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Análisis en la USC de la aportación universitaria a la innovación social

Adela García aborda, junto a Isabel Neira y Rosa Isusi, claves para un mundo sostenible

Adela García Aracil es, desde 2002, investigadora en Ingenio, el Instituto de Gestión de la Innovación y del Conocimiento, un centro mixto del CSIC y de la Universitat Politécnica de Valencia. Este lunes participó en la Facultade de Ciencias Económicas y Empresariales de la USC, junto a las profesoras Isabel Neira (USC) y Rosa Isusi (UV) en la jornada ‘La contribución de las universidades españolas a la innovación social’.

Pero... ¿qué es esa innovación social, le preguntamos a Adela García? “Se refiere a la necesidad de emprender acciones que aporten soluciones de carácter novedoso frente a los retos sociales, económicos, ambientales, culturales, etc. a los que se enfrentan individuos y comunidades. Es toda la innovación que resuelva problemas centrados en las personas y en el entorno que les rodea”.

Sobre el papel que juegan las universidades en este ámbito, apunta que “en 2015 varios jefes de Estado y de Gobierno de distintos países que forman parte de las Naciones Unidas en la Cumbre de Desarrollo Sostenible concretaron la Agenda 2030, con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible para promover la prosperidad y proteger el medioambiente”, recuerda la investigadora. “Desde entonces se empezó a hacer hincapié de la relevancia del papel de las universidades como agentes del proceso de innovación social; por sus recursos, pueden desempeñar diferentes roles, desde generadores de ideas hasta proveedores de soluciones, vinculadores y catalizadores de recursos”.

Sostiene García Aracil que desde el ámbito universitario “pueden contribuir no solamente con la investigación, sino también con la educación, con la gestión, gobernanza y liderazgo social”. Cita la actuación que desarrollan del Plan Nacional, “el proyecto SUISIA”, en el que destacan “el rol de los académicos con sus proyectos docentes innovadores vinculados a la innovación social”, entregándoles una insignia de reconocimiento como Starters, junto con la dirección de trabajos fin de grado o de máster que supongan una transformación social, con la insignia Movers, y la identificación de alianzas estratégicas en la ejecución de propuestas ciudadanas/acciones sociales en el marco de la innovación social, con la insignia Flyer. Se detalla en la web de SUISIA.

Ahora persiguen promover esa innovación social en el ámbito académico. Señala la investigadora de Ingenio que “en la actualidad, se observa que la innovación social es algo transversal, hay profesores y grupos muy comprometidos, pero no forma parte en este momento de las estructuras académicas o de las competencias que el alumnado deba incluir en sus estudios. En general, la docencia universitaria se centra aún más en los conocimiento, en parte en competencias, pero todavía no se ha dado el salto para entender que los estudiantes van a desarrollar su perspectiva profesional en una sociedad con problemas y retos nuevos”.

Según Adela García, “en la sociedad, todo lo que está relacionado con la innovación tecnológica y en buena medida también con la innovación empresarial está ampliamente difundido, pero cuando se habla de la innovación social, se percibe desconocimiento o confusión porque todas las innovaciones llegan a la sociedad. Habría que remarcar que el eje central de la innovación social son las personas y lo que se pretende es cubrir necesidades de la sociedad, sobre todo de aquellas personas o colectivos más vulnerables. Con ello, se podrán afrontar los retos que nos plantea un mundo sostenible e inclusivo”.

20 jul 2021 / 01:00
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