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Prescriptores como este crítico de vinos de ‘The New York Times’ o el gurú Robert Parker han sido el mejor escaparate para esta denominación// El paisaje de viñas en bancales es la gran apuesta para llegar a ser Patrimonio Mundial TEXTO Ángel Arnáiz

Eric Asimov, un devoto del ‘terruño’ de la Ribeira Sacra

La Ribeira Sacra, que aspira a ser Patrimonio de la Humanidad el próximo año, en el competitivo mundo del vino se ha hecho con un hueco en el mercado de los Estados Unidos gracias a gurús como Robert Parker o Eric Asimov, entre otros, que han puesto por las nubes a muchos de los vinos criados en estos parajes de monasterios y viñas de la, ahora revalorizada, Galicia rural.

Los Estados Unidos se han convertido, en los últimos años, en uno de los púlpitos de la nueva fe en el “terruño” de la Ribeira Sacra. Es el “terroir” que dicen los franceses al referirse a una zona geográfica bien delimitada y homogénea que presenta alguna singularidad destacada en su producción.

Uno de los devotos creyentes de este terroir vinícola de Galicia es, sin duda alguna, Eric Asimov, crítico de vinos del prestigioso The New York Times, sobrino del mítico y ya fallecido autor de ciencia ficción.

Las críticas del entusiasta Asimov destacan el valor de la renovación tecnológica de Ribeira Sacra, cada día más volcada en extraer las virtudes del suelo aluvial y su clima húmedo “con lo que el negocio crece rápidamente” superando las anteriores dificultades.

Anunciado por The New York Times, es todo un augurio de que la Ribeira Sacra está escribiendo el principio de una nueva eternidad, según destaca el comunicador Luis Congil en la publicación virtual especializada Vinetur.com.

Y es que sorprende, según escribe Congil, la facilidad y familiaridad con la que Asimov, que viajó por la Ribeira Sacra allá por el año 2009, se despacha en las páginas del periódico de las élites liberales con una columna sobre el Viña Caneiro, de la bodega de Ramón López en Pantón (Lugo) o cómo desgrana la ficha de cata de un Décima o un Guímaro (Amandis de Sober), o la forma en que se lanza a recomendar al lector americano que pruebe, en cuanto tenga ocasión, “cualquier vino de Dominio do Bibei, Algueira, Raúl Pérez o Finca Millara de la denominación Ribeira Sacra”.

EN EL MAPA DEL MUNDO. Lo dicho, Asimov, al igual que Parker, son esos devotos del “terruño” que han puesto a los vinos de la nominación Ribeira Sacra en el mapa vitícola del mundo y en la actualidad, aunque no en la misma medida que los de Rías Baixas, se exportan a países como Estados Unidos, Bélgica, Canadá, China, Irlanda, Italia o Suiza; destacando el aumento en Rusia, Países Bajos y Alemania.

Este aumento, según el consello regulador, además de a la calidad de los vinos, se vincula a las visitas que han hecho a las bodegas y viñedos de la zona importadores prescriptores de renombre, como los citados, y también a la presencia en ferias internacionales como Prowein, London Wine Fair, Vinexpo Burdeaux... y otros eventos como Decanter. Mientras que la asistencia a ferias nacionales como Gourmets o Fenavin, entre otras, contribuyó a consolidar las ventas en el resto de España y a tener más presencia en el resto del territorio nacional.

Pese a todo, Estados Unidos es un mercado que todavía tiene mucho recorrido para Ribeira Sacra, ya que las exportaciones a esta Meca de consumo de vinos no superan los 500 hectolitros, a excepción de la temporada 2015, el mejor año de las relaciones comerciales con EEUU, con algo más de 877 hectolitros comercializados en ese país.

En conjunto, Ribeira Sacra vendió en la última campaña algo más de 40.200 hectolitros de vino, cifra que supuso un aumento con respecto a la temporada anterior.

los monjes, unos precursores

··· Se puede afirmar, con seguridad, que sin la presencia del monacato en la Ribeira Sacra hoy no habría una denominación de origen, con 24 años ya de existencia a sus espaldas, constituida por un intrincado puzle verde de 41.000 viñas. Los monjes fueron los grandes impulsores del cultivo de la vid. Desde el siglo VI, las empinadas riberas de los cañones de los ríos Sil y Miño (con un 30% de pendiente) fueron, por su naturaleza abrupta y belleza salvaje, el lugar elegido para el retiro espiritual por cristianos primitivos, cenobitas, monjes benedictinos y todo tipo de religiosos que buscaron lugares apartados del mundanal ruido para alabar a Dios.

··· La primera mención al vino en el actual marco de la Ribeira Sacra es de las más tempranas de Galicia. Según el profesor de Historia Medieval de la Universidade de Vigo, Víctor Rodríguez Muñiz, en el año 876 varios fieles donan al monasterio de Santa Cristina, en el concello ourensano de Parada de Sil, unas viñas en la comarca de Lemos, concretamente en los lugares de Barantes y Bolmente, a cambio de misas “por su descanso eterno”. Posteriormente, siempre dentro de esta práctica de “vino a cambio de salvación”, existe otra cita del año 976, también consistente en una donación al monasterio de Santa Cristina. Se intercambian, igualmente, unas viñas de la comarca de Lemos. Más tarde, a partir del siglo XIII, se generalizarán las anotaciones sobre los viñedos y sus aforamientos en los documentos medievales de los grandes monasterios de este territorio. Muchas de esas viñas aforadas por el clero todavía se trabajan en la actualidad.

11 oct 2020 / 01:00
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