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Costa gallega amenazada por la minería submarina

Un informe de Ecologistas en Acción alerta de la tentación que suponen los yacimientos de cobalto y litio del fondo marino

El llamado Banco de Galicia es un monte submarino situado a unos 180 kilómetros de la costa occidental de la comunidad a una profundidad entre 500 y 1.000 metros. Alberga extensos campos de coral de aguas frías y más de 700 especies marinas catalogadas, media docena de ellas en peligro de extinción.

Este monte bajo el mar fue declarado Zona de Especial Conservación (ZEC) y Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) de la Red Natura 2000. También acumula la categoría de Área Marina Protegida dentro de la red Ospar.

Ese espacio y las zonas limítrofes albergan extensas zonas de cortezas de ferromanganeso, así como depósitos de nódulos polimetálicos y áreas de fosforitas, con altos contenidos de cobalto y presencia significativa de litio.

Hay estudios que consideran que las cortezas y los nódulos del Banco de Galicia podrían ser susceptibles de explotación comercial minera, en especial los nódulos por su alta concentración de cobalto, mineral muy usado en la fabricación de motores y turbinas de aviones.

MORATORIA. Esa presencia de preciados minerales convierten a esta zona submarina en una tentación para la explotación de esos recursos metálicos. Ante esa posibilidad, Ecologistas en Acción advierte de que este año es clave, “ya que la Autoridad Internacional para los Fondos Marinos planea lanzar el código que regulará la extracción de minerales en alta mar”. La organización verde se suma a otras voces ecologistas, sociedades pesqueras y a la propia UE, para pedir “una moratoria en esta actividad mientras sus impactos potenciales en el medio marino no sean totalmente conocidos”.

IMPACTO EN LA PESCA. Lo que sí se sabe, según señalan desde Ecologistas en Acción, es que la minería submarina “tendrá efectos sobre la biodiversidad de la zona, pudiendo afectar a toda la cadena trófica y amenazando incluso la productividad pesquera”.

La organización en el informe elaborado bajo el título Ojos que non ven... la minería submarina en España hace hincapié en los riesgos que supondría autorizar una actividad tan difícil de controlar y cuyas consecuencias “son impredecibles”, subrayan.

En ese documento explican como las nubes submarinas de sedimentos con metales pesados debidas a la minería submarina pueden desplazarse centenares de kilómetros y afectar a zonas distantes con el enorme impacto que supondría para la vida marina esa perturbación del fondo oceánico.

La destrucción de especies por causa de la minería submarina podría impedir también el descubrimiento de nuevas medicinas asociadas a formas de vida en las profundidades oceánicas. Un ejemplo es el test del covid-19 que se desarrolló utilizando una encima aislada de un microbio hallado en respiraderos hidrotermales de aguas profundas, un hábitat muy escaso, ahora en peligro por la minería submarina.

ARMADORES DE VIGO. El citado grupo ecologista recuerda que ya en 2017 el Comité Asesor Científico Técnico de la Cooperativa de Armadores de Pesca del puesto de Vigo había emitido un informe en el que las conclusiones alertaban sobre que la actividad minera submarina profunda conllevaría un daño significativo en los fondos marinos, así como en la fauna que habita en ellos y en la calidad de la columna de agua.

En ese trabajo se demandaba la elaboración de planes consensuados de ordenación del espacio marítimo y de una legislación relacionada que fuese clara, integradora y enfocada en todos sus frentes de actuación a los caladeros y a las áreas de interés marino.

07 oct 2020 / 00:00
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