Una bendita locura de 100 kilómetros
El reto era completar cien kilómetros en menos de 24 horas pero parece cosa de ciencia ficción que haya personas capaces de hacer esos cien mil metros, buena parte de ellos durante la noche, en diez horas, dieciocho minutos y tres décimas. Era el tiempo que marcaba el cronómetro oficial de la prueba, en la entrada del Pabellón polideportivo de Lousame cuando Carlos Lorenzo Blanco, un deportista de Porto do Son, completaba la hazaña pulverizando la mejor marca de las seis ediciones anteriores. Nunca antes se había bajado de las doce horas y al bueno de Carlos le habrán dado muchos ánimos los bocadillos de nocilla que le prometía su hija pequeña cuando llegara a la meta.
Cierto que no se pueden comparar ya que cada uno de las pruebas disputadas por los concellos del Barbanza son distintas pero la hazaña es todavía mayor ya que el itinerario de este año, diseñado por el director técnico de los International Trekkers Barbanza-Sar, Xavier Boullón, era el más exigente como lo atestiguan esos tres mil metros de subida acumulada.
Ahí hubo coincidencia entre todos los participantes que ya habían estado en alguna de las ediciones anteriores: era la prueba más dura aunque muchos recordaban la última celebrada, la del 2019 antes de la pandemia, cuando una tormenta de lluvia, niebla y fría se desató durante la madrugada, cuando los andaregos circulaban por los montes de la serra da Barbanza, provocando una situación complicada y dura.
Aunque no se trata de una prueba competitiva si que se cronometras y, de esta forma, pudimos saber que Elena Domínguez y Paula Fernández, que llegaron formando parte de un pequeño grupo pasadas las tres de la madrugada, fueron las dos mujeres que menos tiempo invirtieron en completar los 100 kilómetros: 16 horas y 30 minutos marcaba el cronómetro.
A lo largo del trayecto los runners y andaregos tuvieron que pasar por el monte Muralla, el punto más alto pero no el más complicado ya que se trata de una subida constante; Os Castelos de Vitres, un pasaje complicado al hacerse cuando ya en plena madrugada y alcanzar el pico de A Curota, antes también de que asomara el sol. Lo que no se esperaban los deportistas eran unos trece kilómetros finales con una empinada cuesta hasta completar el circuito circular en el punto de salida en Lousame. Se cerraba así el reto de las siete ediciones en otros tatos concellos de esta comarca que ofrece a todo el mundo unos paisajes espectaculares.
A destacar la nutrida presencia de deportistas catalanes y vascos, más de treinta entre ambas comunidades y la buena forma forma de los atletas. Hubo un porcentaje relativamente bajo de abandonos habida cuenta de que la edad media de todos los inscritos era de 52 años con veinticuatro que ya superaban la edad de jubilación de 65 anos. El grupo etario más numeroso era el de 51 años con doce participantes mientras que el mayor que se presentó en la línea de salida tiene 81 y el más joven solo 22. En resumen, un éxito en esta nueva etapa con Fran Alcalde como presidente de los Itrekkers, que ya se fijó el objetivo de superarlo en la prueba del próximo año con salida y llegada en Boiro.