¿Por qué hay cada vez menos máquinas tragaperras en los bares de Santiago? Esto es lo que dicen los hosteleros

Cada vez son más los hosteleros reacios a instalar estas máquinas

En Galicia se contabilizan 7.121, un millar menos que hace una década

La asociación Agalure alerta sobre el elevado número de ludópatas en tratamiento

¿Por qué hay cada vez menos máquinas tragaperras en los bares de Santiago?

Javier Rosende Novo

La manera en la que entendemos el ocio ha cambiado de manera notable en los últimos años. Hace un par de décadas había una imagen que se repetía constantemente en la mayoría de bares de España: una persona, habitualmente un hombre, se pasaba horas sentado en un taburete frente a las máquinas tragaperras. La luz y el estridente sonido que emiten estos dispositivos se va a apagando lentamente en el territorio gallego.

Una mayor concienciación sobre los problemas que supone el juego, y la mala imagen a la que se las ha ido asociando, son algunas de las razones por las que los establecimientos de hostelería deciden cada vez más no tener estas máquinas en sus locales. “No funcionan con el concepto que tengo de bar, que es como estar en casa. Tengo la imagen de cuando era pequeño de un señor metiendo en ellas todo su dinero y no me siento cómodo con esa idea”, señala Thor Rodríguez, propietario del local O Boneco, situado en la capital gallega, en el que no hay máquina tragaperras “ni de tabaco”.

La del Restaurante Marte, de Santiago, es una de las 7.121 máquinas de tipo B que hay actualmente en los establecimientos de restauración gallegos, según señalan fuentes de la Xunta a este periódico. Las tipo B son aquellas que permiten jugar a cambio de un premio estipulado, es decir, las tragaperras de toda la vida.

“Hace falta un ocio más saludable. No concibo en mi local una persona mirando una pantalla y metiendo dinero”

Thor Rodríguez

— Propietario de O Boneco

Aunque cada vez son menos comunes, la tendencia a la baja no es constante, puesto que en la última década ha habido pequeñas subidas y bajadas. Si en 2014 eran 8.682, la menor cantidad se registró en el año 2022, con 6.805. En los dos últimos ha habido un pequeño repunte, a pesar de la concienciación y las medidas que se han impuesto en la comunidad, tales como la Lei reguladora dos xogos de Galicia, aprobada hace apenas unos meses. 

Ese lento descenso coincide, en palabras de Rodríguez, con “un cambio en cuestión de gustos sociales y una mayor sensibilización”: “Creo que desaparecerán físicamente, pero en internet abunda este tipo de ofertas de juego y ahora la gente se engancha a las aplicaciones”. En este sentido, como hostelero, llama a “un ocio más saludable”. Y es que él no se plantea que en su local pueda haber “una persona mirando una pantalla y metiendo dinero”.

Por su parte, Hugo Cabana, dueño del Marte, explica que a día de hoy las tragaperras “no dan casi ningún beneficio, pero que en su caso la mantienen porque “tenemos un hueco que no podemos aprovechar”. “Si no tuviésemos ese espacio, no tendríamos máquina”, apostilla sobre la recreativa ubicada al lado de los baños del local. En cuanto a las condiciones que debe cumplir para tenerla, señala que semanalmente “tenemos que darle a la Administración 98 euros y lo restante a repartir a la mitad entre la empresa que la pone y nosotros”. 

Una mujer juega en una máquina tragaperras en un bar

Una mujer juega en una máquina tragaperras en un bar / Víctor Echave

Sobre el perfil de aquellos que acuden a su establecimiento a jugar, señala que suelen ser “mayores” y hay “dos tipos”. Por un lado, están “los que vienen siempre a eso, a jugar”, que “cada vez son menos”, y, por otro “los que meten las sobras de las vueltas de venir a tomar una caña”.

¿Cómo están las tragaperras reguladas en la comunidad?

El Parlamento autonómico dio luz verde a la primera Ley reguladora de los Juegos y Apuestas de Galicia en marzo de 1985. A pesar de que esta normativa sufrió varios cambios a lo largo de los años, no fue hasta junio de 2023 cuando la Cámara autonómica dio luz verde a la nueva Lei do Xogo de Galicia, solo con los votos a favor del Partido Popular, y entre críticas de los partidos de la oposición, el BNG y el PSdeG, que la calificaron de “poco ambiciosa” y “decepcionante”.

Entre otras cuestiones, la norma limita a dos el número de máquinas que se pueden instalar en locales de ocio y restauración. También se establece el número máximo de tragaperras que puede haber colocadas en los establecimientos de la comunidad a un máximo de 12.000, una cifra que se sitúa lejos de su implantación actual.

Además, deben tener sistemas de control que impidan el acceso a los menores de edad. La normativa aprobada el año pasado obliga a que los establecimientos de juego se sitúen, como mínimo, a 300 metros de los centros educativos, pero dentro de esta cuestión, no se encuentran los bares y restaurantes con máquinas tragaperras. 

La Asociación Gallega de Empresas Operadoras (Ageo), que integra la mayoría de las compañías de máquinas recreativas y de juego de la comunidad, se muestra crítica con esta normativa. Su presidente, Víctor Mato, apunta que “estamos afrontando un momento difícil derivado de la aprobación de la Lei de Xogo”, que, “pendiente del desarrollo reglamentario, pone en riesgo la viabilidad de 250 empresas que generan 10.000 puestos de trabajo entre directos e indirectos”.

Mato también esgrime que en la hostelería están cada vez menos presentes las máquinas de juego debido, en parte, al cambio en el concepto de bares. En sus palabras, los bares tradicionales, en los que habitualmente se colocan las tragaperras “se han reducido un 50% en relación a hace 25 años”. La pandemia, el cambio generacional de los titulares de locales de hostelería o los cambios de la estructura de costes, como luz, impuestos o normativas, son algunas de las cuestiones que han hecho, según indica Mato, que se reduzca el número de este tipo de máquinas.

“No hay ninguna persona que sea adicta solo por un juego. Quien lo es, lo es por todos”

La disminución del número de máquinas tragaperras en la comunidad no se traduce en una reducción de las adicciones al juego. Así lo constatan desde la Asociación Gallega de Ludópatas Rehabilitados, más conocida como Agalure, que lleva desde el año 1994 ofreciendo asistencia a todas las personas de Galicia con problemas de ludopatía. “No hay un control de acceso efectivo”, indican sobre estas máquinas colocadas en establecimientos de ocio, que “continúan siendo la reina madre” entre las personas adictas al juego. 

Una máquina de juego en un local

Una máquina de juego en un local / ECG

“Seguramente por parte de otros sectores dirán que se reducen las máquinas, pero la realidad que vemos en tratamiento es otra”, indican acerca de la situación que viven día a día en la asociación, que ofrece, entre otras cuestiones, atención médica, psicoterapéutica, inserción social y laboral o asesoramiento jurídico a las personas que acuden.

Desde Agalure avisan de una “falta de sensibilización” y resaltan la necesidad de “invertir más en este propósito”, algo que, en sus palabras, “no se está haciendo”. 

Así las cosas, apuntillan que no existe un perfil de adicto al juego y que a la asociación acuden “personas de todas las edades”, también en el caso de las máquinas tragaperras. “Antes nos llegaban jóvenes que venían con problemas por las apuestas deportivas u online, pero ahora también llegan con problemas por las tragaperras, porque tienen múltiples juegos, como la ruleta”, explica un profesional de Agalure.

“No hay ninguna persona que solo sea adicta por un juego. Quien lo es, lo es por todos”, explican. Yes que al juego privado, como las máquinas tragaperras, hay que sumarle el público, como pueden ser las Loterías y Apuestas del Estado, algo muy normalizado dentro de la sociedad.