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Andreu Martín / Escritor

“La expresión preferida de un psicópata es: ¡que se joda!”

Hannibal Lecter, El Joker, Cara de cuero... psicópatas de cine que muchos conocemos, pero ¿sabemos realmente qué es un psicópata? Egoista, irresponsable, con una cruel despreocupación por los sentimientos de los demás, falta de empatía... son algunos de los rasgos que dibujan su perfil. Quizá hay muchos más psicópatas de los que pensamos, ¿vivimos en una sociedad psicopática?

¿Qué son los psicópatas? Si nos planteamos esta pregunta y pretendemos dibujar su perfil, seguramente se nos vengan a la cabeza ejemplos del cine, la televisión o de algún libro que hayamos leído, pero nada como un psicópata real.

Por esta razón, hemos conversado con Andreu Martín, uno de los mejores escritores de novela negra de España. Licenciado en psicología, este narrador asegura: “No dibujo a mis personajes conforme a los libros para que no me queden mecánicos, me gusta que mis protagonistas sean poliédricos, incluso contradictorios con la ciencia”.

“Un psicópata es una persona que padece una enfermedad mental, y en concreto un trastorno antisocial de la personalidad”, asegura Miguel Gutiérrez, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría.

Si atendemos a esta apreciación literaria y a la definición del psiquiatra, entonces... ¡un momento! Si todos los psicópatas que recuerdo -ahora me vienen a la cabeza Hannibal o El Joker- matan sin piedad... Quizá lo que ocurre es que muchos estamos equivocados en el concepto de lo que es un verdadero psicópata.

No es necesario matar para ser considerado un psicópata. El psiquiatra Miguel Gutiérrez afirma que “psicópata no equivale a asesino, hay muchas personas psicópatas que no han asesinado nunca, pero dentro del mundo de los asesinos la mayoría sí que son psicópatas”, afirma.

Andreu Martín comparte la idea del psiquiatra y asegura que “los psicópatas son muy inteligentes y no suelen matar porque si lo hacen se buscan un problema. Al tratarse de una enfermedad mental hay momentos en los que se desequilibran y pueden hacer daño a otras personas, pero no tienen por qué matar”.

Tanto Miguel Gutiérrez como el novelista Andreu Martín coinciden en identificar una serie de características que definen a un psicópata:

• Una persona con una cruel despreocupación por los sentimientos de los demás. Desprecia profundamente a quien expresa sentimientos humanitarios.

• Falta de empatía con los demás: son incapaces de sentir o experimentar las emociones ajenas, lo que los demás sienten o perciben. Son personas egoístas y egocéntricas.

• Tienen actitudes irresponsables y rechazan las normas: no admiten reglas ni obligaciones sociales, lo que les lleva a tener una incapacidad para mantener relaciones sociales duraderas.

• Tienen una baja capacidad de frustración.

• Son personas muy impulsivas y suelen tener descargas agresivas, lo que no significa que sean comportamientos mantenidos.

• No tienen sentimientos de culpa, hagan lo que hagan.

• No aprenden de su propia experiencia, ni siquiera aprenden del castigo, por lo que nunca asumen sus propias responsabilidades y atribuyen todas las culpas a los demás.

En palabras del escritor catalán, “la expresión preferida de un psicópata es: ¡que se joda!”. Nos cuenta que si, por ejemplo, alguien hace una fiesta en casa pero sólo hay sitio para seis personas y debería invitar a dos más, el psicópata no se preocuparía lo más mínimo de quién no pudiese venir: ¡qué se joda!, diría.

Estos rasgos pueden ser leves, moderados o graves. “Una persona con una psicopatía leve puede ser ingeniero, profesor... con vidas más o menos ajustadas. Pero la norma del psicópata es que estas características estén bien definidas, por lo que son personas muy complejas y con cierta peligrosidad social, explica Miguel Gutiérrez, también catedrático de psiquiatría de la Universidad del País Vasco. Rasgos bastante comunes en mucha gente, en algunos casos demasiado cercana a nosotros o... incluso uno mismo.

“Yo nací en una sociedad paranoide en la que la competitividad nos angustiaba mucho y hemos evolucionado a una sociedad regida por las reglas psicopáticas. Aquel sufrir por ser el primero se ha convertido en ser el primero caiga quien caiga y mediante cualquier método. Esto es psicopatía”, asegura Martín.

Además nos acerca, y tan cerca, ejemplos de banqueros, políticos... “que no tienen el mínimo escrúpulo con el dinero y las propiedades de las personas. Toman determinaciones sin pestañear, simplemente porque piensan que la vida es así y no queda más remedio”.

Un mundo competitivo, exhibicionista que, según el psiquiatra Gutiérrez, “lleva a la gente a tener un comportamiento psicopático en el sentido de que no les importa nada más. Personas que roban millones de euros y a pesar de que saben que en su país hay tantos parados, le da igual, cumplen criterios de psicopatía, antisocial y despreocupación”.

¿Quién no ha visto a su alrededor, o incluso en uno mismo, comportamientos egoistas, egocéntricos, narcisistas y carentes de responsabilidad? Si tiene estos rasgos ya cumple con el 50 % de las características que hemos nombrado de un psicópata. Gente con corbata, traje, maletín o vaqueros y polo... que esconden una personalidad cuanto menos difícil.

Viendo que se trata de un “problema” que afecta a más gente de la que hasta ahora pensábamos, nos planteamos otra cuestión, ¿se puede curar la psicopatía?

El psiquiatra Miguel Gutiérres afirma que “es un asunto muy problemático porque estas personas no son conscientes de estar enfermos ni de padecer nada, por tanto los tratamientos que hacen suelen ser forzados por circunstancias, casi siempre de tipo legal”.

Las nuevas tecnologías: fuente de psicopatía. “La comunicación se está perdiendo”, ¿cuántas veces hemos escuchado esta frase? Y es verdad, el móvil, los ordenadores, la televisión, los vídeo juegos han llegado y lo han hecho para quedarse, y con ellos se ha marchado buena parte del sentido de la comunicación.

Y en esta sociedad psicopática de la que hablamos tiene mucho que ver las nuevas formas de comunicación que estamos desarrollando. Andreu Martín nos ayuda a entenderlo con un ejemplo muy cercano: “cuando yo era joven y quería ligar con una chica, me daba vergüenza acercarme a ella y entablar conversación porque me ponía colorado, no sabía dónde mirar y la reacción de la otra persona me asustaba. Hablar por teléfono era mucho más sencillo porque no le veías los ojos y ella no sabía si te sonrojabas o tu labio temblaba”.

Incluso hablando por teléfono, a pesar de que no ves a la otra persona, puedes detectar el nerviosismo en el tono de voz, el tartamudeo de la primera vez o el silencio que llega porque no sabes qué decir.

Sin embargo, ahora vuelan las opciones: whatsapp en el móvil, facebook en todas partes o el inmediato twitter. Ya no hay rubor, vergüenza, miradas, ni siquiera silencio porque siempre tienes la excusa de decir: perdón, no lo había leído.

Estas nuevas tecnologías potencian que todo el mundo diga lo que le da la gana cuando le da la gana y como le de la gana, no importa la reacción de la otra persona. “Esto es totalmente psicopático: un psicópata hace lo que quiere porque le da exactamente igual la reacción del otro”, expone Martín, como si se tratara de una de sus novelas.

Un psicópata, ¿nace o se hace? “Es una respuesta que aún no he encontrado en todos los libros que he leído. Teniendo en cuenta todas las variantes que se juegan desde que un niño es concebido, es muy difícil decir si un psicópata nace así o es consecuencia del exterior”, responde el novelista

Y volvemos a nuestra percepción, bastante equivocada, para muchos, de lo que es un psicópata: “La peor matanza en un colegio de Estados Unidos deja 26 muertos”. Sentados en nuestro sofá nos sobrecogemos al escuchar este titular en un informativo, al abrir una página de noticias en Internet o al ojear un tradicional periódico impreso: ¡Un psicópata!.., pensamos.

“Estas personas que matan masivamente no tienen por qué ser necesariamente psicópatas (padecer un trastorno psiquiátrico específico), pueden tener otros muchos trastornos o influir otras variables”, recalca el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría.

Hay que admitir también que hay personas malas, sin más, que no tienen una enfermedad psiquiátrica. ¿Y qué es entonces una persona mala? “La maldad es una distorsión humana, no una enfermedad mental”, asegura el doctor Gutiérrez. Un psicópata suele ser una mala persona; no se preocupa por los sentimientos de los demás, anteponen sus necesidades a las de cualquiera, son agresivos en muchas ocasiones... y eso se entiende como maldad. Pero hay personas que no cumplen las características de un psicópata y simplemente son malas.

Coge tus palomitas. Psicópatas de cine

En la televisión, el cine y la literatura todo es más espectacular, y por ello los personajes que vemos o leemos se recrean pensando en ese espectáculo. De ahí que la imagen que tenemos de los psicópatas sea tan general: todo aquel con un trastorno mental o ese que asesina y mata sin parar. Pero con la ayuda de Andreu Martín vamos a diseccionar algunos de los clásicos del cine, hasta ahora clásicos psicópatas.

Hannibal Lecter (‘El silencio de los corderos’). Tiene clase y es muy inteligente. Es psicólogo y seduce por su elegancia, sabiduría y cortesía, lo que hace casi olvidar sus atroces actos. Cree que la bondad no sirve de nada y decide alejarse de toda conducta moralmente correcta. Hannibal no mata por matar, solo acaba con aquellos “pobres” que se cruzan por su camino (he aquí uno de los rasgos de los psicópatas, ante todo está uno mismo y si hay que elegir entre tú o yo, está claro que acabo contigo).

Bosco (’Tesis’). Mientras Ángela realiza su tesis de fin de carrera sobre la violencia audiovisual descubre que en su universidad se están llevando a cabo “snuff-movies”, y Bosco tiene mucho que ver en todo esto. Él mismo realiza estas grabaciones de asesinatos y torturas, con ayuda simplemente de una cámara colocada en un trípode. Un hombre joven, atractivo y listo.

“Una persona moralmente mala con una gran perversión. Podríamos decir que es un psicópata sádico: una persona cuya escala de valores no funciona y está totalmente trastocado. Responsable de sus actos.

Cara de cuero (‘La matanza de Texas’). Un personaje basado en Ed Gein, uno de los peores asesinos en serie de Estados Unidos. Un hombre con aspecto débil y tímido de pelo rubio y ojos claros que escondía un horrible asesino. Un psicópata que convirtió su granja en un sangriento museo de cadáveres, algunos de ellos de su actividad de profanar tumbas. Restos humanos en cajas, cuerpos colgados, y máscaras hechas con piel humana.

Norman Bates (‘Psicosis’). Norman es una persona con doble personalidad: por un lado es él y por otro alberga la personalidad de su madre, a la que había asesinado cuando era un niño. Cuando Norman Bates se convierte en ella, se desprende entonces el asesino... Tan conocida la escena de la ducha, el cuchillo, el sonido escalofriante...Un hombre educado que dirige un motel de carretera pero que cuando se transforma en su madre se vuelve un ser posesivo, controlador y destructivo. La doble personalidad es la razón por la que Norman Bates “no es un psicópata, probablemente es un psicótico. Justamente la película se titula Psicosis. Hay una alteración del juicio de la realidad, por lo que no es responsable de sus actos”.

El Joker (‘El caballero oscuro’). Un payaso psicópata y esquizofrénico que carece de empatía. Disfruta sembrando el pánico y cree que al matar se ve la verdadera naturaleza de las personas. Lo único que persigue es el mal por el mal y necesita a Batman para poder ser él. Su sello más característico es esa sonrisa de mejilla a mejilla que se dibuja con el rojo de la sangre. Sufre una locura bien dirigida por él mismo y es consciente de todo lo que hace. Para muchos simplemente es un bromista genial y excéntrico, es retorcido y tiene un sadismo humorístico. Un psicópata inteligente, retorcido, con sentido del humor, perverso y sádico.

Ted Bundy (‘Ted Bundy’). Personaje que existió de verdad. Un tipo atractivo y muy listo que seducía a las mujeres para luego violarlas. Durante los años setenta mató a más de treinta mujeres en varios estados norteamericanos. Su mayor placer era violar a las mujeres cuando se estaban muriendo o justo al morirse. Le ejecutaron y después recibió cartas de chicas mostrando su admiración por él.

Alex de Large (‘La naranja mecánica’). Él y su grupo de amigos se visten con pantalones, camisa y tirantes blancos. Una chistera negra y un ojo con pestañas demasiado largas completan el escalofriante atuendo con el que aparecen en casas o calles sembrando el pánico. La violencia gratuita es su mayor diversión y sus víctimas, las escogen al azar. Después de llevar el sufrimiento a quienes nada le han hecho, Alex de Large se encierra en su habitación para escuchar sin tope de volumen a Ludwing van Beethoven. La policía le detiene y se somete a un plan de regeneración de criminales promovido por el gobierno.

Precisamente este tema de la reinserción es utilizado por Andreu Martín en una de sus novelas negras, Bellísimas personas; una historia real sobre un psicópata...real.

“Los protagonistas de La naranja mecánica son psicópatas perversos que violan y hacen daño. Siguen un comportamiento psicopático grupal. Personas malas que son responsables de sus actos en la medida de que no tienen ninguna afectación del juicio de la razón”, dice.

Emilio Barrero (’La vida de nadie’). Inspirada en la vida del psicópata francés Jean-Claude Romand. Fingió tener un cáncer para dar lástima a su pareja, se casó con ella y tuvo dos hijos. Se inventó que trabajaba en la Organización Mundial de la Salud y aparentaba tener viajes a congresos (su familia le dejaba en el aeropuerto y alquilaba una habitación en un hotel cercano, al final de su estancia “inventada” compraba regalos en el aeropuerto para simular). Durante 18 años siguió esta mentira y a la vez estafaba económicamente a sus allegados. Pero todo cayó por su propio peso, y cuando sintió que todos le podrían descubrir, mató a su esposa, sus hijos y sus propios padres.

Pero así no termina la película española dirigida por Eduard Cortés, que lo suaviza con un suicidio. Algo que no suele suceder en los psicópatas, ya que “son tan egocéntricos y se quieren tanto que no se suelen suicidar. Los suicidas son personas muy deprimidas y el psicópata no está deprimido. A veces hacen tentativas de suicidios pero solo por llamar la atención”.

La película francesa L´adversaire basada también en Jean-Claude Romand, sí que cierra la historia con el asesinato de su familia, algo que según Andreu Martín “el verdadero psicópata lo haría, y de hecho, lo hizo”.

¿Y por qué todos los personajes de los que hemos hablado son hombres? Es un reflejo de la realidad, como siempre generalizada, pero “hay muchos más hombres psicópatas que mujeres”, concluye. Sin duda en nuestra mente siempre seguirán estando estos personajes que nos han ayudado a formar nuestro concepto de psicópata. Pero quizá ahora no veamos tan lejos esta figura, porque es muy probable que cerca de nosotros haya más psicópatas de los que parece. Hombres o mujeres encamisados, o con una sudadera de hacer deporte, guapos o feos, serios o risueños, más ellos que ellas. Egocéntricos, con una cruel despreocupación por los demás, irresponsables y sin reglas que seguir, impulsivos y con descargas agresivas, sin sentimientos de culpa y pase lo que pase... no escarmientan.

20 jun 2021 / 01:00
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