Habrá visitas en residencias y centros de día aún en lugares con restricciones

Las personas mayores usuarias de residencias y centros de día no sólo son uno de los colectivos más afectados por el coronavirus desde el punto de vista sanitario sino también por las repercusiones sociales y psicológicas de la pandemia, entre ellas los efectos negativos del aislamiento.

Por el “bienestar” de estas personas los expertos aconsejan no suprimir las visitas de sus familiares, aunque sea reforzando el control. De ahí que el Gobierno gallego permitirá que los geriátricos puedan seguir abiertos pese a que estén ubicados en las localidades en las que se adoptaron más restricciones por su situación epidemiológica.

Así lo anunció ayer el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, tras el primer Consello de su cuarto mandato. Una comparecencia en la que explicó que, cada 15 días, se hará un cribado “al 100%” del personal de estos centros, unos 15.000 empleados en total, tanto en los públicos como en los privados.

A mayores indicó la intención de hacer muestreos aleatorios entre usuarios de residencias que no tengan síntomas, con el fin de intentar “anticiparse” a la posibilidad de un contagio. Todas estas medidas, validadas ayer por el Gobierno autonómico, se acordaron en la última reunión del comité clínico.

Los expertos entienden que los problemas que están surgiendo en centros de mayores y de discapacidad se están dando entre los trabajadores puesto que las personas que permanecen internas tienen un contacto más restringido con el exterior.

una hora y extremando las precauciones. Tras la evaluación de los asesores del comité, el Gobierno gallego decidió articular un protocolo -–que se hará público y entrará en vigor a principios de la semana que viene (lunes o martes, concretó Feijóo)– para que pueda haber visitas en los geriátricos aunque se ubiquen en las localidades sujetas a restricciones.

Un documento en el que se recogen las condiciones para poder realizarlas y que fijará el límite de las visitas a una persona por residente, con una duración máxima de una hora al día y extremando las medidas de prevención. Deberá solicitarse cita previa y los visitantes tienen que estar en el centro con antelación y se les realizará una evaluación para detectar posibles síntomas. Además, deberán desinfectar manos, respetar distancias y usar mascarilla.

Si es posible, además, la visita tendrá lugar en una zona abierta y ajardinada. Cuando no sea factible, se habilitará una sala específica cerca de la entrada, ventilada con aire exterior y con circuitos de entrada y salida.

Este mismo protocolo recogerá que las personas con discapacidad que realizan habitualmente salidas durante el fin de semana al domicilio familiar lo puedan seguir haciendo, aunque se les hará un test cuando vuelvan al centro. En la misma línea, en los centros residenciales se permitirá la presencia de los familiares y las especiales necesidades del paciente en aquellos casos en los que se encuentren al final de sus vidas y con un desenlace inminente.

Entre otros cambios, Feijóo detalló que también se articularán unas instrucciones para “mantener abiertos” los centros de día aunque en los municipios en los que estén ubicados haya restricciones más duras. En Pontevedra, que el miércoles se unía al mapa de ciudades con restricciones, “ya no adoptamos la decisión de cerrar los centros de día”, ejemplificó.

Asimismo, el presidente anunció un plan de inspección conjunta de las áreas de Servizos Sociais y Sanidade para revisar la situación de todas las residencias de la tercera edad. La inspección empezará en aquellas que tienen más de un centenar de usuarios, y se extenderá a los centros en los que residen personas con discapacidad.

Estas medidas son aplicables a la situación actual. “Si las restricciones son muy severas y hay confinamiento, estaríamos en una situación distinta”, puntualizó el titular del Ejecutivo autonómico.