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El violador en serie Delroy Grant, acusado de atacar a más de doscientos ancianos en sus hogares, fue detenido en la operación Minstead // Desde el Instituto de Ciencias Forenses, investigación y ADN fueron clave // Ahora salen en una serie TEXTO J.Garnelo

El depredador de Londres que cayó gracias a la ciencia gallega

El violador en serie Delroy Grant ha sido condenado a cadena perpetua por los 17 años de terror en los que atacó a por lo menos 203 personas de elevada edad en sus domicilios”. Con esas palabras abría el diario británico The Guardian, el 25 de marzo de 2011, una noticia que bajo el titular ‘Night stalker’ jailed for life (Encerrado de por vida el acosador nocturno) daba cuenta de las numerosas condenas que el jamaicano de 52 años se había ganado a pulso... “Elegiste invadir sus hogares cuando estaban en sus camas por la noche. Es difícil imaginar el miedo extremo que tus víctimas debieron experimentar”, le decía el juez Peter Rook, quien aseguró que sus crímenes se encontraban “en una liga propia”. La pena al agresor sexual, que buscaba sin éxito la Policía Metropolitana de Londres bajo la Operación Minstead, pudo consumarse tras un formidable y minucioso trabajo con ADN gallego.

Todo comenzó con una llamada al

Instituto de Ciencias Forenses (Incifor) Luis Concheiro de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) que llegó desde Scotland Yard. Allí, un experto científico que aconseja a las autoridades británicas sobre nuevas técnicas que pueden ser de valor en sus pesquisas no dudó en levantar el teléfono. Conocía las investigaciones realizadas por esta unidad de genética, residente en la capital de Galicia, y pensó que su grupo, liderado entonces por la actual directora de este centro y catedrática en Medicina Legal y Forense, Victoria Lareu Huidobro, podía ayudarles a la hora de identificar los patrones de pigmentación de piel, el origen biogeográfico, los ojos y el pelo del sospechoso.

“En el momento que contactaron con nosotros fuimos conscientes del prolífico historial de agresiones sexuales de este individuo a lo largo de varios años”, comenta, en declaraciones a EL CORREO GALLEGO, la propia Lareu. El investigador de la Policía Metropolitana de Londres les puso en antecedentes de los casos y del modus operandi, haciéndoles entender la prioridad y la urgencia con que este caso era llevado en Reino Unido. Se hallaban en un punto muerto. Y es que, “aunque tenían suficiente ADN del sospechoso no tenían a nadie con quien comparar y no aparecía en la base de datos de ADN de interés criminal”, explica. Adicionalmente, dadas las circunstancias del ataque, las víctimas “no daban datos por los que se pudiera reconocer al agresor”.

En este sentido, la contribución del equipo compostelano fue analizar el ADN investigando marcadores genéticos (SNPs) para determinar el origen biogeográfico y algunas características físicas externas de este violador a partir de las muestras biológicas que dejaba sobre las víctimas o en las escenas de los crímenes. Además, analizaron marcadores genéticos de ADN mitocondrial y de cromosoma Y. “Tras estos análisis y después de un tratamiento estadístico de los resultados se dedujo que dicho individuo podría provenir de la zona atlántica centro-americana, incluyendo el Caribe, y que presentaba color de ojos oscuros, pelo oscuro y piel oscura”, subraya Lareu. A través del análisis de cromosoma se pudo deducir además que provenía de un linaje paterno europeo, mientras que el análisis mitocondrial les llevó a la conclusión de un linaje materno africano.

Gracias a los datos aportados por el instituto, el abanico de sospechosos se redujo y tras unos meses de su investigación, en 2008, las autoridades británicas acabaron arrestando in fraganti a Delroy Grant. “Cuando lo detuvieron se comprobó que las características físicas y el origen biogeográfico coincidía con lo que habíamos reportado tras nuestros análisis. Era un hombre de Jamaica con ojos, pelo, y piel oscura. Con patrilínea europea y matrilínea africana”, manifiesta la experta.

El Incifor por entonces tenía aproximadamente 60 personas entre profesores, investigadores, técnicos y personal administrativo, en varias unidades como toxicología clínica y conductual, toxicología forense, clínica forense y genética forense. En este caso en concreto, junto a Lareu participaron Christopher Phillips, interlocutor con la Policía Metropolitana y que dirigió la investigación del caso, Meli Rodríguez, Antonio Salas, Ana Mosquera, Sonia Fondevila, Paula Sánchez, Vanesa Álvarez y los matemáticos Antonio Gómez Tato, Ángeles Casares de la Cal y José Dios: “Todos ellos fueron decisivos con su trabajo para el análisis que se realizó”.

El equipo de Lareu, integrado hogaño en el grupo de Genómica que coordina Ángel Carracedo, trabajó en otros “muchos” casos “de varios países”, si bien de los que hablan en la prensa son aquellos que por “diferentes circunstancias”, ajenas a ellos, han salido a la luz. Entre estos, estaría por ejemplo el análisis de muestras de la investigación de los atentados del 11-M en Madrid. “Siempre que podemos aportar nuestro conocimiento y que podemos poner en práctica los resultados de nuestra investigación la satisfacción es enorme. No importa de donde provienen los casos y si dichos casos son mediáticos o no, para nosotros cada caso es importante”, sentencia.

Ahora, el caso de Delroy Grant y el Incifor protagonizan la segunda temporada de la serie ‘Manhunt’, bajo el título ‘ The Night Stalker’, que narra la operación Minstead.

31 ene 2022 / 01:00
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