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José Manuel Mascato, empresario pontevedrés, cultiva luffa para conseguir este producto único en el mundo // De Caldas de Reis salen a la semana 4.000 plantas TEXTO Alejandro Espiño

Estropajos ecológicos que revolucionan el mercado

Cuando José Manuel Mascato empezó a cultivar luffa, una planta cucurbitácea similar a un calabacín, para elaborar estropajos de origen vegetal “nadie creía en lo que estábamos haciendo”. Su salida al mercado, reconoce, “fue un desastre total”.

Pero ahora, doce años después, en pleno ‘boom’ de la producción ecológica, presumen de un producto “único en el mundo” que solo ellos pueden comercializar en la Unión Europea, China, Canadá y, muy pronto, también en Estados Unidos como acreditan las patentes que han conseguido.

Todo cambió con una simple y significativa frase, reconoce a Efe este empresario pontevedrés. “Cuando se empezó a decir que el plástico contamina fue nuestra salvación”, explica. “Nosotros ya teníamos todo el trabajo hecho para certificar que éramos ecológicos”.

Y es que, como señala el impulsor de este innovador proyecto, la mayoría de esponjas y estropajos llevan materiales sintéticos que, con el uso, se van desgastando “y sueltan por el desagüe microplásticos que acaban en el mar”. Todo lo contrario que los suyos.

La empresa agroforestal de este gallego, Ibérica de Esponjas Vegetales, cuenta con plantaciones en Caldas de Reis (Pontevedra), Portugal, Colombia y Egipto, de donde se extraen las fibras vegetales para esponjas de uso cosmético y estropajos de cocina.

“Al principio fue una idea para ver si podía ser viable elaborar los estropajos con luffa porque la planta era muy pequeña y no daba para nada”, recuerda Mascato. Pero ellos optaron por cruzar diferentes variedades de esta planta para aumentar su tamaño y la calidad de su fibra.

Así, los frutos de esta planta, que hace miles de años “ya se utilizaban para la exfoliación y la limpieza en general”, pasaron de tres kilos a cerca de catorce, un tamaño que permite que, tras un laborioso proceso de fermentación y secado, acaben convertidos en estropajos.

La pulpa interna de la luffa, durante toda esta fase de tratamiento, se va deshidratando y transformándose en fibra. Una vez madurado, se cosecha, se pela, se quitan las semillas y se deja secar. Así se extraen las fibras, que luego se tratan con agua termal a 43 grados. Tras clasificar el material según el uso que vaya a tener, se corta mediante planchas y se troquela con diferentes tipos de moldes. Todo ello, según su responsable, de manera artesanal y sin emplear ningún tipo de producto químico porque “ni podemos ni queremos hacerlo”.

“No tendría mucho sentido que para crear un producto ecológico generes una contaminación tremenda”, asegura Juan Carlos Mascato, que subraya que al hacer todos los procesos de manera manual “no creamos impacto ambiental ni energético”.

De su plantación en Caldas de Reis salen unas 4.000 plantas a la semana destinadas a crear estropajos y esponjas ecológicas que, cuando acaban su vida útil, “puedes tirarlos al suelo y se pudren generando compost porque son 100 % orgánicos”.

De hecho, el 20 % de su producción -descartes de la fabricación de sus productos- acaba como abono natural o, como desvela Mascato, en manos de una empresa portuguesa que los compra como fibra vegetal de relleno para su línea de sofás ecológicos.

expansión y más investigación La empresa trabaja ahora en su plan de expansión. En marzo esperan inaugurar unas nuevas instalaciones que les permitan satisfacer la creciente demanda que les exigen desde los cinco continentes, ampliando en hasta un centenar sus puestos de trabajo actuales.

Otra de sus líneas de trabajo se centra en el ensayo de cultivos alrededor del mundo, desde América del Sur a África central, y en abrir nuevas líneas de investigación relacionadas con la medicina tras descubrir que una de sus variedades de luffa produce quinina, un compuesto con una alta biocompatibilidad con la sangre “que nos abre horizontes muy interesantes”.

Eso sí, Mascato defiende que el arraigo a Galicia de este proyecto empresarial “es fundamental” y avanza que, aunque ya le han propuesto comprar su patente, “no hay precio posible” por lo que “lo que tenemos que hacer ahora es consolidarnos donde estamos”.

24 dic 2021 / 01:00
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