Santiago
+15° C
Actualizado
martes, 23 abril 2024
16:11
h
ENTREVISTA
Ariadna Gil, actriz

“Las mujeres en todos los ámbitos creo que hemos sufrido violencia o acoso de algún tipo”

Tras la mirilla el color rojo acentúa su intensidad. Ariadna llega vestida de blanco, casi sin maquillar, esbozando una sonrisa algo forzada que no difumina cierto cansancio en su rostro. Mantiene todo el magnetismo que poseía cuando comenzó su carrera cinematográfica hace más de tres décadas. Quizás, en estos momentos, su mirada transmita paisajes diferentes a los de unos años en los que los guiones se amontonaban en su mesilla. Ahora, estrena un proyecto comprometido en el que interpreta a una terapeuta que trabaja con hombres maltratadores. Ya no estamos en los días de azúcar. Lejos quedan las películas con Trueba, Bigas Luna, Vicente Aranda o José Luis García Sánchez. La boutique abre la puerta...

Acaba de abordar uno de los papeles más importantes de su carrera, en donde supongo, sabe, que todos van a poner el foco...

Ha sido una oportunidad muy interesante ponerte en el papel de estas terapeutas, estas profesionales que tienen que tratar día a día con este tema desde diferentes circunstancias. Creo que ha sido una gran oportunidad para mí, sí.

¿Cómo afrontó el proyecto cuando llegó a sus manos?

Lo leí y me pareció, desde el principio, que estaba muy bien contado. Me tuvo en tensión hasta el final. Me sorprendió mucho como acaba y me hizo pensar en todos sentidos y tuve que ir hacia atrás para entender como había llegado hasta allí el personaje. Estaba, además, muy bien escrito, página a página. Las situaciones eran muy teatrales porque eran muy fieles a la obra de teatro original, con lo cual, para los actores era muy interesante ese trabajo... con las tiradas de texto tan largas... sin nada más que dos personas hablando.

La emoción contenida está muy presente a lo largo de todo el filme...

Efectivamente. Todo lo que les sucede a los personajes por dentro te lo muestran. Se va tirando de la cuerda y es emocionante ver como el personaje va mostrando dándose cuenta, diciendo, aceptando y responsabilizándose de lo que sucedió en un determinado momento.

Suponemos que se entregó a una labor de campo importante..

Tuve la ayuda de dos terapeutas, pero especialmente con una pude trabajar mucho. Se puso a mi disposición y me facilitó mucho material y documentación que creía que eran importantes para el desarrollo del personaje. Ella conocía el proyecto muy bien porque había trabajado con la autora. Después, estuve también con otra terapeuta que había tratado a hombres maltratadores. Eso fue fundamental porque en la película yo trato con un maltratador que viene con una condena judicial y que acude a la terapia para superar su problema.

Se percibe una buena química entre Alex García y usted. Quizá la clave podría estar, sobre todo, en como afrontan los tiempos...

Alex y yo nos conocemos mucho. Hicimos una obra de teatro juntos y siempre hemos trabajado con mucha armonía. Esa fue una de las cosas que más ilusión me hacía del proyecto porque tenía muchas ganas de reencontrarme con él y esto sí que era un mano a mano junto con Silvia, la otra actriz protagonista de la historia. Yo creo que los tres hemos tenido una gran compenetración y una conciencia de que no solamente era muy atractivo lo que teníamos que hacer, porque siempre, por otro lado, fuimos conscientes de la responsabilidad del proyecto y de que teníamos que mantener esas escenas vivas y con mucha dignidad.

Efectivamente, porque poco más hay en la película, en cuanto a papeles de entidad...

Hay poco a más en ese sentido y esto siempre da un poco de vértigo. Menos mal que había muy buena energía que hizo posible mostrar toda esa sutileza de relaciones que no son fáciles porque hasta la parte final no pasan grandes cosas y, sin embargo, creo que se consigue mantener la tensión. Es todo muy soterrado, pero existe.

Llama la atención que un director con muy poca experiencia coloque tan bien la cámara, pero ¿cómo se ha sentido con su dirección interpretativa?

Guillermo ha sido muy respetuoso con todo, empezando por el texto. Creo que la base ha sido exactamente igual que en la función de teatro, lo único que el cine te permite acercarte más a lo que quieres o no quieres enseñar. Me parece que ha sabido contar muy bien la historia y que el conjunto funciona.

La crítica a lo largo de su carrera ha dicho en ocasiones que usted era una actriz fría, pero en este proyecto usted ha sabido jugarlo a su favor...

Bueno, yo no creo que este personaje lo haya abordado con frialdad. De hecho, he intentado hacerlo con calidez, otra cosa es lo que haya podido transmitir. Yo creo que es un personaje que necesita, para hacer su trabajo, que esté cómodo el otro. Es necesario crear un espacio de confianza y de tranquilidad. He intentado escuchar al otro e intentar hacer las preguntas pertinentes para llegar a unas conclusiones. De verdad que he tratado de empatizar.

¿Qué fue lo más difícil del rodaje?

Para mí lo más difícil fue el final. Situarte en ese punto que era muy delicado. Después, saber escuchar de verdad no es nada fácil. Canalizar lo que el personaje ya sabe o intuye y que el otro no quiere ver es muy complicado. Este tipo de procesos son muy complejos para perfilarlos y mostrar un resultado.

¿Qué ha sido lo mejor de Guillermo a la hora de dirigir?

Creo que lo mejor fue dejarnos hacer e irnos guiándonos casi sin que nos diésemos cuenta. Nos ha permitido sacar nuestros personajes por nosotros mismos y transitar. Después los ha ido puliendo. Nos hemos sentido muy cómodos en el viaje.

Tiene usted un importante bagaje como actriz, ¿qué queda de aquella chica de Belle Époque?

Yo creo que queda todo. Hombre, se han añadido muchas cosas. Ahora tengo otra experiencia, pero para este trabajo en concreto me ha ayudado mucho el teatro que hice últimamente porque en el teatro está solamente el texto y los compañeros, no hay nada más y este trabajo ha sido un poco así. Yo creo que al final somos el cúmulo de muchas situaciones que pasan por nuestras vidas y por nuestras carreras. Nos pasan muchas cosas, claro, pero yo no creo que haya cambiado tanto aunque hayan pasado muchos años, no se usted.

¿Le siguen, de verdad, ilusionando los proyectos de la misma forma que cuando empezó?

Sí, sí. No le engaño. Ahora, por ejemplo, disfruto mucho de la preparación. Antes, no preparaba tanto. No analizaba cada parte del proceso. También es cierto que ahora tengo un poco más de tiempo y eso se nota. Todo ese proceso para encontrar un personaje y descubrir épocas y situaciones que desconozco me parece fascinante.

En la vida hay muchos tipos de violencia. Si esto lo llevamos al mundo cinematográfico, ¡podemos afirmar que la mujer sigue teniendo un papel complicado?

Las mujeres en todos los ámbitos, creo, que hemos sufrido violencia o acoso de algún tipo o abuso de poder. Lo interesante de todo esto y de este movimiento es que, al final, de lo que se trata es de dar pasos adelante. Eso es maravilloso y lo que a mí me hace reflexionar con mi edad. Gracias a todas estas mujeres y a la juventud de hoy me he dado cuenta de que he vivido cosas que no consideré abuso, maltrato o abuso de poder y que lo eran. Es como con la violencia machista... es que no es solamente la violencia de la paliza... hay muchas cosas y es necesario saber reconocerse y darte cuenta de que has sido maltratada y no es fácil.

¿Quiere decir que ahora las mujeres son más conscientes de lo que significa tener una relación verdaderamente sana?

Sí, yo creo que ahora somos más conscientes y que las conductas tienen un nombre. En otros momentos pensabas, bueno, pues ahora hay que aguantar esto o lo que fuera...

¿El cine español es machista?

Bueno el cine español...la sociedad, el mundo... sigue siendo machista porque, de lo contrario, no seguiríamos buscando la igualdad. Como en tantos ámbitos en nuestro cine no se ha conseguido esa igualdad y nuestra profesión no es distinta de otras, pero al menos en el cine empiezan a existir mujeres en cargos que antes no estaban. Ahora comenzamos a estar en otro tipo de puestos.

Usted ha sido una sex-symbol atípica, ¿supuso esto un problema para alcanzar los papeles que quería interpretar?

No, de verdad. En este oficio si tienes un físico o una fotogenia que funciona las cosas te van a ir bien. Si tienes esa suerte es maravilloso porque tienes ganado mucho terreno. Después, te puede faltar mucha experiencia o lo que quieras, pero si funcionas en cámara y ésta lee en ti lo que te pasa, sobre todo en tus ojos, eso, solamente te va a traer facilidades a la hora de trabajar en el mundo del cine.

¿El paso de los años es un problema para conseguir protagonistas?

Bueno, hay muchos tipos de historias protagonizadas por gente de cualquier edad. Lo importante es conseguir que apuesten por un determinado proyecto y que se impliquen económicamente. Yo como espectadora disfruto mucho con las historias de la gente de mi edad. Supongo que será porque me identifico con ellas y con lo que les pasa. Es necesario que se abra el abanico y que existamos en la pantalla. Cuando cumples años tienes otra experiencia y mucho que aportar.

¿Es metódica cuando trabaja?

Depende, según el proyecto. Cuando hice el monólogo sí fui muy disciplinada porque el trabajo me lo imponía y tuve que ser rigurosa para poder sacarlo adelante. En esa ocasión tuve que ser muy consciente de todo porque me daba cuenta que no llegaba a estrenar. En cierta manera, necesito como una presión que me obligue a ponerme a estudiar porque hay que empezar.

A modo de balance, desde que usted empezó, ¿han variado muchas cosas en el cine español?

Bueno, han variado mucho, pero, sobre todo, ahora es cuando todo está girando de manera vertiginosa. Estamos en un momento da cambio total. Hasta la pandemia ha afectado poderosamente a la profesión.

Todos los espejos reflejan una mirada llena de intermedios. Ahora ya no espera el tranvía a la Malvarosa.

13 jun 2021 / 00:43
  • Ver comentarios
Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
Tema marcado como favorito