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Ganaderos lucenses se quejan de los daños en sus rebaños por los ataques de los cánidos salvajes// Ofensiva del PP en los municipios, Congreso y Senado contra el veto a la caza de esta especie que quiere imponer el Gobierno central TEXTO A. Arnáiz

“Hay muchos lobos matando todo lo que encuentran”

“No existe la convivencia entre lobo y ganaderos, no puedes meter a un zorro en el gallinero”, así de tajante se pronuncia Manuel Rodríguez, productor de carne de vacuno en extensivo del concello lucense de Muras, a la hora de valorar los daños que le ocasiona esta especie salvaje en su trabajo.

Explica que, en los últimos 15 años, esta alimaña se ha multiplicado en la zona de A Terra Chá y en A Mariña y está causando daños importantes, “hay mucho lobo matando todo lo que encuentra en sus incursiones”, subraya. Añade, no sin cabreo, que en Muras, “los ataques son un día si y otro también”.

Reconoce que en su rebaño, de algo más de medio centenar de cabezas, todos los años tiene bajas por los ataques del cánido salvaje. “Unas veces encuentras los despojos del cuerpo del animal y otras no aparece nada, lo que impide justificar la pérdida del ternero”, explica. Parece estar tan quemado por la situación que hasta asegura: “las indemnizaciones me dan igual, ya que la mayoría no las puedo cobrar”.

Cree que a día de hoy el lobo “no se puede controlar” y que su población “está desfasada”. Es partidario de crear “reservas para esta especie, parques naturales en espacios acotados”, comenta.

Cuenta que su ganadería, que heredó de la familia, es una ocupación compartida con otra actividad en el sector forestal, “de lo contrario no podría vivir”, sentencia.

Gemma Sa Pedro, que se dedica a la cría de cabras en ecológico en Santa Cruz de Retorta, en el concello de Guntín, se expresa en una línea similar sobre los daños del lobo en su rebaño de 200 cabezas.

Reconoce que, desde septiembre de 2018, no ha tenido ataques, pero ese año las alimañas le mataron 45 cabras. Para proteger a sus animales ha tenido que hacer un importante desembolso económico ya que se vio obligada a perimetrar todas las fincas en las que pastan sus animales con pastores eléctricos y a comprar siete mástines.

Gemma considera que el problema en sí no es el lobo, sino la gestión que se hace: “Es administrativo”, afirma con rotundidad. Explica que no todas las bajas por ataques “las puedes justificar, ya que a veces o no encuentras los restos de la cabra o solo aparecen dos huesos y esos despojos no sirven de justificación”. Por otro lado, agrega, “tienes que dar parte del ataque en 48 horas y a veces encuentras a la res muerta mucho después y el pago de los daños no compensa, al menos en mi caso, la inquietud que me genera la amenaza del lobo”.

“Ver a mis cabras con las tripas fuera me hunde, soy cabrera y salgo todos los días con mi rebaño y, aunque vivo de ellos, quiero a mis animales”, cuenta esta pastora catalana afincada en Guntín, desde hace una década. Se lamenta que el sector ovino-caprino, en relación con el vacuno, “está discriminado, somos lo último de lo último y creo que no se valora el trabajo que hacemos en el medio rural y el producto de calidad que ponemos en el mercado”. En cuanto a la rentabilidad de su explotación indica que vive de la venta de los corderos que cría y de la ayuda de la PAC para ganaderos.

NO A LA PROTECCIÓN. Dada la incidencia de los ataques de esta especie en la provincia de Lugo, con 1.036 reses muertas reconocidas el pasado año, el PP anunció que va a presentar iniciativas en los ayuntamientos, el Congreso y en el Senado para demandar al Gobierno central que no incluya al lobo en el catálogo de especies protegidas, lo que implicaría la prohibición de su caza.

Esta “ofensiva conjunta”, según explicó la presidenta provincial del PP, Elena Candia, obedece a la intención del Ministerio de Transición Ecológica de incluir al cánido salvaje ibérico en el citado catálogo, una decisión que es contraria a los intereses de las comunidades al norte del río Duero, en las que figuran, junto con Galicia, Castilla y León, Asturias y Cantabria, que son las que concentran más del 90% de la población de esta especie en el territorio español y cuyas explotaciones ganaderas sufren importantes daños económicos por los ataques que sufren sus rebaños.

Sobre este particular, el diputado del BNG, Mini Rivas, afeó ayer a la Xunta su falta de ayudas al sector ganadero y de utilizar la polémica del debate sobre el lobo “para esconder la ausencia de políticas de apoyo a las explotaciones”, aseguró.

20 feb 2021 / 01:00
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