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Se cumplen 50 años de las muertes de Amador Rey y Daniel Niebla por disparos de la Policía franquista en una protesta del sector naval que avivó la revolución proletaria por la democracia TEXTO Raúl Salgado

10 de marzo, la bandera de la lucha obrera ondea en Ferrol

Es una jornada marcada en negro en el calendario de Ferrol. Fue un 10 de marzo de 1972 cuando las muertes de Amador Rey y Daniel Niebla por varios disparos de la Policía franquista durante una protesta del sector naval avivó la lucha obrera por la democracia e hizo pensar a los ámbitos que no estaban apegados a ese combate. Dos operarios de los astilleros, entonces Bazán y ahora Navantia, que no sólo demandaban mejoras laborales o un convenio colectivo para la planta, también libertad en España.

Aquellos trágicos sucesos hicieron aflorar la conciencia social de un grupo destacado de sacerdotes, que abrieron puertas de templos para reuniones clandestinas y que se empaparon de las problemáticas que se vivían en los barrios de una ciudad que seguía ganando población y riqueza en los setenta. No pasó desapercibido este 2022 el papel de la Iglesia. Ante dicha situación, el actual obispo de Mondoñedo-Ferrol, Fernando García Cadiñanos, aludió este jueves en un manifiesto al “momento convulso” por el que entonces tembló Ferrol.

Enlazó los acontecimientos del 72 con el contexto actual y sostuvo que es necesario “fomentar una participación que propicie una auténtica democracia” con el fin de erradicar el “auge de los populismos” o el “enfrentamiento entre bloques que dificulta el diálogo y el consenso”. Además, citó el afán que movió a los represaliados por las marchas de medio siglo atrás por la “reivindicación de un trabajo digno”, una llamada que todavía considera vigente: “Siguen primando los intereses del capital, una visión meramente mercantilista”.

La llama de la memoria sobre Amador y Daniel, sobre todo lo que ocurrió después, está marcada por las diferencias sindicales... Comisiones Obreras, central hegemónica en los estertores de su clandestinidad, se movilizó en solitario desde Navantia Ferrol, el astillero donde dio comienzo aquel día de luto. Con media hora de diferencia, lo hizo posteriormente la CIG, cuyos precedentes se remontan al sindicalismo nacionalista de inicios de los años ochenta.

El carácter institucional del bautizado como Día de la Clase Obrera Gallega está plenamente vigente. A este respecto, el Concello de Ferrol celebró su ofrenda floral ante el monumento a los fallecidos, ubicado en el barrio de Recimil, a unos metros del lugar en el que perdieron la vida. Mismo lugar para la ofrenda de la CIG, una de las citas de una jornada que se completó con actos como un debate vespertino en el teatro Jofre, en el que estuvieron Nicolás Sartorius, Enrique Santiago e Ignacio Fernández Toxo.

Además, diferentes representantes sindicales y políticos secundaron los actos de este jueves. El secretario general de Comisiones Obreras, Unai Sordo, remarcó que la “clase trabajadora” fue clave en la “consecución de las libertades”. “Una democracia que no fue regalada, tuvo mucho que ver con huelgas, con exponerse, con situaciones de cárcel, despidos o tortura y muerte”, agregó tras ello.

Desde la CIG, su máximo dirigente, Paulo Carril, opinó que habrá pasado medio siglo, pero “seguimos reivindicando el derecho a la negociación colectiva”. Igualmente, pidió que se pueda “vivir dignamente en nuestra tierra”.

El secretario xeral de los socialistas gallegos (PSdeG), Valentín González Formoso, dijo por su parte que la marcha sindical obrera está “personificado en Daniel y Amador”, que “dieron su vida por valores que debemos preservar”.

11 mar 2022 / 01:00
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