Esfuerzo e ilusión para promover un proyecto de cohousing sénior

La cooperativa Ancoradoiro se trata de un proyecto que va en camino de convertirse en lo que se conoce como cohousing sénior, es decir, viviendas colaborativas para personas mayores. En la actualidad ya hay varios funcionando en otros puntos de España y algunos ya en estado avanzado.

La cooperativa está constituída en estos momentos por una treintena de socios de las comarcas de Vigo y Pontevedra. Necesita reunir más para que sea rentable desde el punto de vista de la economía colaborativa. Aunque tampoco conviene que se junte una cifra muy elevada de personas para que puedan disfrutar de una atención especializada.

“Los ochenta socios sería un buen número para que hubiera una lista de espera por si alguien se quiere ir a mitad de la construcción o bien desde que está viviendo allí bien decide dejarlo porque cambian por ejemplo sus circunstancias vitales”, cuenta la presidenta de Ancoradoiro, Lucía Calvo. El principio de puertas abiertas es uno de los fundamentos en este tipo de proyectos.

Para su funcionamiento adoptaron el sistema Andel, nacido en Dinamarca, a través del cual los socios cooperativistas no llegan a tener la propiedad de la edificación donde van a vivir sino que es la cooperativa quien mantiene la propiedad. “Las personas que viven allí tienen una sección de uso vitalicio. Pueden devolver la cooperativa en el momento en que quieran y se les da el dinero que invirtieron”, explica.

¿Cuál es el fin que persigue? Los objetivos principales que persigue el cohousing podrían resumirse en: hacer una comunidad de consenso donde vivan personas mayores (en Ancoradoiro admiten personas socias de entre 50 y 70 años) en espacios individuales; compartir servicios y actividades comunes que sean organizadas por los socios ya que estos pretenden mantener la autonomía y que las actividades que generen lleguen a retrasar el deterioro cognitivo y la movilidad. En general, son actividades de envejecimiento activo. “Interesa fomentar la participación de las personas que vivamos allí y del resto de la sociedad del entorno buscando una mejorar calidad y condición de vida”, detalla.

¿Cómo surgió la idea? Va a hacer cinco años que se reunieron por primera vez un grupo de personas que se conocían del vecindario o bien del entorno laboral o familiar. El el año 2019 se constituyeron como cooperativa un grupo de promotores y un mes antes de la pandemia en 2020 consiguieron darle la legalización. “A pesar de las dificultades que tuvimos ya que las reuniones tuvieron que ser por videoconferencias, conseguimos elaborar una serie de materiales para idear cómo vivir y cómo atender la dependencia”, cuenta.

Por el momento no tienen ni suelo. Hablaron ya con la Xunta y ésta les propuso rehabilitar una aldea abandonada pero no aceptaron.

Igual que lo han hecho en otros lugares, cuentan con que las Administraciones locales se comprometan a sacar a concurso parcelas municipales a un precio razonable y no acudir al mercado libre “porque en ese último caso no cuadrarían las cuentas”.

residencias vs cohousing La presidenta es consciente de que la evolución de la curva demográfica marca sociedades más envejecidas. “Que la gente viva más años es un éxito, y eso supone unos retos que hay que resolver desde la Administración y desde la iniciativa privada. Vemos que la gente que estamos con unas rentas medias, que ni tenemos tanta para que la Administración nos facilite una plaza en una residencia pública cuando necesitemos ayuda ni tampoco tenemos tanta como para poder recurrir a una privada, lo que hacemos es organizarnos mientras estamos en condiciones de hacerlo para lograr algo similar a una residencia donde vayamos a tener garantizados unos derechos”, explica.

Muchos se preguntarán que diferencia hay entonces entre una residencia y un centro cohousing. Lucía Calvo dice que la fundamental es que esto es autogestionado. “La cooperativa tiene una asamblea con todos los cooperativistas y socios en la que se toman todas las decisiones que le competen. Decidir si los alojamientos individuales van a a ser de 50 metros cuadrados que son lo mínimo que marcan el decreto de habitabilidad en Galicia o que sean un poco más amplios, por jemplo. Y después hay un consejo rector que es el que ejecuta los deseos de los socios.

Una fecha en el aire Cuando empezaron a reunirse en el 2017 los cálculos que tenían hechos es que para el 2025 estarían viviendo en la vivienda rehabilitada pero se han encontrado con dificultades con las que no contaban. La pandemia, altos niveles de inflacción, la escasez de materiales, mano de obra escasa en la construcción...

“Como ya comentaba estamos esperanzados de que alguna Administración local nos facilite la adquisición de suelo. Una vez que lo tuviéramos y que supiéramos donde se va a ubicar es probable que otra mucha gente que ya ha hablado con nosotros se animara a formar parte del proyecto y a darse de alta como socio en la cooperativa. El 2025 está más cerca de lo que pensamos ...”, concluye.