La alcaldesa de Cambados deja el cargo sin explicar las razones de su dimisión
una empresa instrumental sospechosa de blanqueo durante años, como denunció EL CORREO
La alcaldesa de Cambados, Fátima Abal, prevé anunciar hoy su dimisión en el cargo que dará paso al nombramiento de su número 2 y concejal de obras y servicios, Samuel Lago, como nuevo alcalde y cabeza de lista del PSOE de cara a las elecciones municipales de 2023. Aunque la regidora alega “problemas de salud” para abandonar su puesto, hay otras razones de peso que se guarda en el tintero y nunca explicará.
El declive político de Fátima Abal comenzó en enero de 2019, cuando EL CORREO GALLEGÓ publicó que había ocultado durante casi doce años en su domicilio de la calle Sevilla, número 11, la sede social de la empresa tapadera Nunaga SL. Su marido, Juan Carlos D. F., figuraba como administrador único, actuando como presunto testaferro del verdadero propietario, Antonio M. B., alias Levis, antiguo contrabandista tabaquero investigado por narcotráfico en los años noventa.
A partir de esta revelación se desató una tormenta política que ponía en jaque el mandato de Abal, al frente de una coalición de cuatro partidos que se unieron para impedir que siguiera gobernando el PP, el cual había ganado las elecciones en 2015 con ocho concejalías (a tan solo una de la mayoría absoluta). Cuando se destapó el llamado caso Nunaga, la regidora pidió apoyo a sus socios de gobierno: BNG (tres ediles igual que el PSOE), Somos Cambados (dos ediles) y Cambados Pode (un edil). Tan solo Somos respondió respaldando públicamente a Fátima Abal, frente a la tibieza de BNG y Pode, que eludieron sacar la cara por ella cuando tan solo faltaban tres meses para las elecciones municipales.
Para responder a la denuncia pública de este diario, Abal amenazó con demandas judiciales que nunca llegó a presentar. También se comprometió a convocar un pleno extraordinario para dar explicaciones, aclarar dudas sobre responsabilidades políticas y poner a salvo el “honor de su familia”. Ante el alcance del escándalo, que comprometía su ética política y amenazaba la continuidad de su mandato, la alcaldesa buscó el amparo de la lideresa socialista provincial, Carmela Silva. Y el milagro se hizo: un “informe técnico” de la Diputación “libraba” a la regidora de convocar el pleno prometido, porque Nunaga SL era un “asunto particular” y la corporación municipal cambadesa carecía de competencias para debatir el caso.
(Curiosamente, hace dos semanas Carmela Silva se amparó en otro “informe técnico” para eludir un pleno provincial en el que debería explicar el caso del “enchufe” de su cuñada). Desde que se destapó el escándalo Nunaga SL, la política local cambadesa se instaló en la anormalidad. Las relaciones entre los cuatro partidos que formaban la coalición de gobierno se envenenaron y ni siquiera la victoria de la izquierda en las elecciones de 2019 sirvió para normalizar la situación. Parecía que el resultado electoral aclaraba el panorama y los cuatro ediles socialistas, junto a los tres de Somos y otros dos del Bloque anticipaban cuatro años de un tripartido estable. Pero el liderazgo de Fátima Abal seguía debilitándose.
Nada más cerrarse las urnas, en mayo de 2019, PSOE y Somos se reunieron para repartirse el poder municipal dejando al margen al otro socio ineludible para asegurar la estabilidad, el BNG. Una vez distribuidos los principales cargos de la gestión local, llamaron a los nacionalistas, liderados por Víctor Caamaño, para ofrecerle básicamente lo mismo que tenían en el anterior mandato. El Bloque se plantó: rechazó la oferta que pusieron sobre la mesa Abal y Xurxo Charlín tras una negociación mediatizada por el acuerdo previo de la pinza socialista y populista. Así las cosas, PSOE y Somos Cambados se dispusieron a gobernar en minoría con PP y BNG en la oposición, además de José Ramón Abal (Cambados Pode), que en 2015 había facilitado la caída del popular Luis Aragunde.
El conflicto inicial se agravó cuando en la segunda sesión plenaria de 2019 la oposición aprobó el salario de la alcaldesa, pero rechazó los sueldos de los cuatro ediles liberados por el grupo de gobierno. Dos años y medio después, el problema continúa. Cada vez que los salarios del grupo de gobierno han sido elevados al pleno, la oposición los ha tumbado. PSOE y Somos Cambados arremeten una y otra vez contra PP y BNG por impedir el “pago a concejales” por dedicación exclusiva o parcial, pero el problema sigue enquistado. La entente de la alcaldesa socialista con su “guardia pretoriana” de Somos ha alejado a los nacionalistas del núcleo duro del gobierno, pero ha debilitado el mandato de una Fátima Abal muy devaluada políticamente desde hace tres años.
Los seis años y medio de mandato de la alcaldesa transcurrieron salpicados de tensiones en las tareas de gobierno, pero el caso Nunaga fue el detonante de una decadencia que trunca su carrera política.
··· El marido de la alcaldesa, Juan Carlos D.F., se mantuvo al frente como administrador de la sociedad instrumental Nunaga SL desde febrero de 2001 hasta enero de 2013. Dimitió del cargo pocos meses después de que su esposa fuese designada como secretaria local del PSdeG. La firma tapadera mantuvo su domicilio social en casa de la regidora cambadesa hasta marzo de 2016 cuando Fátima Abal llevaba 10 meses en la Alcaldía. El 8 de marzo del citado año el Boletín Oficial del Registro Mercantil publicaba el traslado de la sociedad a la avenida de Castrelo número 25, domicilio del propietario real de la misma.
La empresa inmobiliaria, cuyo objeto social sería la “compraventa de toda clase de bienes muebles e inmuebles, así como la construcción y promoción de estos”, no ha desarrollado actividad alguna en los últimos años, carece de empleados, aunque, paradójicamente, ha registrado importantes movimientos de fondos: en 2016 contaba con un capital social de 180.303,63 euros y un patrimonio neto que rondaba los 690.000 , según datos oficiales.