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Ritos, sexo y poder en la Roma republicana

En el mercado de esclavos, los hombres observan con lascivia contenida a una niña desnuda de doce años. Uno puja por ella: Fecenio. Ha sido soldado y es proxeneta. A la esclava la llaman Hispala, La Hispana. Algún día, si se gana la libertad, quizá sea además Fecenia. Y entonces quedará doblemente marcada: por el estigma servil de tener dueño hasta en el nombre y por la mancha retadora con forma de hoja de hiedra que muestra sobre el pecho. Ella dice que es «una marca de los dioses», el símbolo de su destino. Supersticiones de esclavos... ¿O tal vez no? Veinte años más tarde Hispala, la pequeña cabrera, que nunca conoció a un padre, pues el suyo se alistó entre las tropas de Aníbal antes de que naciera, tendrá un papel principal en la tragedia que truncó la vida de siete mil romanas (nobles y plebeyas, libertas y esclavas).

En el seno de una Roma republicana que se afana por expandir su influencia, por ampliar sus horizontes mientras preserva las tradiciones, las bacantes escapan al control. Su reino no pertenece a este mundo. Sumidas en éxtasis mistérico, se evaden de un orden establecido por costumbres patriarcales.

La novela está excelentemente documentada; escrita por un reputado profesor de Historia Antigua que ha publicado ya diversos trabajos sobre el tema.

Ofrece un maravilloso retrato del universo femenino: desde la esclava Hispala a la austera Sulpicia; las esclavas, que hablan como en un arriba y abajo; Fulvia niña yendo al matrimonio como al matadero, y la fascinante sacerdotisa báquica Pacula Annia, otro personaje real y verdadera protagonista de la novela. Frente a estas mujeres y su mundo, disfrutamos de tramas políticas como la represión de los ritos báquicos por el cónsul Postumio Albino, aduciendo que tenían una dimensión sexual y criminal, auténticas abominaciones. En toda Roma se desplegó una caza de brujas donde miles de bacantes murieron estranguladas o se suicidaron con veneno. Es una de las grandes represiones femeninas de la historia.

Trata un asunto histórico fascinante: la prohibición de las Bacanales en la antigua Roma, pero el tema es el culto báquico y su dimensión religiosa, ajena a la versión de las orgías de sexo desordenado que transmitió la literatura oficial para justificar la persecución del año 186 a.C., que fue una verdadera caza de brujas en Roma.

Tiene mucho de actualidad en cuanto a la lucha femenina por una cierta emancipación que lleva a las matronas a las calles de Roma en varios episodios. Por estos temas, y por el tratamiento ágil y dinámico, sin renunciar a los valores literarios y con distintos tipos de registros (narrativo, diálogos, comedia latina, discursos, epístolas, mitos) nos parece una muy buena lectura.

Además, introduce al lector en aspectos sociales, de represión y de corrupción política, de vida cotidiana, de mentalidades, y mitológicos. El estereotipo de lo sexual no se elude, sino que se restituye a una dimensión más real: la de la costumbre y las prácticas conyugales. Es, temáticamente, muy rica, y no resulta escabrosa.

06 feb 2022 / 01:00
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