La ‘crisis de Navidad’ deja al PSdeG sin cabeza ante el gran reto trielectoral

Muchos en el PSdeG ya la conocen como la crisis de la Navidad. Llegó entre villancicos y belenes, como la propaganda de El almendro, con la anunciación del posible regreso de Gómez Besteiro a la primera línea política realizada por el secretario de organización, Lage Tuñas, y esta noticia de la resurrección del mesías acabó por atragantársele a la dirección del partido, como a veces los turrones en una cena precipitada por llegar a tiempo a las uvas.

En el PSdeG querían fortalecerse rápido para llegar a tiempo al ciclo electoral que en menos de año y medio lo conformarán los comicios municipales, generales y gallegos. Tal vez acuciados por unas encuestas internas que les sitúan diez puntos por debajo del BNG a nivel autonómico, Lage aprovechó la desimputación de Besteiro en todas las acusaciones que pesaban sobre él para lanzar, algo irreflexivamente, la idea de que la vuelta del exsecretario xeral pudiera impulsar las posibilidades del partido. “Cuando se tiene a un Messi, hay que ponerlo a jugar”, manifestó. Y para apuntalar la oferta de su número dos, al actual líder de los socialistas gallegos, Valentín González Formoso, le faltó tiempo para ofrecerle al dirigente lucense la propia candidatura a la Presidencia de la Xunta. Una apuesta muy fuerte para que, al final, Besteiro se niegue por ahora a salir a disputar este partido, sumiendo al PSdeG en una crisis de liderazgo y a su militancia en un desconcierto absoluto y general.

Con Besteiro el deseado y anunciado renunciando, al menos momentáneamente, a ocupar de nuevo el que fue su lugar, y Formoso muy tocado por su falso paso atrás, la imagen que se da es la de un partido descabezado y sin rumbo que preocupa a la dirección nacional de Ferraz, que no entiende cómo vendieron el regreso de Besteiro sin medir las consecuencias. La misma opinión tienen los principales dirigentes de Pontevedra, la provincia donde cosechan los mejores resultados en las urnas, que no conciben cómo se montó este lío incomprensible a pocos meses de comenzar un largo ciclo electoral.

González Formoso derrotó a Gonzalo Caballero en las primarias de 2021 por la secretaría xeral del PSdeG, con una crítica muy dura a su contrincante por llevar al partido a ser la tercera fuerza en el Parlamento gallego y el mensaje optimista de que derrotar a Feijóo (en aquel momento presidente de la Xunta) y ganar las elecciones en Galicia era posible. Pero la realidad es la que es y, si en las autonómicas de 2020 los socialistas se quedaron a cuatro puntos del BNG, las encuestas que manejan les indican que ahora mismo estarían a diez puntos de las huestes nacionalistas de Ana Pontón.

Ante esta situación en que su líder no despega y tampoco aclara si piensa dejar la alcaldía de As Pontes y la presidencia de la Diputación de A Coruña para dedicarse en cuerpo y alma a una agenda propia de un candidato a la Xunta, la dirección del PSdeG encargó encuestas para conocer la valoración ciudadana de otros dirigentes como la presidenta de la Diputación de Pontevedra, Carmela Silva, o el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones, pero el resultado fue que ambos eran muy desconocidos.

Así las cosas, tras una Navidad donde mientras Abel Caballero encendía las lucen en Vigo, la dirección del PSdeG las apagaba en el partido, la realidad es esta: Besteiro no quiere salir por miedo a que le disparen desde el PP; Formoso, cauteloso; el portavoz parlamentario, Luis Álvarez, un improvisado; y los posibles candidatos alternativos, desconocidos. Y, en el horizonte, tres elecciones donde el PSdeG se la juega.