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Refojos de Basto

Recuerdo varios monumentos en los que San Miguel Arcángel desde lo alto preside todo el edificio eclesial, y de una manera triunfante, señera y solemne, como en lo alto de la cúpula de la iglesia de Saint--Michel, en Normandía. Esa abadía gótica --y magnífica-- que en períodos de horas se encuentra invadida de agua, y en otras no, atrae tanto por la admiración --se está dentro de un espacio mítico y sagrado--, como por la devoción, en quienes poseen una creencia firme. Su imagen etérea transmite un no --sé-qué espiritual. (Y además puede verse en su versión en yeso en el museo abacial). En esta línea se encuentra la estatua del ángel que sonríe --comentada por André Malraux-- en la puerta de la catedral de Reims: su presencia transmite la sencación de que te estaba esperando y te recibe cordialmente. Recuerdo asimismo el castillo de Sant´Angelo, con la formidable escultura broncínea de un ángel joven que transmite vigor y con ello seguridad. De reciente he vuelto a ver el monasterio de Refoios de Basto, que ostenta sobre su cimborrio, de base elíptica, una impactante imagen de San Miguel Arcángel guerrero, en formidable actitud de combate. Mide 2 metros de alto y está a más de 33 metros de altura. Es un santo, sí, pero también es un guerrero . Su misión es proteger, y es el primero entre las potestades. Dirige, organiza, se enfrenta y a la vez protege, y con su espada bien visible en su mano. De la perfección presentada paso a lo grotesco- -expresivo, y me refiero con ello a las tallas en madera del interior de la iglesia, y en concreto bajo los dos órganos, tan bien estudiados por el investigador americano Robert Smith ( 1912--1975 ), y todo el resto de la iglesia.

Casi como colgando aparecen dos personajes , uno enfrente del otro, con cuernos en la cabeza y pies de macho cabrío, sobre ellos sendas máscaras grandes, que tanto pueden expresar horror , como advertencia. Al parecer pudiera tratarse de una representación del demonio. La ejecución artística disfraza el desasosiego que produce , tornado también de una sensación no agradable. Arriba, entre los tubos de los órganos, vive un mundo feliz, de formas sosegadas, y con atmósfera beatífica, con invasión de orden y de armonía. O sea, el aire y los sonidos en contraposición con los estratos bajos, con lo feo y no recomendable de la existencia. El simbolismo está servido. Sin excluir la advertencia eclesial de asustar y advertir.

Examinando todo el edificio al detalle descubro un elemento magnífico , como es una galería de columnas , en el primer piso, a modo de loggia, y haciendo las veces de terraza y galeria, y con una escalera que desciende a la hierba, a la realidad natural del cultivo y del agua. Muy cerca el agua de un arroyo es conducida por una canalización perfecta de muros para controlar las crecidas invernales, y de la época.. Además, esta edificación se halla colocada en un espacio discreto, con alusión a lo privado (dentro de lo posible), justo detrás dela inmensa mole de la iglesia. Era un espacio para convalecientes, o simplemente, para paseos cortos con lecturas, y no descender. Este añadido, que lo trazó el pensamiento y la creatividad , entra en lo que denomino arquitectura de ideas; sin excluir la influencia de algunos libros de arquitectura de la época : trazas, planos y grabados.

PUEBLO Y MONASTERIO JUNTOS. Una inmensa explanada anima y pone en juego vivo tanto la presencia total del monasterio e iglesia como la plaza --a Praça da Repúbrica-- invadida de jardines y parterres, en alegría de flores y personas. Entre árboles en flor asoma la fachada eclesialostalita, como si ello mismo me animara a moverme en multitud de perspectivas, cada cual distinta pero compañera de la otra, y todas descubridoras de aspectos nuevos, de detalles nuevos, de gozos nuevos. Esta plaza es influencia y prolongación de los efectos varios del monasterio y al mismo tiempo es su compañía perpetua, desde una lealtad de siglos. Su estructura es como de triángulo, pues dos de sus lados fueron cerrándose, hasta provocar un espacio limitado, concluyente. Lo que permite atisbar y estudiar cada edificio, por suerte casi todos ellos restaurados. Cabeceiras de Basto se extendió, se modernizó. Viviendo de Vieira do MInho se encuentra la gasolinera con casas de pisos y verde a su alrededor, y al fondo, en choque un tanto lejano, el monasterio, pero en respetuosa distancia, en decisión concejil de crear un espacio--otro, complemento activo a un pasado arquitectónico brillante, y deleite de estudiosos. Léase por ejemplo el Largo de Boa Vista. El sorpendente refectorio, en renovación del suelo, y el claustro , con altas columnas toscanas , en la fuerte luz de la tarde , hacían contaste, feliz, pero melancólico, con el bullciio exterior, repleto de coches, transeúntes y actualided : otra página de la Historia de Portugal.

11 sep 2022 / 01:00
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