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Benarés entre la vida y la muerte

Benarés -o Varanasi, su nombre oficial en hindi-, está situada en el estado de Uttar Pradesh, al norte de India . Bañada por el río Ganges, es la ciudad sagrada y santa del país por excelencia, el lugar al que todo hinduista debe acudir al menos una vez en la vida. Aquí conviven de forma natural la vida y la muerte y la atmósfera que se crea va más allá de cualquier explicación que intentemos darle

Nacer en la India no es exactamente «comenzar a vivir» sino más bien retornar a ocupar un lugar, reencarnar en un cuerpo disponible para «realizar un recorrido» una de las tantas venidas a la tierra que cada ser humano deberá de atravesar. En el Ganges uno de los centros de peregrinación más importantes de la India, vamos a encontrarnos con la muerte... Cuentan que cuando Alejandro de Macedonia llevó a sus ejércitos por todo el mundo, se le habló de ciertos hombres sabios, cuya sabiduría era famosa en toda la India. –Traédmelos- ordenó a uno de sus oficiales.

El mensajero encontró a los hombres sabios sentados en una roca. Desnudos con las piernas cruzadas, ignorantes del calor, las moscas y de su propia hambre.

-Venid, Alejandro os quiere ver, -ordenó el oficial.

-¿Por qué hemos de ir? –contesto el portavoz de los ascetas.

-Porque Alejandro Hijo de Zeus, lo ordena.

-Alejandro no es más Hijo de Zeus que yo. Ya que Zeus es Dios y los hombres son hijos de Dios, nosotros, como hombres, somos hijos de Zeus.

-Si venís, Alejandro no os hará daño. Os dará regalos.

-¿Qué puede dar vuestro Alejandro a hombres sabios? Todo lo que posee son riquezas terrenas y la verdadera sabiduría está más allá de las cosas terrenas.

Exasperado el oficial dijo:

¡Si no venís enseguida, Alejandro os dará muerte!

Con una sonrisa el hombre sabio contesto:

-Entonces, le daré las gracias por libertar mi alma de su cárcel de carne.

Cuando regresó el oficial, contó todo esto al desasosegado conquistador. Alejandro comentó -¡que país es esté! Y se volvió con tristeza para preparar la partida.

BENARES. Sus finos brocados de seda y oro, sus artículos de bronce y sus inciensos hacen de Benarés una ciudad muy conocida. En el hinduismo, de las tres ciudades consideradas como santas, Benarés, tradicionalmente conocida como Kashi, es la que ocupa el puesto más importante. Kashi es el nombre típico de la ciudad y significa «la que brilla». Un lugar que desde tiempos remotos, ha sido el centro de peregrinaje y enseñanza espiritual. No es casualidad que Buda el «despierto» eligiera dar su primer sermón en Sarnath, a las afueras de la ciudad, allá por el siglo V. a de C. Benarés simboliza y encarna toda una civilización. Situada en una planicie al pie del Himalaya, en el estado de Uttar Pradesh, a 80 metros de altura sobre el nivel del mar y a 600 km. de la desembocadura del Ganges en Calcuta, ocupa un área de 70 km. cuadrados y cuenta con un millón de habitantes.

«Anandavana» o bosque de la felicidad es otro de sus nombres. Desde entonces, se reconoce como lugar destacado de enseñanza espiritual y como polo de atracción para santos, eruditos y estudiantes. Como consecuencia de ello, los Brahamanes, casta dedicada tradicionalmente al saber y a la enseñanza, constituyen aún hoy un porcentaje más elevado de la población que en otros lugares del país. Mirando al sol naciente, allí está Benarés, vuelta hacia la madre Ganga (los ríos son femeninos en la India) que vivifica y da su razón de ser a la urbe. Aquí y allá, unos sadhús renunciantes vestidos con hábitos naranjas, con la cabeza afeitada o largas barbas y melenas recogidas en un moño, pasean tranquilamente o meditan y se inclinan ante el dios Shiva.

En dos gahats, Harisanhandra y Manikarnika, están situados los crematorios que funcionan día y noche. Benarés está considerado el lugar más auspicioso para morir. Esta es la razón por la cual ancianos de todas las partes del país vienen a pasar sus últimos días aquí, con la esperanza de alcanzar el cielo o liberarse del ciclo de las reencarnaciones. El Smashana o campo de cremaciones, lugar sumamente impuro en cualquier lugar de la India, es aquí un sitio puro situado a la vera del río sagrado y a la vista de todos. La muerte esta muy presente en Benarés. Hay cristianos, budistas, Jainitas, seguidores de Mahavira e incluso animistas. El Ganges es el más sagrado de los ríos. Todos los hindúes tratan de ir a Benarés una vez en la vida. Los mendigos vienen a recibir limosna de los creyentes, que buscan la bondad de los dioses por medio de la caridad.

RELIGIONES. Las dos religiones principales de la India son el hinduismo y el islamismo. La fe mahometana fue traída a la India por los árabes en los siglos posteriores al 800 d. C. Cuando hablamos de hindúes nos estamos refiriendo a los seguidores del hinduismo. Precedió e inspiro las religiones de Egipto, Persia, Judea, Grecia, y hasta los sistemas filosóficos de Kapila y Vyasa, fue la inspiración de Sócrates, de Platón, Parménides, y de otros muchos genios helenos.

Sin embargo, esta ancestral India, esta India cuna de las enseñanzas de los brahmanes, ha visto muchas veces a sus hijos hambrientos, miserables. Pero ni el flagelo de la miseria, ni el rugido del horror de la metralla ha podido ni podrá jamás olvidarse de ese eco de las palabras de la sabiduría que brotan de sus Vedas, de sus Upanishads, de su Bhagavad –Gita. El hinduismo es una de las religiones más importantes del mundo, con más de trescientos millones de seguidores.

Brahma, Shiva, y Vishnú son las tres divinidades fundamentales del hinduismo. A Brahma el creador no se le venera de hecho como un dios personal y en toda la India sólo hay un templo dedicado a él. Shiva es el gran asceta que ha superado el deseo, y por eso se le suele representar cubierto de cenizas y rondando las piras funerarias. Pero al mismo tiempo está animado por un poderoso erotismo. Suele ser venerado en forma de limgan, es decir, un falo de piedra. Representa la unidad fundamental de la existencia, en la que coinciden todas las fuerzas. Es creador y destructor. Como señor de la danza, baila los ritmos temibles de la génesis y la aniquilación, pero a la vez que trae la muerte, vence también la destrucción y el mal, y por eso se le invoca para sanar a los enfermos.

Vishnú es el más venerado de todos los dioses hindúes. Esta presente en todas partes. Sus reencarnaciones más famosas fueron los héroes épicos de Krishna y Rama. Se le representa con cuatro brazos. En sus manos lleva los signos característicos de la rueda (los poderes de la destrucción y de la creación)

En todas sus reencarnaciones, Vishnú tiene como esposa a Laksmi que vaga de casa en casa buscando un lugar en donde pasar la noche y bendiciendo con el don de la prosperidad a todos los hogares que encuentra bien iluminados. Vishnú en su encarnación como la divinidad Krishna es la más amada entre todos los dioses hindúes. Para sus fieles encarna, la belleza, la alegría y el amor divinos. Ese carácter juguetón que destila su joven imagen atrae a los devotos a la unión con el Dios supremo.

El pan es conocido en la India con el nombre de chapati o parata. Es un pan ácimo, de forma plana, que habitualmente se corta en pedazos con los que se ayudan, haciendo el papel de nuestros cubiertos occidentales. Los chiles y el currí queman las gargantas occidentales, pero el te, los plátanos y el delicioso budín frío llamado kir le atemperan la boca después.

Pochama, la extraña diosa que produce las viruelas, es poco mencionada en los trabajos sobre el hinduismo, pero se le rinde amplio culto en la India. “Debemos rendir cuenta de nuestras acciones ante Dios. Podemos engañar a nuestras familias, a nuestra aldea, a nuestra casta, pero nunca podremos engañar a Dios” es quizá el proverbio más conocido y respetado de la India. Todos los hindúes creen que los hombres tienen alma y que ella es su verdadero yo. Esta alma existió antes de esta vida y existirá después. El alma nunca muere pero experimenta desgracias y triunfos ya que es parte de un ciclo casi infinito. Con frecuencia se representa este ciclo como una gran rueda, girando continuamente, y dentro de la cual las almas van de vida en vida. “Nacer es una muerte cierta, para los muertos, cierto es el nacimiento” Los hindúes consideran el karma como algo de lo que se puede escapar. Los sabios hindúes dicen: «Los dioses no son sino formas distintas del mismo Dios»

«Dejar la vida es el regalo más ansiado de estos fieles aplastados por el peso de la existencia –escribe el periodista Ignacio Carrión- dicen de él (se refiere al Ganges) que sus aguas manaron cuando una diosa sacudió sus cabellos sobre las miserias de la India. El río sagrado, con más de mil nombres, serpentea a lo largo de 2.500 kilómetros y los hindúes acuden a sus orillas a purificarse a morir»

Ganga Ma, Madre Ganges, cualquier cosa que ya se realice dentro de sus cercanías será santo y loable. Por ejemplo, se promete que eyacular gozosamente a un centenar de metros borra los pecados cometidos en vidas anteriores. La larga letanía de alabanzas al Ganges incluye 100 invocaciones: Bhitihrt (redentor del miedo), Daridry hahantri (destructor de la pobreza), Shugosa (río melodioso), Ksira- suthra (blanco como la leche) Y aunque no sean cristalinas más que en los Himalayas, sus aguas se mantienen milagrosamente a salvo de la putrefacción hasta su desembocadura.

Nos hacemos preguntas: ¿qué importan los males del cuerpo cuando el alma se ve saturada de bondades? «Mire aquí y verá la huella del pie de Vishnú. Aquí no se podría beber alcohol, ni comer carne, ni probar huevos, ni aún menos divertirnos por las noches, pues en la ciudad santa antiguamente llamada Gangadwara (puerta del Ganges) se dan cita miles de hindúes impacientes por morir»

En Rishiskesh, pequeña ciudad al norte de Hardwar con un centenar de Templos y lugares de meditación, vendían productos para sanar el cuerpo y productos para sanar el alma. Podría hablarse de un complejo curativo-físico-espiritual, donde al lado del Maharishi Mahesh (el mismo que se ocupo de orientar a los Beatles) funciona el centro de Swami Sivananda, santo y sabio hindú creador de la Divinia Sociedad de la Vida, así como otros famosos yoguis y farmacéuticos de la escuela ayurvédica donde se combinan las hierbas y las raíces de los Himalayas con las aguas verdosas del alto Ganges. Aquí se recomendaba a los peregrinos que extremasen el trato respetuoso con los santones. Cuenta la leyenda que un hermano del dios Rama fue condenado a permanecer durante cien años meditando con un pie en el aire y otro sobre las aguas del Ganges por haber dado muerte a su gurú.

¿GANESHA, QUIEN ES GANESHA? Ganesha trae la buena fortuna, ayuda a resolver los problemas y solucionar los obstáculos. Nos sentamos acurrucados al calor de una buena hoguera, es de esta forma como se deben de escuchar estas historias, para unos forman parte de la leyenda y para otros forman parte de una realidad. Un día el dios Shiva se marchó a meditar a los Himalayas y dejó a su esposa Parvati en casa. En su ausencia, ésta dio a luz un hijo, a quien pronto encomendó vigilar la puerta de la casa mientras ella tomaba un baño. El hijo no debía de permitir entrar a nadie bajo ningún pretexto. Transcurrido el tiempo se presento Shiva, que había regresado de meditar. El hijo obediente a la orden de su madre, no le permitió entrar aunque su padre se identificó. El dios Shiva, el esposo de aquella mujer. Cuando Shiva se hartó de esperar en la puerta, echó mano de su espada y decapito al vigilante, sin saber que era su hijo. Dentro, su esposa le reveló la verdad entre sollozos y, entonces el dios enfurecido ordenó que le trajeran una cabeza adecuada para su hijo, y fue cuando le trajeron la primera que encontraron que era la de un elefante.

Así que Shiva se la puso al muchacho y le infundió vida. Entonces Ganesha agito la trompa en señal de alegría desde entonces comenzó a ocuparse de la suerte y de la prosperidad de los seres humanos. Simbólicamente, su cuerpo rollizo encierra el universo entero, utiliza la trompa para apartar obstáculos y sus cuatro brazos representan las categorías en que puede dividirse el mundo (esto es, las cuatro castas)

Al otro lado del río, en Ramnagar (la ciudad de Rama), se alza el palacio del ex-Maharajá de Benarés, protegido por un fuerte de pretensiones impresionantes. La vista de Benarés, al otro margen del río era magnifica. Dicen que si uno muere aquí, entre la fortaleza y la ciudad de Benarés, la reencarnación que el destino ha previsto es nefasta: nacerá asno. Y esa, la vida del borrico, es una vida de insoportable sufrimiento.

En el mes de junio cuando llegan los monzones se prolongan las lluvias durante tres meses. La gran llanura que se extiende al norte de la India, próxima al río Ganges, quedará inundada. El hombre a aprendido a adaptar su experiencia a la tragedia. 200 millones de seres viven a las orillas del río sagrado, que discurre a las zonas más profundas por un valle de gran belleza, cuya andadura llega a ser de 70 kilómetros. El grano se siembra en noviembre, y se cosecha antes de la llegada de los monzones. Más tarde se planta el arroz y la caña de azúcar, resistentes al agua.

Este río milenario ve la luz en una gruta helada de los Himalayas. Los hindúes creen que Ganga, hija del rey Himavat y de la ninfa Mena, fue persuadida en esta gruta por un descendiente del rey Sagar para que bajará a la tierra a redimir las almas de 60.000 hijos del rey, reducidos a un montón de cenizas por obra de un santón al que habían despreciado. Existe cierta disputa entre los hindúes seguidores de Shiva y de Vishnú en torno a qué dios fue el que asistió al parto de Ganga. Según los primeros, la diosa Shiva permitió que Ganga naciera de sus propios cabellos humedecidos en la gruta. Según los seguidores de Vishnú, el río procede del dedo gordo del pie izquierdo de esta divinidad.

02 oct 2022 / 01:00
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