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ENTREVISTA
Luis Álvarez Profesor de bachillerato y creador de Studeam

“Lo ideal sería que los colegios se tomaran en serio educar en gestión del tiempo y hábito de estudio”

Ante los retos que la pandemia ha supuesto para la educación, un profesor madrileño ha lanzado una herramienta que puede ser muy útil para el próximo curso, que se aventura incierto e inestable porque desconocemos qué ocurrirá con las clases en caso de un nuevo confinamiento. Es una plataforma educativa que ayuda y guía a los estudiantes a optimizar su tiempo de estudio para que logren un mejor rendimiento académico y no se queden atrás.

Esta pandemia ha dejado al descubierto que no estábamos preparados para afrontarla. Y el campo de la educación fue, claramente, uno de los más afectados. La descoordinación estuvo muy presente. ¿Cómo lo ha vivido usted y su familia?

Ha sido un tiempo complicado pero también muy especial para mi familia. Contra lo que se pudiera esperar, el cambio fue globalmente positivo, pues nuestros dos hijos son muy autónomos e inquietos y este periodo lo han aprovechado para aprender y jugar más que nunca.

He visto en mi propia casa frustración, estrés, agobio, falta de motivación. Les costó adaptarse y los que tuvimos que ejercer el papel de profesores fuimos los adultos... Y no es tarea fácil, sobre todo si trabajas y estás confinado en casa...

Efectivamente, no fue fácil adaptarse, no fue nada fácil supervisar las tareas que se pretendía que hicieran desde el colegio. El contacto con los profesores se realizaba por correo electrónico y la responsabilidad de la realización de las tareas caía sobre los padres, sin clases ni explicaciones del profesor. Mi esposa se encargó de empaparse de las tareas y organizar a los dos chicos mientras yo me encargaba de llenar el resto de su día (la mayor parte) con “otra formación” y ejercicio físico. La clave estaba en procurar un comportamiento autónomo, el reto consistía en que los hijos asumieran un plan de trabajo claro y concreto dentro de unos tiempos y que lo mantuvieran con la mínima supervisión.

Durante el confinamiento surgió una brecha académica entre los estudiantes capaces de organizarse de manera autónoma y aquellos que precisan de más ayuda en este aspecto. Lo corrobora un informe de la OCDE coordinado por Andreas Schleicher, creador del informe PISA. Está claro que la edad del alumno influye en todo esto. ¿Existe alguna herramienta con la que pueda organizarse?

Hasta ahora, para hacer un plan de trabajo siempre han existido el papel y el lápiz y las agendas, también las electrónicas. Sin embargo, los alumnos más pequeños carecen de esta práctica porque gestionan pocas tareas (sobre todo los más pequeños) y porque suele haber un profesor que les dice lo que hacer en cada momento. Pero cuando las tareas aumentan, ya sea por la edad, ya por el confinamiento, la cosa se complica y las agendas actuales no planifican, sólo te recuerdan lo que uno haya planificado por sí mismo. Además, los niños y adolescentes de hoy tienden a la impulsividad, y no reflexionan para planificar y organizarse bien. Sin embargo es muy importante esta educación práctica. ¡Que se lo digan a los padres que han tenido que casar mil tareas además de ordenar las tareas de sus hijos! Por eso vi la necesidad de crear una herramienta nueva, una agenda que planificara bien las tareas de forma automática.

Se trata de una aplicación llamada Studeam que ordena en el tiempo las tareas de estudio y los deberes con criterios pedagógicos, con los descansos debidos y con máxima seguridad ante entregas. Así el estudiante obtiene una guía válida y concreta para su trabajo de forma instantánea, facilitándole ponerse en marcha y evitando autoengaños. Lo agradecerán los alumnos pero también sus padres, si se han visto agobiados en la misión de poner orden en los deberes de sus hijos.

¿Cómo funciona Studeam?

Funciona sobre un navegador web (Chrome, Safari...)y para planificar necesita ser configurada una primera vez, dándole el horario en el que se quiere estudiar y cómo se desea descansar. Después hay que introducir las tareas que hay que planificar informando de su tipo, su fecha de entrega y el tiempo que el estudiante estima que le llevaría terminarla bien. Pulsando planificar obtendremos una planificación desde hoy hasta la fecha de entrega de la última tarea. Se puede visualizar por día, semana y mensualmente. Y si hubiera problemas de falta de tiempo para terminar las tareas existentes, Studeam hará un diagnóstico para que el usuario no se engañe y tome alguna decisión, por ejemplo ampliar el horario de estudio o eliminando alguna tarea menos importante.

¿La aplicación a quiénes va dirigida, Luis?

Cualquier estudiante que tenga distintas materias y tareas que ordenar en el tiempo puede utilizar Studeam, desde últimos cursos de primaria hasta opositores, pues es una herramienta pensada para hacer lo que toca cuando toca. Entre todos ellos se nos ocurre que hay dos grupos de estudiantes a los que les ayudará muchísimo:

Por un lado, los que quieren aprovechar su tiempo al máximo, no quieren engañarse y buscan optimizar su tiempo. Por otro lado, aquellos a los que les cuesta ponerse a estudiar y organizarse, los que siempre andan agobiados porque les suele pillar el toro y no entregan las tareas a tiempo, o aquellos que necesitan ayuda especial por tener TDAH o alguna otra dificultad en el manejo del tiempo. Será muy útil incluso para los que ayudan a estas personas (padres, tutores, pedagogos, academias de refuerzo).

Studeam les proporcionará a todos una guía inmediata de trabajo para que empiecen a hacer lo que toca cuando toca.

¿Es gratuita? Sería fabuloso que se implantara en los colegios...

Tratándose de una aplicación que pueden usar menores, no tiene publicidad, por lo que es una aplicación de pago con un periodo de 15 días de prueba. Lo ideal sería que los colegios se tomaran en serio educar en gestión del tiempo y hábito de estudio y contraten las licencias anuales para sus alumnos a un precio menor. Sería de una gran ayuda para las familias en el contexto difícil del curso que nos aguarda en septiembre.

Está claro que “la educación a distancia es muy difícil para los jóvenes que no han experimentado un aprendizaje independiente”, dijo el director de educación de la OCDE.

La educación a distancia presenta siempre el mismo problema. Muchos alumnos se quedan por el camino porque perseverar a solas es complicado. Si muchos alumnos se resisten a avanzar incluso en las clases presenciales con el profesor encima, ya no digamos cuando están solos en casa.

Parece que no se está educando a los alumnos a ser autónomos.

Desde luego que no, al contrario, se viene insistiendo en la facilitación, el acompañamiento, la supervisión, los apoyos, pero no en la autonomía. La tendencia es que si el hijo no se pone a trabajar, se le pone con alguien que trabaje con él y en ocasiones por él, y que se lo haga más llevadero. Muchos padres adoptan ese papel en casa y se equivocan, porque hacen a sus hijos más dependientes. También en los centros educativos se intenta reducir las tareas, espaciar los exámenes, hacerlos muy frecuentes y con poco contenido. Si los alumnos no se organizan y no cultivan un hábito sano de estudio, la respuesta que se suele dar es rebajar las exigencias y así no se educa en autonomía.

¿Los estudiantes de hoy son expertos en procrastinación?

La procrastinación es el vicio de dejar las tareas para tan tarde que ya no se pueden hacer bien o no se pueden terminar. En España casi no hay estudiantes que lleven las materias al día, la inmensa mayoría solo se plantea estudiar cuando se acercan las fechas de los exámenes. De esta manera no hay realmente repasos ni un aprendizaje razonable perdurable. Esto produce más agobios y ansiedad ante las pruebas y peores resultados. Se estima que la procrastinación en la universidad española tiene niveles similares a los EEUU (del orden del 90 %). En Inglaterra hay estudios que la sitúan por encima del 80 % para estudiantes de secundaria, muy por encima de los países de oriente como China, Corea, Japón...

Sin competencias digitales

Se dice que los niños son nativos digitales, pero luego no saben escribir un trabajo en el ordenador o enviar un correo electrónico al profesor...

Porque no son competentes digitales. Sobre el uso de herramientas sólo se es competente cuando realmente se usan, y el correo electrónico sólo lo tocan para algo que les pida el profesor. La misma mediocridad que suelen tener los trabajos la tiene el uso de las herramientas necesarias para elaborarlos. ¿Para qué otra cosa le sirve a un alumno una aplicación como Word que para escribir los trabajos que le pide el profesor? Si el profesor es competente digital podrá formar a sus alumnos en el uso de esas herramientas y exigirlo igualmente, pero tampoco los profesores presumen de ser digitalmente competentes. De todos modos, cuando nos vemos presionados a cambiar, tanto estudiantes como profesores y padres, los cambios suceden. Estamos en un momento de cambio intenso y simplemente hay que procurar hacerlo con cabeza.

08 sep 2020 / 00:00
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