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En marzo, abril y junio la constitución de empresas en la comunidad se despeñó frente a 2019, aunque 718 valientes dieron el paso al frente y muchos proyectos en marcha abrieron sus puertas tras la demora que causó la covid-19. TEXTO Santi Riveiro

Emprendiendo en tiempos de la pandemia en Galicia

El pasado junio Galicia duplicó la constitución de empresas al saltar de las 114 de mayo a 241. Es un 18 % menos que el año pasado, pero si les sumamos las 363 nacidas en marzo, cuando a mediados de mes se instauró el estado de alarma, 718 emprendedores dieron los pasos para generar riqueza y empleo. La crisis sanitaria puede retrasar, pero no acaba con el emprendimiento. Se alumbran nuevas iniciativas, y se inauguran otras a las que se les cruzó por el medio la pandemia, retrasando sus planes.

Es el caso de Esther Castro, que abrió en Vilalba la óptica y centro de audición Que Ves el pasado día 15. Óptica por vocación, llevaba más de veinte años trabajando tras finalizar sus estudios cuando se encontró repentinamente en el paro, lo que la decidió a establecerse por su cuenta.

La covid-19 demoró la apertura. “As obras, aínda que continuaron, foron máis lentas, e sobre todo o que máis me retrasou foi o parón dos proveedores, que só comezaron a traballar con normalidade cando finalizou o estado de alarma”, señala. Estos primeros días, afirma, los está viviendo “con moita ilusión e consciente das dificultades que aporta a situación actual”.

Mientras, no son uno, sino dos, los establecimientos hoteleros que han abierto estos días en Sobrado dos Monxes (A Coruña), la pensión Vía Sacra y el albergue O Abeiro da Loba, subvencionados con fondos Leader de la Unión Europea que gestiona el Grupo de Desenvolvemento Rural Ulla Tambre Mandeo.

La pensión Vía Sacra abrió el pasado 16 de julio casi pegada al monasterio cisterciense de Sobrado. Al frente está Gelines Méndez, quien explica que se decidió a emprender “polos meus fillos”. “Eles querían quedar no rural e buscamos de darlles un medio de vida”, apunta.

Sus expectativas de apertura eran altas en vísperas de un Año Santo, pero las reservas no llegan en la cantidad que se preveían. “Isto da Covid foi un pao moi gordo”, confiesa. De las doce habitaciones de que disponen, ahora mismo tienen alquiladas cuatro dobles y dos familiares, y eso gracias al grupo que se encarga de los trabajos arqueológicos en el cercano campamento romano de A Ciadella. Prefiere ser precavida. “Aínda non abrimos a cociña para o público en xeral. Cremos que é mellor ir a pouquiños e agardar a ver que pasa porque a nosa razón de ser é coidar á xente e tratala con cariño mirando polos detalles”, argumenta.

Alejandro Sánchez, por su parte, es ejemplo de profesional con trabajo y sueldo en la ciudad que decide volver a sus raíces y emprender en el rural para llenar así un vacío vital. Tras restaurar la casa de su abuelo, abrió O Abeiro da Loba el 1 de julio. “Nuestra intención era abrir antes de Semana Santa y, de hecho, ya teníamos algunas reservas que tuvimos que cancelar. La paralización nos causó también otros trastornos, como por ejemplo el no poder contar con jardineros que acondicionasen la finca o que no tuviésemos proveedores”, cuenta.

Su sensación actual es que “ahora la gente se va animando”. “No tenemos ningún día lleno, es un goteo de clientes pero bienvenido sea. Estamos recibiendo sobre todo a peregrinos y grupos de amigos que quieren reunirse en un entorno natural y seguro”, explica Álex. No en vano, la desconexión en plena naturaleza es el principal reclamo que ofrece O Abeiro da Loba.

02 ago 2020 / 00:01
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