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Cursar estudios universitarios en la comunidad gallega es un 97% más barato que en Madrid

Investigadoras de la UA constatan que hay una grave falta de equidad debido a la disparidad de precios y el sistema de becas

Estudiar en una de las tres universidades gallegas puede llegar a tener un coste un 97% menor que hacerlo en la Comunidad de Madrid, y el pago de las matrículas tiene casi la mitad de peso en la renta de las familias de nuestra comunidad que la de otras regiones del país. Esta grave falta de equidad geográfica sumada a la política de becas, que deja fuera del sistema a alumnos con rentas por debajo de la línea de la pobreza, generan grandes desigualdades entre las posibilidades que tienen las personas de nuestro país a acceder a estudios universitarios.

Así lo refleja el estudio “La política de becas y precios públicos en el sistema universitario español, ¿es realmente eficaz?”, en el que las profesoras de la Universidad de Alicante (UA) Mónica Martí y Carmen Ródenas analizan si las medidas encaminadas a promover la formación universitaria en España garantizan que las personas con recursos insuficientes accedan y finalicen estos estudios.

La respuesta es negativa, explican en una entrevista con EFE, por lo que proponen concentrar las ayudas hacia quienes más lo necesitan, en lugar de financiar las matrículas de forma lineal. “Necesitamos ajustar los recursos a las necesidades y controlar mejor dónde se gasta”, explica Ródenas.

En el estudio intentan responder a tres cuestiones: averiguar si hay una relación entre los perceptores de becas y el nivel de renta del hogar; analizar el papel de la extensión de la red pública de campus para evaluar la equidad geográfica en el acceso a la educación superior y valorar la política de precios públicos y el sistema de becas estatal.

“En realidad -afirma Ródenas- no pasa nada por subvencionar los precios públicos a todo el mundo si lo completas con las ayudas suficientes para personas de bajas rentas. En el caso de España hay gente por debajo del nivel de pobreza que no tiene derecho a recibir ayuda, que en términos de equidad sí deberían percibirla”.

A ello se añade el problema de la fijación de los precios públicos que establece cada comunidad autónoma, de modo que “hoy puedes estudiar el mismo grado en Galicia que en Madrid pero por la mitad de precio”.

Por ejemplo, en el curso 2020/21 el coste medio de la matrícula de un curso académico completo (60 créditos) oscila desde los 706,8 euros de Galicia, a los 1.390 euros de la Comunidad de Madrid, lo que significa que estudiar en Madrid cuesta un 97% más que en la comunidad gallega.

Sin relación directa entre renta y coste. “Pero el hecho de que en Madrid los precios sean más altos no está relacionado con que allí la gente sea más rica”, subraya Martí, del Departamento de Análisis Económico Aplicado de la Universidad de Alicante, quien explica que en Cataluña o Madrid en torno al 6% de la renta de los hogares se dedica de media a la educación universitaria frente al “tres y pico de Galicia”, donde menos pesa la matrícula universitaria en la renta media de las familias.

Asimismo, si las políticas educativas funcionaran “bien” la proporción de jóvenes de entre 18 y 24 años que van a la universidad debería ser independiente del nivel de rentas, pero el estudio refleja que “conforme los hogares tienen más renta crece el número de jóvenes que van a la universidad”, indican ambas.

“Y lo que es más grave, que la proporción de becarios en los tramos de renta baja no aumenta a medida que se reduce el nivel de ingresos de los hogares”.

“Acercar los estudiantes a las universidades, y no al revés”. Por otro lado, comprobaron el porcentaje altísimo de jóvenes que viven cerca de una universidad pública, casi el 75 %, con lo que en España se ha conseguido que “más o menos” que todo el estudiantado tenga una universidad relativamente cerca.

Sin embargo, afirma Ródenas, “esto se podía haber hecho de otra manera, aquí hemos acercado las universidades a los estudiantes en lugar de los estudiantes a las universidades, una estrategia mucho más cara en vez de dedicar muchos más fondos para financiar los desplazamientos de los alumnos, que hubiera sido más barato”.

Aunque el estudio se centra en las becas estatales, también las comunidades y las universidades conceden ayudas, recuerdan las economistas, por lo que a veces el universitario tiene dificultad para recabar la información. “No está centralizado el sistema de ayudas y eso actúa en contra de los más vulnerables, de las familias con menos capacidad también de interpretar y de comprender las cosas. “Sería muy sencillo centralizar toda la información sobre las ayudas disponibles en una única página web”, propone Ródenas.

Martí defiende no solo que se destinen más fondos a los hogares más desfavorecidos sino también aumentar las cuantías de las becas ya que son “muy bajitas” -la media son 1.700 euros anuales-, así como suavizar los requisitos para que queden cubiertos todos los hogares con rentas por debajo de la línea de pobreza.

Además, “habría que modular el importe de la beca en función del nivel de ingresos de las familias”; que los precios públicos estén diferenciados por niveles de renta y “reducir la injustificable dispersión de precios públicos entre las comunidades autónomas”, concluyen

12 ene 2023 / 01:00
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