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Un domingo no cualquiera en Ucrania

Slóviansk fue uno de los principales focos de la guerra en la región del Donbás en 2014, y estuvo brevemente en manos de los separatistas prorrusos antes de que fueran rechazados por las fuerzas ucranianas en julio de ese año. Su importancia radica principalmente en el hecho de que está rodeada por tres lados por ciudades controladas
por Rusia

“Ayer en Sloviansk tuvimos una fortuna tremenda. Tres cohetes rusos impactaron a unos 15 metros de donde estábamos trabajando, mientras algunas personas recogían un poco de agua en una depuradora. Pudimos reaccionar en los pocos segundos que hay entre el zumbido y las explosiones”.

Así comienza el fotógrafo de la Agencia Efe Orlando Barría su relato, a través de su cuenta oficial en la red social Twitter (@Barriaorlando), sobre lo que le ocurrió cuando, junto al enviado especial a Ucrania de Efe Luis Lidón, un chófer y un guía realizaban un reportaje a Vlad, un vecino de Slóviansk, una ciudad de Donetsk, que el ejército ruso ya ha puesto en la diana, sobre cómo sus ciudadanos acuden a un punto de abastecimiento de agua.

Barría, fotógrafo habitual de la delegación de Efe en República Dominicana, señala que todo el grupo “increíblemente” salió bien. “Todo se iluminó al lado nuestro y el estruendo fue ensordecedor. Hubo una breve pausa, vi a un hombre herido al lado y le hice algunas fotografías y, nuevamente, volvieron las detonaciones”.

Un hombre que buscaba un bidón de agua para su familia, Vlad, “no corrió la misma suerte que nosotros y recibió metralla en su cabeza. Nos metimos al interior de una bodega porque las detonaciones no paraban, aunque más lejos. Con el botiquín, que llevo a todos lados, le dimos primeros auxilios”, relata.

En cuanto estuvo algo seguro el lugar, corrimos al carro y nos llevamos a Vlad al hospital. El camino fue largo y había humo negro por todas partes. El ejército ruso había atacado, al menos, 15 zonas de la ciudad con intensos ataques”, agrega.

En el camino al hospital, varias ráfagas de balas sonaron en el trayecto. “Había mucho nerviosismo en el hospital. Las ambulancias llegaban, una tras otra, cargando heridos, mientras, a lo lejos, las bombas sonaban constantemente y también las sirenas. Todo era muy intenso y ocurría muy rápido. La gente llegaba bañada en sangre. El sorpresivo ataque dejó seis muertos, entre ellos, una pareja y su hija de 9 años, que fallecieron en su piso tras ser alcanzados por un cohete. Los heridos fueron decenas”, narra.

En cuanto se pudo, explica, abandonaron Slóviansk “y regresamos a Pokrovsk. En el camino vimos innumerables miembros de la defensa ucraniana que se dirigían a la ciudad atacada. Esta mañana salimos del Dombás para revisarnos, por si acaso, en un centro médico grande”.

Los corresponsales están bien. Según relata en su cuenta de Twitter, Barría, los médicos ucranianos “nos atendieron de maravillas y pusieron a muchos profesionales al servicio. Definitivamente, todos en el equipo de Efe Noticias estamos bien. Ellos miraban los videos y no creían la suerte que hemos tenido... nosotros tampoco«.

“Crecí escuchando... «Qué la guerra no me sea indiferente”. Esto que vivimos nosotros, por un breve momento, hay millones de personas que lo viven por meses, años y décadas. ¡La he visto... y es terrible!», reflexiona Barría. La presidenta de la Agencia Efe, Gabriela Cañas, ha destacado el “trabajo admirable” de los compañeros y ha valorado el riesgo de hacerlo en Ucrania. “Desde Efe solo sentimos admiración por todo ello”, ha indicado.

Por su parte, Lidón recuerda en su cuenta de Twitter que el vídeo, en el que se ve a los compañeros en el suelo, “lo grabó Roman, nuestro guía, que avisó cuando escuchó el sonido de las bombas caer y eso evitó algo peor. Hubo una serie de explosiones, al menos escuchamos tres impactos”.

También, narra que ocurrió “no en una trinchera ni en compañía de militares, sino en una depuradora, que es el principal punto para obtener agua para las 25.000 personas que quedan en Slóviansk”.

“Fue un milagro que no muriese nadie allí. En el resto de la ciudad fallecieron seis personas por ataques con cohetes. La depuradora no había sido bombardeada en esta guerra, aunque sí en 2014”″, señala Lidón.

Rusia sigue bombardeando zonas civiles en Ucrania. El redactor de Efe indica que, cuando llevaron al hospital al herido, “vimos a muchas personas que llegaban con heridas por metralla y cristales. Rusia sigue bombardeando zonas civiles con el propósito exclusivo, parece, de generar terror”.

Por último, recuerda que Barría y el guía, Roman, tienen una rotura de tímpano en un oído y él mismo una contusión en una mano, “pero miles de personas siguen en Slóviansk sometidas a ese terror diario”.

El trabajo de todo el equipo, también, ha sido ensalzado en las redes por otros compañeros de la Agencia, así como, numerosos usuarios de la red.

Y ésta es la crónica de Lidón sobre lo que vivió Vlad:

Tres de julio. Vlad, un vecino de Slóviansk, una ciudad de Donetsk que el ejército ruso ya ha puesto en la diana, nunca pensó que ir a recoger agua de una depuradora próxima a su casa podría costarle la vida. Este hombre de 58 años es uno más de los cientos de vecinos que cada día pasan por ese lugar, el mayor punto de abastecimiento en una ciudad en la que el agua corriente dejó de fluir hace semanas debido a los bombardeos rusos.

La vieja depuradora, con una torre de ladrillo y unos barreños azules de la que los vecinos obtienen el agua con una manguera, no había sido atacada desde el inicio de la guerra, el pasado 24 de febrero.

Parecía el lugar indicado para informar sobre el padecimiento de la población civil -sin agua y con el frente cada vez más cerca- en un momento en el que Rusia aplica una estrategia de tierra quemada en Donbás.

Pero entonces empezaron a caer cohetes de un sistema de lanzamiento múltiple. Eran las 12.32.

Las explosiones destrozaron parte de las instalaciones y la onda expansiva reventó todos los cristales de un edificio aledaño de oficinas. Todo se envolvió en una nube de polvo.

Al menos hubo tres detonaciones que desataron una tormenta de metralla. Sólo por casualidad no se produjeron víctimas mortales, aunque sí varios heridos.

“No me puedo creer que bombardeen la planta purificadora ¿Qué podemos hacer para repararla? No podemos dejar a la gente sin agua”, repetía Serguéi, uno de los funcionarios municipales del centro, mientras esperaba en un refugio a que dejaran de caer bombas.

“Esta es la ayuda que nos envía Rusia”, decía otro de los vecinos que había presenciado las explosiones.

Entre los heridos estaba Vlad, que tenía una brecha en la cabeza y al que acompañamos al hospital. Su estado no es grave.

Poco después de las 13.00 comenzaron a llegar al centro médico heridos ensangrentados por el impacto de metralla y cortes de cristales. Una oleada de ataques había golpeado distintos puntos de Slóviansk.

Sobre las 14.00 horas, se podían divisar varias columnas de humo negro sobre la ciudad, que ha sufrido el mayor bombardeo en semanas.

“Hay 15 focos de incendio. Muchos muertos y heridos”, informó el alcalde, Vadim Lyakh, en su canal de Telegram. Las autoridades regionales dieron más tarde la cifra de 6 muertos y 15 heridos.

El día anterior murieron otros cuatro civiles en la ciudad por ataques rusos. Las autoridades ucranianas creen que estos bombardeos indiscriminados forman parte de una nueva estrategia para aterrorizar al país y tratar de someterlo.

Entre los seis muertos del domingo se encuentra una pareja y su hija de nueve años, que fallecieron en su piso tras ser alcanzado por un cohete. Los fallecidos vivían cerca de Inna y Ciril, que acudieron al hospital con heridas leves.

“Este es el peor día desde el inicio de la guerra”, señala Ciril. Inna, que tiene un corte en el codo por unos cristales, agrega que hasta ahora nunca se habían planteado dejar la ciudad, pero la intensidad de los ataques la hizo cambiar de idea.

“Es posible que tengamos que buscar alguna alternativa”, afirma.

Las autoridades municipales han pedido a los vecinos que abandonen la ciudad, pero alrededor de 25.000 personas siguen viviendo en Slóviansk, que antes de la guerra tenía unos 100.000 habitantes.

Muchos de los que no desean marcharse son personas mayores o gente sin recursos que confía en que los combates no les afecten, pese a que las fuerzas rusas basan sus avances en una guerra de artillería con la que toman ciudades sólo después de destruirlas por completo.

Slóviansk puede convertirse en el próximo gran objetivo de la ofensiva rusa para tomar la región del Donbás, donde la mayoría de la población habla ruso.

Con Lisichansk bajo su control, Rusia domina la casi totalidad de Lugansk y podría reagrupar fuerzas para lanzar una ofensiva contra ciudades de Donetsk en manos ucranianas, en particular Slóviansk, Kramatorsk y Bajmut.

21 ago 2022 / 01:00
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