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veinte AÑOS DE LA TRAGEDIA DEL PRESTIGE. “El ambiente de trabajo era formidable”, destaca el profesor Juan Lema // “Recuerdo la sensación de asfixia del traje”, advierte Alejandro Gallego // “Fue una de las experiencias más relevantes que me tocó vivir como estudiante”, destaca Carlos Sánchez

Estudiantes de Ingeniería se desplazan hasta Muxía

Fue una experiencia singular y emocionante para todos. Los alumnos del Grado en Ingeniería Ambiental del año 2002 dedicaron la última semana de aquel fatídico noviembre a estudiar los vertidos causados por el petrolero Prestige en las costas de Muxía; pero también a ayudar a limpiar rocas y playas como otros muchos voluntarios. “El sábado 23 de noviembre (el suceso se produjo el 19), visito Muxía y me quedo impactado. Mar completamente negro hasta el horizonte y nadie recogiendo. Llamo al rector al día siguiente y le pido autorización para suspender las clases durante una semana y que los alumnos estudien el problema”, según cuenta Juan Lema, director entonces de dicha titulación. Así que se organizan nueve grupos de trabajo, con la participación de unos 25 estudiantes, en sendas áreas: estudio del residuo, calidad de las aguas, contaminación de suelos y sedimentos, toxicología, prevención y tratamiento de vertidos en el medio marino, dispersión de la contaminación en el mar y en el litoral, sistemas de contaminación en el litoral, destino del residuo, y prevención y gestión de riesgos. “Fuimos a recoger fuel a la zona de A Pedriña, a pesar de que tuvimos muchas dificultades para conseguir el permiso. No tuvimos ninguna ayuda del Concello de Muxía. Compramos nosotros todo el material en Santiago: palas, bolsas, botas, trajes, máscaras... Y estábamos mal vistos por los vecinos”, tal como advierte el profesor Lema, catedrático de Ingeniería Química. “Calculamos haber recogido unas cuatro toneladas de fuel. Aquel olor pegajoso, además de la rabia e impotencia, nos dejaron una sensación inolvidable. El ambiente de trabajo era formidable, y los chicos estaban entusiasmados con aprender y ayudar”, destaca el hoy presidente de la Real Academia Galega de Ciencias.

El profesor Sindo Feijoo, responsable de uno de los grupos de trabajo y hoy vicerrector, califica como “impactante y gratificante” aquella experiencia: “Fomos quen de adaptar, en tempo real, o que faciamos na universidade ás necesidades da sociedade. Procedimos a trocar o modelo de clases regradas nun estudo da problemática derivada do afundimento do petroleiro. E desde o punto de vista persoal, recordo aquela vivencia con moita intensidade. Tres semanas despois a marea branca de solidariedade xa era unha realidade”.

Alejandro Gallego Schmid era un alumno almeriense que todavía se estaba “adaptando” a Galicia, pero que hoy rememora como una “experiencia apasionante: Recuerdo la sensación de asfixia del traje, que se te pegaba, y la desazón de todo aquello que veíamos. Teníamos sensaciones contrapuestas, por la tragedia, pero también por la solidaridad desatada. La Escuela cambió el programa del curso y nos dedicamos a estudiar todo lo que estaba pasando. Fue muy interesante. También recuerdo los ‘hilillos’ de Rajoy”, según cuenta Gallego, que hoy es profesor titular de Economía Circular y Análisis del Ciclo de Vida Sostenible en la Universidad de Manchester (Reino Unido). “Estoy muy contento de haber podido participar en aquello, tanto a nivel intelectual como físico”, concluye.

Carlos Sánchez Gómez, estudiante chileno de aquella época, señala que la catástrofe del Exxon Valdez les sirvió de referencia, porque la carga del Prestige contenía un crudo con “altísimos niveles de contaminantes específicos”, añade. “Recuerdo lo desolador del panorama, todo cubierto de chapapote, lo complejo que resultaba retirarlo por su alta viscosidad y la dificultad para usar herramientas. Pero haber vivido en tiempo real aquel suceso y el trabajo en equipo que se desarrolló en la Escuela, con un tremendo compromiso y profesionalismo, liderados por nuestros profesores, es sin duda una de las experiencias más relevantes que me tocó vivir como estudiante”, según destaca Sánchez, que hoy es gerente de la ingeniería chilena Hidronova.

Aquellas tareas y trabajos dieron como resultado unas conclusiones técnicas que se hicieron llegar a las autoridades. Entre ellas se señalaba que, de haber incendiado la carga del barco, tal como se especuló en algún momento, se habría provocado un daño ambiental en buena parte de Galicia, que, incluso, podría haber llegado a León. Unos y otros hacen votos para que Galicia esté preparada actualmente para afrontar una catástrofe semejante de un modo “más eficaz”. Pero, mucho mejor, que no suceda.

14 dic 2022 / 01:00
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