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investigación

Demuestran el papel del aluminio en el deterioro neuronal del párkinson

Sofía Sánchez constata que las concentraciones de este metal en el organismo desequilibran el sistema natural que regula el oxidamiento de las células

El alumino es el metal no ferroso de uso más extendido. Está presente en distintos productos de higiene y cosmética diaria, en multitud de utensilios y herramientas y en la composición de medicamentos de uso común, muchas veces no sujetos a receta médica, como algunos antiácidos contra las digestiones pesadas. Ramón Soto Otero y Estefanía Méndez Álvarez, profesores de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidade de Santiago (USC), han centrado buena parte de su actividad investigadora en conocer el impacto sobre el organismo de la acumulación de este metal y en definir su implicación en el desarrollo de determinadas enfermedades neurológicas como el alzhéimer o la encefalopatía por diálisis. Ahora, la tesis doctoral de Sofía Sánchez Iglesias -dirigida por Soto y Méndez y publicada en el Journal of Neurochemistry- confirma el aluminio como factor de riesgo para el desarrollo de párkinson.

Fallan las órdenes motoras

La enfermedad está desencadenada por la pérdida de neuronas dopaminérgicas del sistema neuronal cerebral conocido como sistema nigroestriatal. Estas células cumplen la función de transmitir las órdenes de movimiento, de ahí que algunos de los principales síntomas de la enfermedad de párkinson sean la rigidez muscular, los temblores o la lentitud de movimientos.

La doctora Sofía Sánchez ha demostrado en su trabajo la influencia del aluminio en el deterioro de estas células. El alumnio, explica la investigadora, es capaz de provocar daños por distintas vías, principalmente potenciando el estrés oxidativo (la acumulación de radicales libres que atacan a las células en general y a las neuronas dopaminérgicas en particular). "El estrés oxidativo es un fenómeno que ocurre en estado natural. El organismo cuenta con sistemas de control para mantener en equilibrio las células, pero el aluminio interrumpe ese balance, inhibe el sistema antioxidante y ocasiona un desequilibrio", señala.

Sus resultados han sido probados in vitro y sobre animales expuestos a altas concentraciones de aluminio, bien mediante inyecciones intraperitoneales, bien mediante la introducción de este metal -unido a un compuesto que facilita su absorción- en los bebederos.

El alumnio, apunta Sánchez Iglesias, está presente en muchos productos de uso común. Utensilios de cocina, pastas de dientes, desodorantes, latas de bebidas o conservas... En su mayoría no representan un riesgo grave, puesto que el 95% del aluminio ingerido se elimina normalmente en personas con una función renal sana. No es recomendable sin embargo su uso en utensilios de cocina que vayan a ser sometidos a altas temperaturas, puesto que el metal se hace soluble y se adhiere a los alimentos.

Tampoco es aconsejable, señala Sofía Sánchez, el uso abusivo de medicamentos antiácidos. Un estudio llevado a cabo en EEUU demostró una alta incidencia de párkinson en personas con úlceras gástricas que habían seguido tratamientos largos con antiácidos que contenía sales de aluminio.

9 millones de afectados en 2030

Se estima que el párkinson afecta a seis millones de personas en el mundo y las autoridades sanitarias calculan que en 2030 alcanzará los nueve millones. En Galicia, la enfermedad podría afectar a cerca de siete mil personas. Existen tablas de diagnóstico que permiten alcanzar un alto grado de certeza en el diagnóstico, aunque la evidencia absoluta se obtiene en el estudio post mortem del cerebro. Sofía Sánchez indica que alrededor de un 25% de los diagnósticos de párkinson esconden otras enfermedades degenerativas .

10 feb 2010 / 22:43
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