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relación. Treinta años después se cierra el círculo que había abierto Fidel Castro, en 1992, con su única visita a Galicia// Su hermano Raúl estuvo en la tierra de sus antepasado en 2005// El 29 de julio Mariela, la hija de este último, vino a la inauguración del museo que lleva el nombre de su abuelo TEXTO L.López/A.Martínez

La huella de los Castro en Láncara

Coincidiendo con la celebración de la cumbre Iberoamericana, la Expo y los Juegos olímpicos de Barcelona 1992, acaban de cumplirse tres décadas, Fidel Castro visitó Espña para mostrar al mundo la pujanza de los deportistas y el régimen cubano. No fue lo único que hizo. También vino a Galicia para conocer y adentrarse en una “choza muy humilde” en la que nació su padre, Ángel Castro, en la localidad lucense de Láncara. Era la primera vez que uno de los miembros del, se puede decir así, clan de los Castro gobernantes regresaba tras las huellas de su padre, uno de tanto emigrantes que abandonó su tierra con la intención de hacer las Américas. Ángel acabó siendo un rico terrateniente dueño de una hacienda en Birán, en la provincia de Holguín, donde murió el 21 de octubre de 1956. Una paradoja para sus dos hijos metidos a revolucionarios expropiadores de tierras.

En 2005, fue Raúl, con 73 años, quien acompañado de su hijo Alejandro y su nieto hizo el mismo viaje de vuelta. Los dos presidentes de Cuba son hijos adoptivos de la villa natal de su progenitor. El círculo se cierra ahora, al menos por el momento, con la visita de Mariela, hija de Raúl, diputada en la Asamblea Nacional y directora del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba, la que ha lustrado las raíces rurales de su familia con su visita a Galicia.

Este último viaje lo realizó para inaugurar en la vivienda donde nació su abuelo, una de las “más pobres de la zona”, según palabras del fallecido líder de la revolución cubana, es desde ahora Casa Láncara o la Casa museo Ángel Castro y pretende consolidarse como un verdadero centro de interpretación de la emigración gallega y punto de encuentro de amistad entre nuestra comunidad y la isla caribeña.

La construcción, de una sola planta y levantada sobre piedra, fue cedida por la familia a la asociación Amistad y Solidaridad Láncara-Cuba con la única condición de que recrease fielmente la vivienda en la que residía Ángel, un joven que emigró a Cuba al poco tiempo de regresar a España después de haber servido como soldado de las tropas peninsulares durante la Guerra de Independencia de 1895. María Teresa López, hija de un primo carnal de los Castro, y otra de las acompañantes de Mariela, tuvo mucho que ver en el diseño de esta suerte de pinacoteca, pues tanto Fidel como Raúl le pidieron en una reunión privada que fuera un símbolo para el pueblo.

Así, se puso a disposición de Antonio Sobrado, presidente de la Asociación Amistad y Solidaridad Láncara-Cuba. Y germinó Casa Láncara, con cuatro temáticas, la emigración gallega hacia las Américas, la vida de Ángel Castro, las visitas de los Castro Ruz a Láncara y, por último, su papel en la historia de Cuba.

VISITAS HISTÓRICAS. Pero regresemos al principio a aquel año 1992 en el que el comandante Fiddel Castro aterrizaba en Lavacolla donde era recibido por Manuel Fraga. El presidente de la Xunta un año antes había desafiado el bloqueo impuesto por Estados Unidos y las recomendaciones del gobierno de España, con Felipe González a la cabeza y viajó a La Habana para reforzar los lazos entre Galicia y Cuba, isla en la que residían miles de gallegos. En el aeropuerto José Martí ocurrió un hecho singular: el propio jefe de la Revolución esperaba al león de Vilalba en la escalerilla del avión como si se tratara de un auténtico Jefe de Estado.

Fue agasajado por las principales autoridades cubanas y se estableció un sólido vínculo entre ambos mandatarios: Fraga conocía perfectamente la emigración ya que su padre, como el de Fidel, había tenido que cruzar el charco, incluso el propio don Manuel, siendo niño, vivió tres años en aquellas tierras.

En la devolución de al visita de Fidel a Galicia se produjeron momentos que pasaron a la historia de España. Los dos políticos se abrazaron emocionados y pasearon juntos por todos los rincones, mientras que en Madrid tanto en el Gobierno como en el propio PP nadie entendía esa camaradería, entre dos personas que políticamente estaban en las Antípodas.

Fue famosa la partida de dominó que jugaron en Láncara y todos cuentan la anécdota de que los escoltas de Fidel se abalanzaron para protegerlo cuando las llamas de la queimada empezaron a surgir del aguardiente con Fraga de maestro de ceremonias. También fue sonora la marcha de Fidel de Galicia. Alojado en el hotel Araguaney, el 29 de julio abandonaba precipitadamente la capital gallega sin despedirse de nadie lo cual hizo que se dispararan todas las conjeturas: desde una encerrona en clave política de Fraga hasta un aviso de intento de atentado.

Más relajada fue la visita de Raúl Castro a Láncara. Su llegada se mantuvo en secreto y la realizó de regreso de un viaje por China, Malasia, Laso y Vietnam. Aterrizó en Oporto y se desplazó a la provincia de Lugo. Con el viajaban su hijo Alejandro y su nieto Raúl Guillermo, que según las crónicas ejercía el papel de guardaespaldas privado con amplios poderes.

Al igual que en el caso de Fidel, el concello de Láncara años después nombró al que por entonces era número dos del régimen castrista, como hijo adoptivo. Se cuenta que el portavoz del PP tenía sus dudas pero tras consultarlo cobn Feijóo recibió un rotundo OK.

07 ago 2022 / 00:07
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