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Carta abierta de Julio López, presidente de la Asociación Provincial de Estaciones de Servicio de A Coruña

Como presidente de la Asociación Provincial de Estaciones de Servicio de A Coruña, secretario de FEGAES y en representación de estas, quiero mostrar nuestro más absoluto malestar ante dos recientes decisiones del gobierno que afectan directamente a nuestro sector. La primera de las decisiones es la de dejarnos fuera de las ayudas directas de 7.000 millones de euros que el pasado día 13 de marzo se publicaban en el BOE. No entendemos, de ningún modo, que se nos excluya de estas ayudas, cuando fue el propio gobierno el que nos nombró sector esencial y de servicios mínimos durante la pandemia, a pesar de que nosotros vivimos de la movilidad: si se reduce la movilidad, nuestro volumen de ventas cae en picado. Pero había que dar atención a los servicios de emergencias, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, a los transportistas y a todos aquellos ciudadanos que necesitaban desplazarse a sus puestos de trabajo porque no podían teletrabajar, como, por ejemplo, los trabajadores de los supermercados que, al igual que nosotros, han estado en todo momento al pie del cañón. Las EE.SS. hemos mantenido prácticamente todos los puestos de trabajo; nos obligaron a mantener los horarios de apertura íntegros, a pesar de las restricciones, todo ello conllevando un gran esfuerzo económico para nosotros, ya que todo eran, y son, gastos sin tener prácticamente ingresos, y, a pesar de todo ello, ahora nos dejan sin ayudas. Y no es porque no cumplamos con los requisitos. Piden que, para poder acogerse a las ayudas, el peticionario sea un autónomo o una PYME, que su facturación haya caído en 2020 al menos un 30% con respecto a 2019 y que, una vez pasada la pandemia, la empresa sea viable. Nosotros cumplimos, sobre todo en Galicia, donde prácticamente todas las EE.SS. y gasolineras son PYMES o pertenecen a trabajadores autónomos, y nuestras ventas han caído mucho, llegando en algunos momentos a perder hasta el 90% de nuestra facturación.

Uno de los motivos fundamentales por el que nos dejan fuera es porque consideran que nuestro volumen de facturación, aún con pérdidas, es elevado. Es cierto que el sector del combustible y del carburante mueve mucho dinero, pero también es cierto que el 70% del dinero que movemos no es nuestro: se trata de impuestos, es decir, dinero que recae directamente en esas administraciones que, ahora, se olvidan de nosotros. Al final, del montante total que generamos, nosotros solo facturamos realmente un 30%. Creedme, no es tanto.

Además, se nos vienen encima grandes cambios en el sector: modificaciones medioambientales, nuevos productos (cambio energético) y tecnológicas a las que nos tenemos que adecuar, haciendo grandes inversiones en nuestras instalaciones para poder cumplir con las nuevas exigencias, todo ello en un momento económico gravísimo para todos, pero especialmente grave para nosotros. Quiero ser sincero: no sé cómo van a hacer algunos de nuestros asociados para poder realizar esos cambios. Por desgracia, muchos se verán abocados a cerrar, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo. En Galicia NO somos defensores del autoservicio; la mayor parte de nuestras gasolineras están atendidas por expendedores. Damos empleo, solo en nuestra comunidad autónoma, a 2.500 personas. Y me pregunto: ¿cuántos empleados seremos al final de la pandemia? ¿Cuántos puestos de trabajo se perderán por no poder sostener más esta situación? ¿Por qué no nos ayudan?

La segunda de las decisiones que el gobierno ha tomado recientemente que nos afecta de forma directa, y negativa, es la de no incluir a los empleados de las gasolineras en los planes especiales de vacunación contra la COVID-19. Esta decisión tampoco la entendemos: nos designan servicio esencial; nos obligan a seguir abiertos; nuestro trabajo implica contacto directo con los clientes, ya que estamos de cara al público prácticamente el 100% de las horas trabajadas, por lo que nuestra exposición al virus es clara, pero desde las administraciones nos dicen que no, que no somos prioritarios en la vacunación, que no corremos más riesgo que cualquier otra persona. Al parecer, solo somos imprescindibles, esencialmente necesarios cuando les conviene, cuando no les suponemos un coste, cuando recaudamos sus impuestos, pero no cuando necesitamos su ayuda.

A pesar de todo no quiero ser catastrofista. Quiero pensar que rectificarán. Estoy seguro de que al final verán que sí, que somos esenciales, y que, como tal, necesitamos apoyo. Porque es posible que, ahora mismo, con la movilidad bajo mínimos, las administraciones no nos echen mucho de menos, pero esto algún día pasará. En algún momento diremos adiós a la pandemia, algún día la movilidad querrá ser la de antes, pero sin gasolineras lo veo difícil. Los transportistas necesitan combustible para poder proveernos de mercancías; los turismos también lo necesitan para poder llevarnos a todos aquellos lugares a los que queremos llegar, pero sin gasolineras será complicado y, entonces, se darán cuenta de lo tremendamente necesarios que somos. Esperemos no llegar a tanto. Tengamos fe en que cambiarán de parecer con respecto a nuestro sector. En resumen: CONFIEMOS.

Y creedme: sea como sea, los gasolineros que consigamos sobrevivir a esto seguiremos ahí, a vuestra disposición, a vuestro lado, como siempre hemos estado, con vuestro apoyo y vuestro cariño, que sé que lo tenemos, porque nos lo demostráis todos los días.

29 mar 2021 / 11:58
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