El tiburón hallado en Oleiros murió por la ingesta de plásticos
En su organismo se encontraron varios objetos, desde fibras de artes de pesca hasta un tapón
El tiburon peregrino avistado el pasado sábado en dos playas de Oleiros, y que posteriormente fue hallado muerto, falleció por una obstrucción digestiva generada por objetos plásticos, tal y como han determinado los veterinarios del Cemma (Coordinadora de Estudio de Mamíferos Marinos) .
Fueron los bañistas los que alertaron el sábado de la presencia de un tiburón en la playa de Bastiagueiro, en Oleiros, donde se cerró al público el acceso al agua hasta que se pudo identificar como un tiburón peregrino, una especie inofensiva. El animal llegó a varar en Bastiagueiro y, después, en la playa de Santa Cristina, pero pudo ser reintroducido con la participación de Cemma, socorristas, Protección Civil y voluntarios de Habitat. Medía más de 4 metros, un tamaño pequeño para esta especie que, siendo dulta, suele medir unos ocho metros.
Su presencia en Galicia, explican los expertos, no es extraña, dado que cada año hay entre dos y tres avisos, muchas veces dentro de las rías y, sobre todo, en primavera.
A última hora de la tarde del sábado, el tiburón volvió a varar y falleció. En el análisis interno realizado el domingo por el equipo veterinario se detectó la presencia en su organismo de distintos objetos plásticos, desde fibras procedentes de artes de pesca degradadas a un tapón de botella. Algunos de estos plásticos taponaban la válvula espiral, un órgano interno que facilita que se aumente la superficie de absorción en el reducido tamaño intestinal de los tiburones y rayas. Esta oclusión fue identificada como causa del debilitamiento y varamiento del tiburón.
“La presencia de objetos es habitual en los individuos de esta especie, ya que, al ser filtradores, cualquier objeto que haya en la columna de agua será ingerida como si fuese alimento”, apunta el Cemma, lo que los convierte en “víctimas de la contaminación por plásticos” de los océanos.
su valor ecológico
Lugar. Según el estudio ‘España, buceando entre plásticos’, publicado por Oceana en 2020, España es el país de la Unión Europea que más plásticos vierte al mar, unas 126 toneladas al día. Los cañones, escarpes y montañas que existen en las profundidades de la costa española son enclaves ricos en biodiversidad, pero también, según señala dicho informe, “trampas de plásticos” que dificultan mucho, o hacen imposible, retirar la basura depositada en el océano.
Oceana también destaca en su estudio que las zonas osteras más pobladas y las desembocaduras de los ríos son los principales orígenes del vertido de plástico que acaba en el fondo del mar. La vertiente mediterránea, en especial el archipiélago balear, y algunas zonas de Murcia y el Mar de Alborán son las áreas marinas más vulnerables a esta contaminación.
Pero Galicia tampoco se libra. Oceana destaca como una de las zonas más vulnerables por su alto valor ecológico la
zona que delimita la plataforma continental cantábrica (escarpe de Galicia) y que acumula cañones y montañas submarinas, con áreas de
confluencia como el norte de
Cantabria y País Vasco.
La biodiversidad de las aguas profundas gallegas se ve amenazada en los cañones Capbreton, Ferrol), Muxía y Arousa, según el referido estudio, que incuye asimismo como ‘puntos débiles’ las montañas submarinas Ausias March el Banco de Galicia y El Cachucho.