Hallazgo de atípicos corales negros en A Mariña

Los corales negros se alimentan filtrando la materia orgánica del agua, destacan porque esta especie no necesita luz ya que es en las profundidades donde florecen. La mayoría de ellos se encuentran generalmente por debajo de los 50 m y pueden llegar hasta miles de metros de profundidad, sin embargo, en los mares lucenses se han encontrado corales negros a mucha menor profundidad.

La biodiversidad nos proporciona avances científicos como nuevos tratamientos médicos, por ejemplo, la técnica de PCR que se utiliza para diagnosticar COVID, se desarrolló gracias a una bacteria que crece en los géiseres de Yellowstone, por ello debemos darle una gran importancia de los investigadores, nunca sabemos qué podrá convertirse en un gran hallazgo para la humanidad.

Hablamos con el biólogo Juanma García que nos explica la labor que está llevando a cabo sobre corales negros en la Mariña Lucense, “una investigación centrada en la especie Antipathela subpinnata un tipo de coral negro típico de aguas mediterráneas que cuenta con algunos registros en otras zonas de Atlántico, por ejemplo en las Azores hay algunos jardines de esta especie aparte de otros puntos en Portugal y España. Pero ninguno de los que hay a lo largo del Cantábrico y Atlántico, quitando los de Azores, han sido estudiados en profundidad, simplemente se ha visto que había coral negro en esa zona y se identificó como Antipathela subpinnata. Es una especie que se suele encontrar a bastante profundidad, uno de los registros más profundos está a unos 600 metros, pero se suele encontrar entre unos 100-200 o por debajo de los 50 en algunos de los casos.”

Cuando preguntamos qué tiene de especial este hallazgo en A Mariña, Juanma a nos comenta que “una de las cosas interesantes de este punto que investigamos es que está justo a bastante menos profundidad de lo normal, a unos 38 metros. Vamos a explorar una zona de galerías de paredes que hay entre unos 20-40 metros, bastante cerca de la costa de Ribadeo y muy cerca de la Playa de las Catedrales. Nuestra investigación consiste en una colaboración entre distintas organizaciones: Maremasma, el centro de buceo que descubrió estos corales, que comparte colaboración con dos ONG llamadas Tantak y Hydroheart, de la que soy miembro. Hydroheart es una web y ONG que intenta apoyar distintos proyectos de protección del medio marino. Nos pusimos en contacto con la Universidad de Vigo para que ellos realicen el estudio genético de las muestras mientras nosotros fuimos a recoger las muestras a ese punto.”

El biólogo asegura que “el estudio genético de los corales encontrados aquí nos puede indicar el valor que tiene esa zona, si son clones de una misma colonia o si son una zona con una gran diversidad genética entre las distintas colonias. Incluso podrían estar aisladas genéticamente del resto de poblaciones del Mediterráneo, constituyendo una nueva especie. Si el caso fuese este último, el estado de conservación de esa nueva especie cambiaría totalmente, ya que pasamos de tener una decena de zonas conocidas en el Mediterráneo a lo largo de Italia, Marruecos y España a tener solo este punto confirmado y los otros puntos a lo largo del Atlántico que podrían ser cinco de los localizados. Por eso es interesante conocer cuán diversa es genéticamente esta especie o si incluso es una nueva de la zona y tener mayor interés en proteger el área. Queremos investigar estas especies tanto de coral negro como la de coral dorado (Savalia Savaglia) en un futuro para entender la biodiversidad de la zona, pero también como una base para poder proteger esta área junto a la de la playa de las Catedrales y así proteger estas especies de los daños que puedan sufrir. De hecho, una de las últimas veces nos encontramos un ancla que había quedado enredada alrededor de los corales, que son bastante delicados, entonces tener una cuerda agarrada todo alrededor lo puede dañar fácilmente. Además, el tener un área marina protegida puede aumentar el cultivo de peces al no ser pescados en esa zona donde se crían, pero sí en otras donde migren, por lo tanto, la pesca no se tendría que ver perjudicada.”

Cuando nos habla de su labor como buceador nos comenta que “al estar a unos 40 metros es muy poca profundidad si lo comparamos con otras poblaciones de esta misma especie, lo cual es ideal porque facilita el estudio, pero sigue siendo una inmersión bastante complicada. Supone tener que bajar y hacerlo todo con bastante cuidado, pero a la vez con bastante prisa porque el aire se consume mucho más rápido a esa profundidad y debemos tener en cuenta las paradas que tenemos que realizar por seguridad.”