Santiago
+15° C
Actualizado
martes, 23 abril 2024
16:11
h

El bot-arate

    un botarate es alguien con poco juicio, y que obra precipitadamente y sin reflexión. De momento los asistentes conversacionales, los conocidos como bots –programas informáticos diseñados para el caso-, son unos auténticos botarates. Pero esto no ha hecho más que empezar y, por lo que se ve, usarlos ya le sale a cuenta a las empresas.

    De hecho, buena parte de las llamadas de teléfono que recibimos con ofrecimientos de seguros, proveedores de energía, ofertas de telefonía, asesoramiento para ayudas a las que teóricamente podríamos optar y mil cosas más, que ni hemos pedido ni probablemente querremos, se inician con llamadas automatizadas en las que un bot nos saluda amablemente y nos empieza a largar un rollo plasta, mezclado con continuas preguntas para mantenernos en la conversación el mayor tiempo posible. Esto es lo que sospeché hace tiempo, al observar que muchas de estas llamadas reproducían ciertos patrones de conversación un tanto artificiosos. Mis sospechas se han confirmado después, leyendo algunas noticias e informes sobre el tema. En función de nuestras respuestas, la máquina puede derivarnos a una persona, que busca ya rematar la faena.

    En una ocasión probé a quedarme callado, y desde entonces lo he repetido muchas veces. He comprobado que cuando el sistema no detecta ningún tipo de voz, corta rápidamente la comunicación. Podría ser yo, claro, el que colgase a las primeras de cambio, pero uno es educado hasta con las máquinas. Pienso ingenuamente que dar la callada por respuesta podría servir para que la máquina me elimine de su base de datos, asumiendo que la llamada no encontró un interlocutor, o al menos no a un pardillo.

    Últimamente no hago más que recibir llamadas que me hablan de unas supuestas ayudas para residentes en Girona, donde desafortunadamente no tengo casa. A pesar de evidenciarles una y otra vez mi hartazgo en forma de silencios, no hay forma de que desistan. Sin duda esta es la prueba del algodón de que es una máquina la que llama, ya que se muestra inasequible al desaliento. En humanos solo he visto un caso parecido con un compañero de clase que le pedía cada día para salir a la chica que le gustaba, y cada día se iba con calabazas. No supe más de él. Quizás trabaje para un operador de telefonía, que también insisten hasta la desesperación.

    La última vez que me llamaron por lo de Girona estaba escuchando música. Concretamente la canción “Amar y vivir”, en una maravillosa interpretación de Rafael Basurto y María Dolores Pradera. Como en las anteriores ocasiones, no dije ni mu, pero la música sonaba de fondo, y la Pradera y el Basurto hablaban por mí. La “conversación” que mantuvieron discurrió más o menos así:

    Bot: ¿Conoce nuestro plan de ...?

    Canción: Si acaso me preguntan, diré que te quiero mucho todavía.

    Bot: Muchas gracias. Entonces le informo que el plan...

    Canción: No quiero arrepentirme después, de lo que pudo haber sido y no fue, quiero gozar esta vida, teniéndote cerca de mí hasta que muera.

    Bot: De acuerdo. En ese caso...

    En esta ocasión tuve que colgar yo. Y juro que de momento no he recibido más llamadas sobre este asunto. Espero que el bot no crea que con su insistencia me ha conquistado, pero lo daré por bueno si ha servido para que deje de darme la brasa.

    A partir de ahora, eso sí, no responderé ni con silencios ni con boleros. Pondré a todo volumen “Thunderstruck”, de AC/DC, a ver si logro que pete el bot.

    18 dic 2022 / 01:00
    • Ver comentarios
    Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
    TEMAS
    Tema marcado como favorito
    Selecciona los que más te interesen y verás todas las noticias relacionadas con ellos en Mi Correo Gallego.