Pesimismo creciente entre la plantilla de Alcoa por la inacción que ven en Moncloa

En una reunión que no convenció ni a los trabajadores de Alcoa San Cibrao ni a la Xunta, el Gobierno central lo único que les pudo trasladar es que por "vicisitudes externas" no se ha podido aprobar con anterioridad el estatuto para las empresas electrointensivas. El secretario general de Industria y Pyme, Raül Blanco, solo repitió lo que ya dijeron las ministras Reyes Maroto y Yolanda Díaz, que estará "en próximas fechas". ¿Pero cuándo es eso? No quiso -o no pudo-, sin embargo, adelantar la fecha en la que se publicará debido a "vicisitudes externas", aunque es "optimista", dado que ya "está en fase final".

La falta de este instrumento y de otras medidas llevó a que no se pudiese fijar tampoco día para un nuevo encuentro de la mesa por el futuro de Alcoa. Tras la cita en la Subdelegación del Gobierno en Lugo, el presidente del comité de empresa de la planta, José Antonio Zan, confesó tener una impresión "muy mala" de las perspectivas de futuro. En declaraciones a Efe, explicó que hay una "mala impresión" percibida por los sindicatos por la falta de compromisos, tanto de los delegados de la dirección de la empresa como del Gobierno central, lo que siembra incertidumbre sobre su futuro del empleo.

En ese sentido, lamentó la celebración de la reunión a pesar de que el Gobierno central todavía no ha aprobado el texto de un estatuto para facilitar a las empresas electrointensivas mejores condiciones sobre el precio de la energía.

Los trabajadores pidieron a los directivos de la empresa, en especial al presidente de Alcoa en España, Álvaro Dorado, que no adoptase ninguna medida de calado hasta conocer el contenido completo del texto del estatuto. Sin embargo, éste se limitó a decir que les había llamado el Gobierno. "Y vamos a participar en la reunión porque hemos sido convocados", afirmó en una escueta declaración. La letanía que transmiten es que no hay, por el momento, ninguna decisión tomada.

No se comprometieron, según trasladó Zan, a retrasar medidas que podrían afectar a la planta de San Cibrao hasta que se apruebe la citada herramienta.

Mientras, Raül Blanco espera que el estatuto permita rebajar el precio de la energía y establecer un marco estable para que la única fábrica de Alcoa que aún hay en España, tras el cierre de las de A Coruña y Avilés, pueda ser competitiva y evitar pérdidas, lo que redundaría en el mantenimiento del empleo.

Tampoco salió convencido el conselleiro de Economía, Emprego e Industria, Francisco Conde, quien salió decepcionado del encuentro porque, apunta, las medidas que esgrime Moncloa son, según comunicó la propia Alcoa, insuficientes para mantener la producción de aluminio primario en España, y en concreto San Cibrao, porque es la única que lo hace.

Conde instó al Gobierno central a rectificar su unilateralismo, lesivo para las puestos de trabajo, y activar iniciativas ya defendidas desde Galicia que sí garantizarían un precio competitivo. Pidió la incorporación de bonificaciones fiscales y en los peajes de transporte que la Xunta propuso, además de un "compromiso real".

Porque, recordó el titular autonómico de Industria, esta crisis arrancó hace dos años y que de las medidas que se tomen dependerá que la industria electrointensiva de Galicia y España consigan situar el coste de la luz entre 35 y 40 euros por megavatio hora (MWh), lo único que puede asegurar su porvenir.

Conde reiteró que para la Xunta la prioridad es seguir manteniendo una actividade industrial de la que dependen 5.000 familias gallegas, que siguen esperando una solución.