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Emprendedores gallegos no tiran la toalla pese a la covid

El informe GEM de la USC releva que la mayoría reorienta o aplaza sus planes // Mujeres y rural son líderes en crecimiento

Cincuenta días después de iniciado el confinamiento “solo el 4 % de los futuros emprendedores abandonaran sus planes, un 35 % los aplazaron y la gran mayoría, el 45 %, reorientaron su modelo de negocio. Así se puso de manifiesto en la presentación del Informe GEM-Galicia 2019-2020, elaborado por los investigadores de la USC Loreto Fernández, Isabel Neira, Sara Fernández, Emilio Ruzo, David Rodeiro, Marta Portela y Jacobo Feás Vázquez. El documento recoge que la actividad emprendedora, medida como Total Entrepreneurial Activity (TEA), cayó ligeramente en 2019 al 5,3 %: así, algo más de cinco de cada cien personas en edad de trabajar –de 16 a 64 años– se volcaron en sus propias inicativas.

El 53 % de este ejércicto emprendedor eran autónomos y el 41% tenían entre 1 y cinco empleados. Además, el 48 % de las iniciativas se orientaban al consumo.

Por estudios, el 28 % los tenían universitarios, el 53 % de ellos hombres y 47 % mujeres. En 2019 se afianzaba el pulso del emprendimiento femenino con un TEA del 6,8 % que, frente al 3,7% masculino, ocupa una situación de liderazgo si lo comparamos con el resto de las autonomías, solo superada por Cataluña.

Atendiendo a sus características, en su mayoría pertenecen al sector servicios a empresa (47 %) de pequeña dimensión (62 %) y en entornos urbanos (71,7 %). Sin embargo, cabe destacar el significativo crecimiento del emprendimiento rural, con el 28,3 % del total de iniciativas, suponían junto al femenino el mayor impulso del emprendimiento en Galicia, con casi la décima parte de la población activa en estas zonas. Duplicaban, por tanto, la media, y en el caso de las mujeres que viven en el campo su TEA crecía al 11,6 %, midiendo a aquellas involucradas en iniciativas emprendedoras de hasta 3 años de vida.

A los miembros del grupo GEM en Galicia, en cuyo informe la USC contó con la colaboración de investigadores de la UDC, UVigo, el renovado Igape o la Federación Galega de Xoves Empresarios (Fegaxe) les preocupa especialmente el impacto de la pandemia sobre la actividad emprendedora, dado que como ocurrió en crisis anteriores, futuros emprendedores tienden a demorar su decisión y a retrasar el salto varios años. Así, el TEA de la anterior recesión recibió su mayor impacto dos años después, en 2010. Los emprendedores potenciales –que manifestaban intención de crear una empresa, 10 % en caso masculino y 7 % femenino en 2019– son la base del futuro crecimiento económico, y se les debe tratar con especial atención, pues entre 2010 y 2013 más del 30 % de estas personas veían oportunidades, frente a sólo el 10 % de la población en general.

Ahora, el 97 % de ellos ven oportunidades, aunque sea de forma excepcional (29 %), solo en el caso de empresas diversificadas (25%), en el caso de actividades relacionadas con la crisis sanitaria (28%) o, en general, para cualquier empresa (15%). Sólo el 3 % de los emprendedores consultados no veían oportunidad para empresa alguna.

Por otra parte, los expertos encuestados a mediados de julio de 2020 priorizaron sus recomendaciones para hacer frente a la nueva situación y éstas se centran en la ayuda más directa por parte del estado, financiando un emprendimiento innovador, y en la reducción de la presión fiscal sobre los emprendedores. Destacan también la potenciación del comercio interior y de la economía de cercanía, reduciendo los costes fijos de determinadas industrias o fomentando la colaboración entre empresas e individuos, especialmente a los “poseedores de capital” con los “poseedores de ideas”.

La experta
El cambio de modelo, clave para sobrevivir
María Isabel Neira Gómez Economista USC e investigadora grupo GEM-Galicia

La economía, al igual que la anatomía humana, es un sistema complejo en el que todo el entramado funciona si está saneada, al igual que vivimos más y mejor si tenemos hábitos saludables. Aun así, sufrimos schocks externos, las personas y las economías, que por primera vez nos han hecho reflexionar a todos sobre las debilidades de este capitalismo global y acelerado en el que vivimos, así como en la conexión entre las personas y los mercados.

La historia nos da lecciones, y a pesar de que las ideas de Schumpeter de principios del siglo XX tenemos que contextualizarlas en un mundo que él no conoció, si nos sirven para entender el papel del “emprendedor” en este complejo entramado. Su visión profética de la innovación y de la “destrucción creativa” es la base del emprendimiento innovador. La recuperación demandará más personas emprendedoras con proactividad y capacidad organizativa para desarrollar innovaciones colaborativas y abiertas en un marco de innovación social. Estos son los emprendedores, personas motivadas para hacer cosas nuevas o hacerlas de una forma diferente, aquellos que tienen la iniciativa para pasar de las ideas a la acción, la capacidad para ver oportunidades en donde otros ven problemas y la perseverancia para no decaer cuando se equivocan, o cuando su proyecto fracasa.

Son, en su mayor parte autónomos o con menos de cinco empleados, tratando de sacar adelante sus proyectos y aprendiendo de los fracasos. La esencia del sistema hace que la competencia nos haga innovadores, pero no sólo en productos, sino en los “modelos de negocio”, ahí nuestros emprendedores son expertos, cambiar el modelo de negocio ha sido y es la clave de la supervivencia de muchos de ellos. No podemos dejarlos solos, las crisis anteriores nos enseñan que la mayor parte no renuncian a sus sueños, pero si los dejan estancados a la espera del momento idóneo poder lograrlos.

Persistencia y resiliencia son dos de sus principales virtudes, apliquémonoslas todos en estos momentos.

26 sep 2020 / 00:10
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