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DECLIVE DE LA MASCARILLA. El fin de la obligación de su uso, ahora también en el transporte público, obliga a las manufacturas a abordar su futuro sabiendo que las ventas han caído en picado pero con la vista puesta en los hospitales TEXTO Mateo Garrido

Las fábricas de mascarillas se debaten entre el cierre o cautivar al sector público

Dicen que cuando se cierra una puerta, siempre se abre una ventana, y eso fue lo que debieron pensar algunos gallegos cuando en los albores de la crisis epidemiológica del coronavirus, supieron vislumbrar una oportunidad de negocio con la fabricación de mascarillas.

Hoy, tras la remisión en el día de ayer de la obligatoriedad de su utilización en las diferentes modalidades del transporte público, ya tan sólo es necesario portarla en centros sanitarios, hospitales, farmacias y residencias de mayores (a excepción de los usuarios). Y aquellas empresas que en el tiempo que duraron las restricciones producían y vendían diariamente cientos de miles de estas piezas, se debaten ahora entre echar el cierre de sus unidades de producción o tratar de seducir con el producto nacional a una Administración que todavía mantiene una alta demanda para dotar a su personal médico y sociosanitario de los todavía necesarios equipos de protección individual.

El primero es el caso de Sanamark. El gerente de la marca pontevedresa, Fernando Ortigueira, explica que su negocio comenzó a caer cuando la utilización de los tapabocas dejó de ser un debe en las plazas y alamedas. “Desde que quitaron la obligación de usarlas en la calle, ya notamos una bajada increíble de ventas. Estamos hablando de una caída de hasta el 95%”, asegura.

La fábrica del Lérez echó a andar en plena pandemia, sus propietarios venían del sector metalúrgico con la empresa Galferro Europa. A pesar de no contar ninguna relación con el sector sanitario, la marca echó a andar y llegó a contar con hasta 25 trabajadores que diariamente podían llegar a producir hasta 200 mil mascarillas.

Actualmente las ventas son muy pequeñas de 100 o 200 mascarillas diarias; “osea 4 cajitas, o 5”. Una situación insostenible. “Lo más probable es que antes de verano echemos el cierre”, afirma Ortigueira.

Mientras tanto, tratarán de vender el stock con el que todavía cuentan aunque los altos costes de los servicios de paquetería derivados de un volumen de ventas cada vez más bajo le hace pensar que quizá tengan que acabar proporcionándole estas mercancías en la reserva “a alguna empresa que se dedique más a proporcionárselas a hospitales y a un precio de oferta, incluso por debajo del precio de coste”.

A pesar de que el ocaso del negocio se aproxime, Ortigueira asevera que lo que en su día fue una apuesta les salió bien, y durante un tiempo pudieron sacarle rentabilidad.

En contraparte está galmask. Nacida también en la pandemia como una alianza entre una firma viguesa que se dedicó a la producción y una compostelana que distribuía y comercializaba. El asunto fue muy bien “e acabamos tamén abrindo fábrica aquí no Polígono do Tambre”, cuenta Miguel Gómez.

Su caso es algo diferente ya que desde su inicio se especializaron en la elaboración de mascarillas FFP2 y FFP3, y quizá sea esta diferenciación lo que los haga resistir de mejor manera y los llevara incluso a exportar sus productos a países nórdicos. De cualquier forma, la caída tanto en ventas como en producción también fue notoria.

“Agora estamos sobre 20 persoas, entre planta e oficinas. Durante a pandemia chegamos a ser 50 persoas traballando”, cuenta Gómez. Aquel personal respondió a una demanda que fluctuó a lo largo de la epidemia, pero en sus momentos pico llegó a alcanzar las 100.000 mascarillas al día, mientras que a día de hoy producen diariamente 10.000 tapabocas, lo que supone una caída del 90%.

A pesar de ello la firma no se plantea la clausura de sus unidades de producción y mantienen que su apuesta es la de tratar de conservar el mayor número de empleos posibles y de esta manera que la industria pueda continuar.

Para ello, afirman “o que estamos facendo agora é orientar a venta cara esas canles onde todavía se precisa (hospitales, centros de salud...)”. Sin embargo, para esa tarea necesitarán de forma inequívoca el apoyo de la Administración a la que tratarán de seducir a base de producto nacional. “Trataremos que se decanten polo produto nacional e axuden de esta forma a crear e manter a industria. Se apostan polo produto de importación, pois claro as empresas daquí vamolo a ter moi complicado”, concluye Gómez.

Otras empresas gallegas del sector como CumeTéxtil o VP Mascarillas no declinaron la posibilidad de realizar declaraciones al respecto para El Correo Gallego.

10 feb 2023 / 06:00
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