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La indignación del 15-M da paso tras diez años a menos activismo e ilusión

Activistas que estuvieron en su origen reconocen, no obstante, que el “espíritu” del movimiento acabó en parte asumido por las organizaciones estables // Señalan que el rupturismo es complejo

La primera década transcurrida desde que surgió en las plazas de España y Galicia el 15-M deja un poso agridulce para quienes estuvieron en el origen del movimiento que pretendía cambiar el pensamiento y el compromiso de la ciudadanía con la política.

Sumido el estado español entonces en una profunda crisis económica, política, social e institucional, las acampadas de jóvenes y gente de todas las edades irradiaron desde la madrileña puerta del Sol a todo el territorio.

En la alameda pontevedresa situó su tienda entonces desde el primer día Marcos Cal. “Respirábase moita ilusión. Non só se ocupaban as prazas, senón que había moita xente apoiando”, recuerda. “Tiñamos a sensación de que aquelo era un punto de inflexión que reflexaba que a nosa sociedade estaba cambiando”, añade. Marcos Cal considera que la transformación parcial de aquel magma ciudadano en organizaciones políticas nuevas, como Podemos, fue un “paso natural”.

El activista, que con el tiempo fue diputado en el Parlamento de Galicia de la formación morada, remarca que tanto la Alternativa Galegta de Esquerda (AGE) formada por Anova y Esquerda Unida, como Podemos “bebían” de aquella concepción que buscaba implicar a la sociedad en la política.

La compostelana María José Bóveda también recuerda, como Marcos Cal, esa sensación “emocionante” de la eclosión del movimiento.

Bóveda estuvo en el origen del 15-M, aunque sin acampar, porque entonces en la capital gallega el grueso de quienes tomaron la plaza del Obradoiro eran estudiantes y ella ya trabajaba entonces.

Arqueóloga de profesión, remarca que lo que buscaba el 15-M era “un cambio de pensamento” y un “compromiso da xente normal coa política”.

Bóveda, que reconoce que su ligazón con el 15-M era a través de los actos, por lo tanto, más “tanxencial” que la que tenían quienes estaban acampados, también apunta que era “máis escéptica” que las personas que estaban “máis motivadas”.

La activista, que participó en la creación de Compostela Aberta, a la que sigue vinculada hoy en día, sostiene que la lucha por comprometer a la gente normal en la política “non se cumpreu” y ve “á xente moi desanimada”.

Queda poso Aún así cree que “o espíritu do 15-M quedou e moitas das suas ideas foron asumidas tamén incluso polos partidos establecidos”. Para Bóveda, que mantiene que Compostela Aberta sigue teniendo vivos en su interior los “parámetros” de intentar que los ciudadanos participen en la política, concluye que “o toque de atención” que dio el 15-M “está aí” y apunta que el fracaso de los movimientos que surgen por la base está en buena medida vinculado a que muchos de los que lo impulsan no quieren cargos y otros que se ofrecen para los mismos “non son as personas máis axeitadas” para ostentarlos.

Marcos Cal también bajó hoy en día un peldaño su implicación activa en la política. Sigue inscrito en la formación morada, pero aunque no está desactivado del todo, sí tiene una implicación menos intensa.

El dirigente pontevedrés desliga el fracaso electoral de las organizaciones que bebieron del espíritu del 15-M del propio movimiento. “É tan inxusto dicir que o 15-M foi no seu día a segunda forza política do Parlamento de Galicia como que agora o 15-M é extraparlamentario”.

En todo caso, quien estuvo desde mayo a agosto de 2011 con tienda en la alameda pontevedresa (en distintos niveles de presencia) hasta que la celebración de las fiestas de la Peregrina aconsejaron el levantamiento del campamento, subraya que el denominado “rupturismo” es un fenómeno político “complexo” tanto en Galicia como en el resto del Estado español y fueron los “problemas” propios quienes acabaron por apartarlo de la Cámara autonómica gallega.

Hermida: “A nova política permitiu outra vez volver ó bipartidismo”

Santiago. La nueva política, que representaron organizaciones como Alternativa Galega de Esquerda, En Marea o Podemos, llegó a su final.

Eso es lo que mantiene el activista, historiador y empresario, Xoán Hermida, en la última entrega de su trilogía A saída da encrucillada, final da nova política, un libro editado por Obencomún que presentará el próximo día 20 en Santiago de Compostela.

Hermida, vinculado entre otras formaciones a En Marea por la que fue brevísimamente diputado, considera que “a nova política era unha enmenda parcial ao modelo bipartidista” y para nada logró su objetivo. “Hoxe volvemos ao modelo bipartidista e encima con unha deereita condicionada pola extrema dereita”, remarca.

El rupturismo llega a este punto, abunda, por “errores tácticos importantes” cometidos tanto por Alternativa Galega de Esquerda, En Marea o Podemos. Aunque fundamenltalmente pone el foco en la formación morada. “Che gouse ate aquí sobre todo por decisións estratéxicas de Podemos, que abandonou o seu discurso rexeneracionista do 15-M para volver o espacio da esquerda tradicional que ocupaba Esquerda Unida”, dice.

Xoán Hermida pone en valos dos momentos históricos relevantes por su “creatividade” después de la muerte de Franco. Por un lado la Transición a la democracia, marcada por el consenso de la organizaciones políticas aunque la que lo impulsó (la Unión de Centro Democrático de Adolfo Suárez desapareció tras su papel histórico) y el 15-M, marcado por grupos que “buscaban profundizar a democracia xurdida na Transición e que quedou en nada pola deriva de Podemos”.

Hermida señala que en otros puntos, como en Estados Unidos, la democracia avanza “polas enmendas constitucionais”. En el caso de España en lugar de optar por esa Vía “Podemos optou por un discurso radical que non trouxo consigo nada”. “Podemos desaparece sen conseguir os seus obxectivos: profundizar na democracia e rexenerar a política”.

Para el historiador En Marea tuvo, en su opinión, dos crisis que la llevaron a su punto actual extraparlamentario. La de 2016 cuando tenía que pasar de una marca integrada por una coalición de partidos a una marca ciudadana que fue saboteada por los partidos en las primarias y en 2018 con la crisis institucional en la que Podemos decidió no incorporarse a En Marea y la alianza en igualdad fue cortocircuitada por el fundador de Anova Xosé Manuel Beiras.

Para el activista, de todas formas, la conclusión más desalentadora es que el desafecto de la ciudadanía con la política pasó del 60 por ciento al no al 90 por ciento, según datos extraídos del último eurobarómetro.

14 may 2021 / 21:42
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