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Impuestos por las ventosidades

Bruselas trabaja en un gravamen para obligar a las explotaciones del sector agroganadero a pagar por la contaminación de su actividad // Las vacas, por su producción de metano, son las causantes // Las 537.000 censadas en Galicia emiten más de 134 millones de litros al día de ese gas

    Galicia tiene censadas, según los últimos datos publicados por el IGE, algo más de 960.000 reses bovinas. De ellas, casi 537.000 son vacas. De acuerdo con estudios científicos, cada bóvido genera diariamente entre 100 y 400 litros de metano (CH4). Tomando una media de 250 por cabeza, solo para ese medio millón largo de animales registrados en suelo gallego, la emisión diaria de ese nocivo gas a la atmósfera asciende a más de 134 millones de litros. Esto supone que anualmente emiten la friolera cantidad de casi 49.000 millones de litros, procedente de flatulencias.

    El problema de la expulsión de tal fluido radica en que el CH4 es un gas de efecto invernadero que tiene un período de vida en la atmósfera mucho más corto que el dióxido de carbono (CO2), pero es más eficiente a la hora de retener la radiación (calor) que éste, considerado el otro gran causante del efecto del calentamiento global planetario. A sus efectos se debe buena parte del cambio climático en el que ya estamos inmersos, con unas consecuencias impredecibles, que en el mundo agrario ya se están comenzando a notar.

    AMENAZA. Ante esta situación, Bruselas prepara, en el ámbito europeo, un gravamen para el sector agroganadero.

    Las autoridades comunitarias pretenden que las granjas de vacuno paguen un impuesto por la contaminación de su actividad, fundamentalmente por los eructos y ventosidades de las reses.

    Se trataría, como en el caso de las industrias con el CO2, de un canon por las consecuencias que, en términos de gases de efecto invernadero, genera la cría de vacuno. Sobre la mesa está el establecer una tasa a la leche y la carne europea con el objetivo de de controlar la actividad de un sector que es responsable del 10% de las emisiones relacionadas con el fenómeno referido, relacionado con el aumento de la temperatura. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) eleva este porcentaje hasta el 20% en el conjunto del planeta.

    En España, según estudios de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), la mitad de las emanaciones de gases como consecuencia de la actividad humana proceden de las explotaciones ganaderas de vacuno.

    Y es que en el mundo se calcula que hay 1.500 millones de bóvidos y otros mil millones de rumiantes de otras especies. Sumados suponen un ejército de un cuarto de billón de animales que emiten exhalaciones cargadas de metano contaminante.

    Aunque por ahora no han trascendido datos sobre el posible alcance de esta iniciativa, expertos en medioambiente la relacionan con el nuevo escenario normativo entre 2021 y 2030, que tendría como meta recortar en un 40% las irradiaciones de este tipo de meteorismo nocivo.

    MáS SOSTENIBLES. Con esa medida en la que trabaja la Unión Europea se buscaría lograr unas explotaciones menos nocivas y más sostenibles. Y es que con los 250-300 litros de metano que genera a diario cada vaca, entre ventosidades, eructos y excrementos, se podría cubrir el consumo energético de un pequeño electrodoméstico del hogar.

    Hay estudios científicos recientes que buscan fórmulas para minimizar este problema. Uno de ellos propone modificar la dieta de los animales para reducir la cantidad de cuescos que genera la rumia durante el proceso de digestión. En este sentido se han puesto en marcha algunas experiencias consistentes en aditivos alimenticios que persiguen rebajar las emanaciones metanosas en los rumiantes.

    Es el caso de los ensayos realizados con la molécula 3-nitrooxypropanol (3NOP), desarrollada por el Departamento de Sanidad Animal de la Universidad de Pensilvania. Al parecer, permite reducir hasta un 40% las expulsiones del ganado. Este compuesto que, teóricamente, no influye ni en la producción ni en la composición de la leche, se presenta como un polvo para mezclar con el pienso que favorecería la digestión evitando la formación de CH4 en el estómago, eliminando los efectos negativos de su expulsión.

    MÁS QUE UN TURISMO. Hay estudios comparativos publicados que indican que una vaca contamina más que un coche. Mientras una sola res productora lechera puede generar hasta 400 litros de metano al día, la mitad en el caso de los terneros de engorde, un coche diésel emite 2,6 litros de CO2 por cada litro de combustible consumido, según datos de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles.

    Teniendo en cuenta que el metano es 23 veces más contaminante que el CO2, según los expertos, las cabezas de vacuno serían las 'culpables', en gran medida, de la subida de la temperatura en el planeta en este siglo.

    19 may 2019 / 22:35
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