. No se arrugó en su estreno, convirtiéndose en el primer ochocentista español en una final olímpica en la que rozó las medallas. Después del sexto puesto en el Mundial de Doha y el quinto en Tokio si continúa su progresión su crecimiento solo puede llevarlo a un destino: un podio internacional.

Por conseguir plaza en París y repetir experiencia olímpica también luchará Belén Toimil. No superó la calificación en Japón, donde estuvo por debajo de sus marcas. Por delante tiene tres años para perfeccionar la técnica giratoria. En París 2024 ya no será una novata.

CAMBIO OBLIGADO. La vela vivirá un adiós, el del vigués Nico Rodríguez y el barcelonés Jordi Xammar en 470. La clase pasa a ser mixta en París, y el gallego y el catalán deberán emprender nuevos caminos o reciclarse en 49er, el único barco de equipo masculino. El bronce es el mejor epílogo a su increíble historia.

En balonmano, al portero cangués Rodrigo Corrales aún le quedan muchos años guardando la portería de los Hispanos, que intentarán defender el bronce conquistado en Tokio.

De los medallistas gallegos, el único que no llegará a París es Iván Villar. Su estreno se completó sin una oportunidad en la portería de la selección de fútbol, a la que ya no optará dentro de tres años al superar la edad permitida.

El paso del tiempo ayudará a Iago López Marra a valorar el cuarto puesto en 49er junto al cántabro Diego Botín. Verse fuera del podio tras llegar terceros a la medal race ha sido un golpe duro que, por el momento, aún no consigue aliviar el diploma con el que vuelven a casa. El podio de París los espera.

Raquel Carrera debe ser una pieza importante en la selección de baloncesto para intentar mejorar el sexto puesto de Tokio. Ya no estará, previsiblemente, Tamara Abalde, pero sí su hermano Alberto, que debe dar un paso adelante en el equipo masculino.

En quien hay muchas esperanzas depositadas es en Caetano Horta. El remero noiés fue capaz de alcanzar un diploma olímpico después de solo cuatro meses con el catalán Manel Balastegui. Con tres años por delante las medallas son la nueva meta.

Con el objetivo del podio se volverá a presentar el boxeador coruñés Enmanuel Reyes Pla, diploma en Tokio.

De vacío regresan la jugadora de balonmano Alicia Fernández, la skater Julia Benedetti y el arquero Dani Castro. Sin premio pero con experiencia para buscar una nueva oportunidad.