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La DEA traslada a la Policía su queja por los chivatazos a narcotraficantes

Sospechan los antidroga de EEUU que se filtró información sensible que dificulta la detención de los cabecillas y que se frustraron operativos importantes // La cocaína del Karar formaba parte de un macroalijo,pero no se halló nada en los otros dos barcos interceptados en Canarias y Algeciras

La detención en Madrid del aduanero de Vilagarcía cuando recibía un sobre con 370.000 euros de un narco colombiano es solo la punta del iceberg de un grave problema que golpea de lleno en la línea de flotación de la lucha contra el narcotráfico y la cooperación internacional. Hay mucha preocupación en los juzgados gallegos y entre las Fuerzas de Seguridad españolas ante lo que está ocurriendo: las filtraciones de operaciones en marcha frustraron que se completaran con éxito.

Incautar más de diez toneladas de cocaína, como ocurrió estos últimos meses en Galicia, debería ser un motivo de satisfacción, pero se convirtió en un grave problema que llevó a la propia Agencia Americana Antidroga (DEA) a mostrar a sus colegas españoles su malestar y preocupación por lo que está ocurriendo. Y esa queja tuvo como primera reacción acelerar la investigación abierta contra el miembro del SVA apresado la pasada semana.

Vamos por partes. Informaciones de la propia DEA, la National Crimen Agency británica (NCA) y la Policía de Colombia (DIRAN) pusieron a las policías españolas tras la pista del narcosubmarino localizado en la ría de Aldán y la cocaína que viajaba a bordo del MV Karar.

Eran referencias muy concretas. Punto de salida de las embarcaciones, coordenadas con el trayecto transoceánico, cártel que había entregado la droga, la identidad del intermediario (un ciudadano español aunque de origen extranjero) y hasta las organizaciones de lancheros que se iban a encargar de alijarla, en un punto a más de 300 millas de las costas españolas.

Esos datos obraban en poder de los agentes antidroga gallegos. En el caso del narcosubmarino, la DEA realizó el seguimiento en su singladura desde el sur de Portugal hasta que navegó paralelo a Lisboa. Allí quedó en manos españolas al decidirse permitirle que continuara para desmantelar el grupo que iba a salir al encuentro del batiscafo. Pero un chivatazo hizo que los lancheros no acudieran a la cita, por lo que los tripulantes recibieron la orden de hundirlo en la ría de Vigo.

El éxito de la captura del primer narcosubmarino transoceánico con los 3.500 kilos de coca en su interior se vio ensombrecido por la evidencia de que un topo, muy bien informado y con acceso a datos sensibles, permitió que los verdaderos dueños de la droga se fueran de rositas. En la DEA no entendían lo que había ocurrido y en algún juzgado o comisaría,... tampoco.

Desde las agencias antidroga USA y colombiana llegaron quejas que se multiplicaron a principios de mayo, tras la operación Donkey. El MV Karar venía con más de cuatro toneladas de cocaína en un envío masivo de droga que se hacía desde Colombia en tres barcos. Fue localizado en alta mar y se incautó la coca.

MACROENVíO. Un éxito. Pero el operativo preparado en tierra para detener a Juan Carlos Santórum, y llegar a la cúpula de la organización internacional que había fletado semejante cantidad, se vino abajo cual castillo de naipes.

Otra vez el topo alertó de lo que ocurría y aunque se había aquilatado todo para que no hubiera filtraciones lo cierto es que el líder de la banda de transportistas pudo escapar y con él la más valiosa de las informaciones que buscaban los servicios antidroga. Si a ello se le añade que unos días después la mayoría de los apresados en tierra fueron puestos en libertad se podrán imaginar el cabreo existente.

En esas mismas fechas se produjo un doble suceso que pasó desapercibido en la España que empezaba a salir del confinamiento. El Karar era uno de los tres barcos que la DEA y la DIRAN (policía antinarcóticos colombiana) habían detectado en puertos colombianos que compartían consignatario, dos tenían bandera de Togo y el otro de Panamá, tripulaciones compuestas por marineros asiáticos y naves en bastante mal estado. El Karar estaba en La Guajira y el Spiridom y Neameh en Cartagena de Indias. Iban a salir a mediados de abril con destino Turquia uno y Egipto los dos restantes.

El nombre del intermediario también coincidía. El Karar se acercó a la costa para ir al encuentro de las planeadoras y fue abordado. Los otros dos, unos días más tarde, navegaban el estrecho de Gibraltar con un cargamento de animales vivos y más de cinco toneladas cada uno.

Por orden de la Audiencia Nacional, el Spiridom fue interceptado en Canarias y conducido al puerto de Las Palmas mientras que al Neameh lo llevaron a Algeciras. Los dos fueron registrados de forma minuciosa pero no se localizó ni un solo gramo de drogas. Como en sus bodegas llevaban animales en un estado pésimo, muchos muertos, otros agonizantes y no se habían limpiados las bodegas en todo el trayecto, fue imposible detectar la presencia de cocaína a bordo.

En la DEA sospechan que otro chivatazo hizo que la droga se alijara antes de ser localizados los barcos y apunta directamente a España a quien hace llegar su malestar. Están seguros de que Spiridom y Neameh, el estado famélico y moribundo de las reses les delata, traían coca y se preguntan quiénes la pudieron alijar y a dónde fue a parar. Por eso se quejan.

15 jun 2020 / 19:15
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