La liberalización no llegará a Galicia
En Galicia se mira con ironía el anuncio de “liberalización” del mercado ferroviario por parte del ministro de Transportes José Luís Ábalos. La compañía francesa Ouigo ofrece, desde hace unos días, una alternativa al AVE para viajar por tren a alta velocidad entre Barcelona y Madrid. En Galicia se espera que, en la segunda mitad del año, esté en funcionamiento el AVE a pleno rendimiento. Pensar en alternativas y en un incremento de la competencia, es una utopía a corto plazo.
Ouigo irrumpe en España con la intención de hacerse con una cuota del mercado que, hasta ahora, monopolizaba Renfe. Los franceses entran con una oferta de bajos precios, mientras que Avlo, la alternativa lowcost española apura su puesta a punto, y la italiana Ilsa resuelve los trámites administrativos para poder operar el próximo año.
De entrada, Ouigo solo ofrece ruta entre Madrid-Atocha y Barcelona-Sants, con o sin parada en Zaragoza, con unos tiempos muy similares a los del AVE. En la hoja de ruta de la empresa se contempla la posibilidad de ofrecer viajes a Valencia y Alicante este mismo año, y a Sevilla y Málaga desde el próximo.
Una persona que comprase el billete el pasado viernes, saliendo a última hora de la tarde, desde la capital de España a la ciudad condal, y volviese el domingo por la noche, tendría que pagar casi 120 euros con Ouigo y 175 en el caso de AVE.
El desembarco de Ouigo supone un aumento de las frecuencias horarias y un incremento de la “tensión en el mercado”. “Hay gente que cree que va a hundir a Renfe, pero no siempre los billetes van a estar a 9 euros. Hay que tener en cuenta que empiezan con periodos de promoción y con la intención de que la gente pierda el miedo”, asegura Xosé Carlos Fernández, experto en materia ferroviaria.
La llegada de la competencia supone una presión añadida para Renfe, acostumbrada a operar en solitario. “Que empiece el juego de trenes”, decía la compañía española.
Sin embargo, este incremento de la competencia con sus beneficios relacionados va a pasar de largo por Galicia. Por lo menos a corto plazo. “Que nadie se haga ilusiones. No vamos a tener estos trenes en varios años”, señala Fernández.
El ancho de vía, un problema con el que se encuentra Renfe (exige el trasbordo en Ourense), también afectará a otras compañías. En el caso de la española no será hasta primavera cuando disponga de los de ancho variable, según los expertos. Para las demás, la solución es sencilla: compra o alquiler. Pero para eso, tiene que resultar atractivo operar en Galicia. “Si una compañía cree que tiene negocio lo hará”.
De momento no lo hay, tampoco para operar con el norte de Portugal. Otra de las infraestructuras comprometidas por el Gobierno central es la salida sur de Vigo, que exigirá un trabajo coordinado con las obras que se realicen al norte del país vecino para esta conexión.
Galicia, de nuevo, volverá a quedar relegada en comparación con otras comunidades. Mientras que Cataluña, Valencia o Andalucía estarán conectadas con la capital por varias alternativas de alta velocidad, en la comunidad se sigue esperando la llegada del AVE para el tramo final del año, mientras avanzan las pruebas en materia de seguridad en el tramo entre Pedralba de la Pradería y Taboadela, con convoyes circulando a más de trescientos kilómetros por hora.
Así, seguirá llevando prácticamente el mismo tiempo recorrer los 350 kilómetros que separan a Madrid de Valencia que los 150 que hay entre A Coruña y Vigo.
¿Los motivos? “Aquí las cosas llegan 25 años tarde. Estamos condenados por nuestra incompetencia política y voluntad del pueblo. No es problema de las montañas. Galicia nunca tuvo representación ni voluntad para exigir lo que tienen otros”, lamenta Fernández.