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La ley de la barra

seguro que usted se ha encontrado muchas veces en su vida con el típico listillo que a la hora de pagar encuentra una disculpa para no hacerlo, o simplemente se hace el despistado. Pagar la “ronda” o, mejor dicho, evitar pagarla es un momento clave en las relaciones sociales de las que se aprovechan los bien llamados “gorrones”, advenedizos o “caraduras”. Las disculpas que suelen aducir son de diversos tipos y curiosamente son las mismas en distintos lugares y situaciones. Las más frecuentes pasan por decir “tengo que irme” mientras los demás toman su consumición, “me están llamando” y coge el móvil en el momento clave, y otras como tardar en sacar la cartera, alegar que la perdió, o incluso con cara de pena dicen que no le funcionó el “cajero”. En fin, disculpas de aprovechados y situaciones que se repiten.

Situémonos en una de ellas, en la barra del bar que es probablemente la más frecuente y en la que se detecta más fácilmente “al de siempre”. Observamos, y todos lo sabemos, que invariablemente son los mismos y tienen la misma táctica: acostumbran a unirse al grupo en el que al menos tienen un conocido, y a la pregunta del camarero -‘¿Vd. que toma?’-, suelen responder: ‘¿Vosotros qué estáis tomando? Entonces, a mí un...’, y pide, sin cortarse nada, un vino de marca. En ese momento ya sabe que no va a pagar porque el gorrón conoce y domina la situación, ya hizo sus cálculos y además es un profesional especializado en escaque.

En fin, por si ellos no lo saben, su apelativo proviene del hecho de comer gratis colándose en comidas o banquetes, aparentando ser un invitado. Para ello, el truco consiste en quitarse la gorra y saludar al pasar por delante de los porteros. Como en gallego el gorrón es un pasador que se pone en el eje de la rueda para que no se salga del carro, cuando nos referimos al advenedizo, decimos: “Xa vén ese”.

En la actualidad, como suelen ser conocidos, es muy fácil detectarlos, pero difícil contenerlos. Ya la Real Academia Española de la Lengua dice que ‘es el que tiene por hábito comer, vivir, regalarse o divertirse a costa ajena’, modo de proceder que reduce considerablemente la posibilidad de rebatir esa conducta, porque al ser hábito está impregnado de tendencias instintivas.

Una forma de combatir esa insana costumbre puede ser la promulgación de una norma de marcado carácter social y de obligado cumplimiento, bajo el título de ‘Ley de la barra’ y que sin perjuicio de que el Parlamento de Galicia asuma la propuesta y la desarrolle, podría consagrar algunos principios esenciales de comportamiento en barras de bares y establecimientos semejantes.

Así, en un primer punto quedaría claro que, en la barra, estando en grupo, el primero que se retira deja pagado, lo que por un lado elimina al advenedizo del “tengo que marchar” y, por otro, se puede lograr el efecto social de mantener unido al grupo, ya que la tendencia será que todos aguantan hasta el final resaltándose la función social de la norma. También es importante que el siguiente artículo establezca que “el que pide marca, paga”, pues en otro caso, la adición del gorrón perjudicaría a los que todos los días toman lo mismo, a la misma hora y en los mismos lugares.

También cabe otro artículo que establezca “el que invita elige el lugar” para que el listillo no proponga sutilmente ir a tomar algo a locales a los que él no va porque “es muy caro” y la cuele (de estos hay más de los que se imaginan).

La parte antigorrones de la ‘Ley de la barra’ se podía completar con normas protectoras de las denominaciones de origen, de las marcas y otros derechos del productor, para darle un marcado carácter generalista. Así, no estaría mal un texto que estableciese que la bebida sea de calidad, con o sin fama, evitando vinos “de la casa” o productos de origen cuestionable. También cabe incluir otras “normas intrusas” como una dirigida a la educación vinculada a la utilización del móvil y otra para evitar discusiones inútiles relacionada con el Gobierno. Para los supuestos comentados, el texto articulado queda como sigue:

LEY DE LA BARRA.

Artículo 1.- En la barra, el primero que se retira deja pagado.

Artículo 2.- El que pide marca paga.

Artículo 3.- El que invita elige el lugar.

Artículo 4.- Siempre bebida de calidad, con o sin fama, nunca vino de la casa o sin Denominación de Origen.

Artículo 5.- En la mesa, el que atiende el teléfono paga el vino.

Artículo 6.- Para hablar del Gobierno deberá haber consenso, para hablar de otros temas bastará con suscitar interés.

Para acabar, hay una versión libre de la Ley de la barra, que se manifiesta con el “yo ya estaba aquí” a la hora de pagar, pero claro, el que paga decide si lo dice o no, en función de los antecedentes del que llega, si es un gorrón callará (este párrafo se lo dedico al fallecido Javier Rojo, profesor y exdecano de la Facultad de CCEE y Empresariales de la USC, por lo bien que sabía aplicarlo).

Seguro que todo lo relatado ustedlo conoce y comparte conmigo la necesidad de la implantación de la Ley de la barra.

27 sep 2020 / 00:10
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