Formoso promete unir y llevar a la victoria al PSdeG como nuevo líder

··· Valentín González Formoso, nacido en 1971 en el concello coruñés de As Pontes, levantó el PSdeG en sy municipio hasta llegar a la alcaldía en 2007 con mayoría absoluta. Desde entonces sigue con el bastón de mando tras revalidar las mayorías absolutas tres veces más. Casado y con dos hijos es secretario provincial del PSdeG coruñés desde finales del año 2017 y desde julio de 2015 también preside la Diputación Provincial da Coruña, en un gobierno de coalición con el Bloque. Moderado, se define como socialdemócrata, apuesta por la celebración de una conferencia política en la que el PSdeG debe dotarse de un cuerpo programático adaptado a los nuevos tiempos para intentar conquistar la presidencia de la Xunta en 2024. Según destaca, el PSdeG debe abrirse campo, como hizo con él como referente en As Pontes arrebatándole la alcaldía a la formación nacionalista y en la provincia de A Coruña sacando al Partido Popular de la Diputación. Galicia no es del PP, abunda, es de quien la entienda y la atienda. Y con ese lema ahora está al frente del PSdeG.

Si hacemos caso al discurso de cada candidato durante el proceso de primarias para la secretaría xeral del PSdeG, que culminó este sábado con las votaciones, parece obvio que el resultado final debe dejar descontento a una buena parte del socialismo gallego.

Gonzalo Caballero, que llegaba a las urnas como cabeza visible, llevaba semanas diciendo a todo aquel que quisiera escucharle que una victoria de su oponente significaría acercar al partido a posiciones conservadoras –casi lindando con el compadreo con Núñez Feijóo–, además de alejarlo de la militancia devolviendo peso a las baronías tradicionales, convirtiéndolo en una trituradora de líderes sin ofrecer garantía alguna de éxito.

Valentín González Formoso, por el contrario, justificó su paso adelante para competir por el liderazgo en base a los desastrosos resultados obtenidos por su rival en las últimas autonómicas, que relegaron al PSdeG a tercera fuerza, y a las escasas perspectivas de éxito que ofrece en los próximos ciclos electorales. El presidente de la Diputación de A Coruña daba por hecho que seguir en la línea actual sólo abocaba al fracaso y se pasó la campaña llamando a recuperar un orgullo que supuestamente se había perdido por el camino estos últimos años.

Sin embargo, el día que marcará el futuro del PSdeG toda esa negatividad, que dejaba una imagen de formación abierta en canal, dejaba paso como por arte de magia al optimismo y a las buenas intenciones por parte de ambos contendientes. Bajo el paraguas de llamar a una participación masiva, los dos acudieron felices a depositar su papeleta. De hecho, a Gonzalo Caballero, el más madrugador, dijo encarar la jornada como una “fiesta de la democracia” a la que acudía “con ilusión fuerza y ganas”.

Experto en números, como economista que es, no sabía por entonces el de Ponteareas que en las agrupaciones que habían cerrado sus mesas a las 14.00 horas Formoso ya se imponía con claridad en las provincias de A Coruña y Lugo, mientras que Pontevedra se decantaba hacia su lado, aunque con más igualdad. En total, 1.264 sufragios sumaba el de As Pontes frente a 721

Desde Vigo, donde su tío, el poderoso alcalde, se afanó en mantener la neutralidad, al menos de puertas para afuera, Caballero pedía a los diez mil militantes del puño y la rosa a que acudieran a las urnas “con libertad y sin ningún tipo de presión, pensando en el mejor PSdeG”, huyendo de toda polémica. “Votar siempre es positivo”, afirmaba sin conocer los datos provisionales, confiado en que de esta cita salga un partido “más fuerte” y capaz de “servir mejor” a la Galicia post covid, que debe ser el objetivo último.

Contento de mantener contacto con “muchos” de sus compañeros en la Comunidad, el candidato tenía además otros motivos para la alegría, más allá de la política: el cumpleaños de su hijo, al que reconoció que reservaría un tiempo por la tarde para celebrarlo en casa junto con sus amigos del colegio.

“A mí me encantan las primarias, me encanta que la militancia pueda decidir”, concluyó, a riesgo de que esa decisión sea poner al frente a quien, según él, participó en una “estrategia de connivencia o de ganchete con Feijóo en tiempos de precampaña electoral”.

En el otro bando, Formoso proclamaba también estar disfrutando: “Hoy es un día francamente bonito para esa expresión democrática que solo el PSOE puede disfrutar internamente, como son las primarias”. Antes de desplazarse hasta la rúa do Pino, sede central de los socialistas en Galicia, señalaba que es “muy importante” que la militancia “tenga la potestad de escoger sus liderazgos” a través de una herramienta que sitúa al PSOE “a la vanguardia en la implantación de los procesos democráticos en la vida política”.

Concordia, buenos propósitos y promesas de integración tras los navajazos previos, en resumen, para cerrar unas elecciones en las que una vez más le lectura que harán es que gane quien gane, ganamos nosotros. Todo sea por el PSdeG.