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turista y vecino. El arquitecto lleva años intentando comprar una vivienda en Campo da Agra // La sede de la Fundación RIA, posible destino de las ruinas que adquirió su hijo TEXTO Suso Souto

Chipperfield apuesta por Corrubedo: cuatro casas y una planta de salazón

El pasado día seis de septiembre, el prestigioso arquitecto británico David Chipperfield y su familia celebraban con una fiesta una fecha muy especial para ellos: el trigésimo aniversario de su descubrimiento de Corrubedo, la localidad ribeirense en la que veranean desde entonces y en la que han pasado de turistas a vecinos, porque son al menos ya cuatro las viviendas que adquirieron allí, además de las ruinas de una antigua planta de salazón de 1814.

Los Chipperfield llegaron a Corrubedo en 1992 gracias a su amigo, el también arquitecto Manuel Gallego Jorreto. La familia quedó atrapada por la belleza de ese pequeño pueblo de pescadores, su espectacular duna móvil y el entorno del faro.

El británico no tardó en fijarse en una pequeña y estrecha construcción ubicada a los pies de la playa de A Robeiriña... y la compró en 1996 para convertirla en su segunda residencia. Su lugar de veraneo.

Desde entonces, ni el matrimonio ni sus hijos (Gabriel, Rafael y Celeste) han faltado nunca a su cita estival con Corrubedo, a la que atraen cada año a numerosos amigos y donde sus estancias son cada vez más frecuentes y duraderas.

A medida que la familia fue creciendo, Chipperfield fue consolidando su romance con Corrubedo... y aumentando su apuesta inmobiliaria. En 2013 se hizo con una segunda vivienda, justo frente a la suya: un inmueble de piedra con más de un siglo de antigüedad, ubicado también en la rúa do Porto. Antiguamente hubo en ella un negocio textil y fue posteriormente peluquería.

De rehabilitar esta segunda construcción se encargó la empresa Vioder, de Ribeira, la misma que ya había restaurado su otra casa.

CASI TREINTA ALOJAMIENTOS. En esa misma calle se hizo también en los últimos años con otras dos viviendas. Por esos cuatro inmuebles pasan cada año numerosos familiares y amigos de los Chipperfield, que en total ponen a disposición de sus invitados unas treinta plazas de alojamiento. Entre ellas, por cierto, ilustres y conocidas personalidades de los más diversos ámbitos, que encuentran en ese rincón de Corrubedo un paraíso natural en el que pasan desapercibidas.

En 2018, uno de los hijos del arquitecto, Gabriel, se fotografió ante las ruinas de la antigua planta de salazón de O Carraspello (a escasos metros de las cuatro casas que la familia posee allí) y compartió la imagen en su Instagram con el siguiente comentario: “Orgulloso nuevo dueño de este muro”. Se trata de una planta construida en 1814 por el catalán Fidel Curt que, según explica el historiador Santiago Llovo en su publicación Las fábricas de Corrubedo, pasó por multitud de manos, entre las que destacan las de José Ferrer Munells, alias Marlés, “probablemente el hombre más rico de la ría de Arousa en el siglo XIX”.

Dado que esa vieja construcción tiene un importante valor patrimonial y que está en zona de dominio público marítimo-terrestre, es más que probable que a Gabriel Chipperfield le resulte casi imposible rehabilitarlo con un fin residencial. Pero hay quien sostiene que la antigua planta de salazón podría ser en el futuro sede de la Fundación RIA, creada y tutelada por su padre.

La apuesta de Chipperfield por Corrubedo se amplió en agosto de 2020 al sector hostelero, cuando abrió al público el antiguo Bar O Porto tras alquilar y rehabilitar el local situado en el número 4 de la zona portuaria, frente a la playa de A Robeira. Pertenece a Isolino Brión y antiguamente hubo allí una planta de salazón. Con posterioridad se construyó en su lugar la casa en la que el padre de Isolino regentó una pescadería durante unos meses. El negocio no prosperó, y en los años setenta abrió un bar que regentó junto su esposa, María Santos. El Bar O Porto fue famoso por la exquisitez de las tapas que elaboraba la mujer. Estuvo abierto hasta 1992.

Chipperfield le encomendó a la compostelana Sofía Blanco Santos (licenciada en Arquitectura por la ETSAM de Madrid y Master por el Graduate School of Design de la Universidad de Harvard) rehabilitarlo con el máximo respeto a sus orígenes. Así, los azulejos de la cocina son los mismos de aquella época, y en el suelo del local se han dejado al aire las losas de piedra originales (de 50 por 30 centímetros), que son de la época de la planta de salazón. Incluso se han colocado tras la barra varios trofeos de equipos de fútbol que estaban almacenados.

LA OPERACIÓN QUE SE RESISTE. Por otra parte, hace varios años el arquitecto británico inició negociaciones con la propietaria de una vivienda ubicada en la zona corrubedana de Campo da Agra para adquirir su inmueble y la generosa finca en la que se alza. Sin embargo, la operación se le resiste.

Con todo, algunos vecinos sostienen que no necesariamente está interesado personalmente en esa propiedad, sino que podría estar negociando su compra en nombre de otra persona. Y es que, siempre según fuentes vecinales, por esa casa se llegó a interesar un embajador.

12 oct 2022 / 01:00
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