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Los indicadores de la sequía en Galicia son peores que los de 2017 a estas alturas del año

Por ahora hay más similitudes con lo vivido en 2011, cuando no había llovido en el invierno anterior // Con el Plan de Seca se puede evaluar la situación con indicadores objetivos

Casi todos los sistemas de la cuenca Galicia-Costa entraron el pasado mes de febrero en situación de seca prolongada, que se declara cuando ya se detecta un déficit de precipitaciones. Un mes más tarde, afectó también a la zona cantábrica, que era la única que se salvaba.

Además, la Xunta extendió este jueves la prealerta por escasez de agua a la cuenca del río Anllóns (A Coruña), debido a los datos de la estación de aforo del río, que manifiestan un drástico descenso de los caudales en el último mes, y por las previsiones de falta de lluvias a corto y medio plazo, así como también la mantiene en la cuenca del río Lérez.

Algunos sistemas entraron en situación de alerta por escasez, como fue el caso del sistema del Lérez, a mitad del mes de julio. La escasez se valora a nivel de sistema, un territorio vinculado a la cuenca de uno o varios ríos. “Está en alerta por escasez el sistema 3, vinculado al Lérez, pero la situación grave se da en la zona final. Además vemos que hay situación de peligro en el sistema 1, vinculado a la ría de Vigo, pero no en todo su transcurso. El embalse principal de Eiras no está en indicadores de escasez pero si lo pueden estar el de Baiona y Zamáns”, especifica a EL CORREO la directora de Augas de Galicia, Teresa Gutiérrez.

Desde el mes de febrero Augas de Galicia, que depende de la Consellería de Infraestructuras e Mobilidade, venía adviertiendo de que los acuíferos, cuando se está en seca prolongada, no se recargan, así como tampoco lo hacen los manantiales y pozos. “Los pequeños sistemas de abastecimiento están sufriendo mucho tanto en nuestra cuenca, la de Galicia-Costa, como en la cuenca Miño-Sil”, asegura la directora.

En aquellos sistemas que ya están en una situación muy crítica ahora, si no hubiese recarga en el otoño o invierno podrían tener desabastecimientos o, por lo menos, cortes puntuales. “Si esto se prolonga otro año hidrológico podríamos pensar en tener globalmente problemas de abastecimiento”, añade.

diferencias con lo sucedido en 2011 y 2017. Recientes como tal hay dos sequías estudiadas: las de 2011 y 2017. Según indica Teresa Gutiérrez, lo que está pasando ahora tiene más similitudes con la del 2011, es decir, una sequía que venía del invierno anterior, donde no hubo precipitaciones suficientes, pero si había llovido en octubre. “En 2017 hubo un verano seco y además no volvió a llover hasta el 12 de diciembre, con sólo dos escenarios pequeños de precipitaciones. Si esto ocurriera este año sería una combinación de las dos sequías y sería muy negativo porque en este momento en la mayoría de los indicadores tenemos peor situación que la que teníamos en 2017 a estas alturas del año”, confiesa.

plan especial de seca. Augas de Galicia contaba con un Plan de Seca que habían elaborado en el año 2013, siendo la comunidad pionera. Posteriormente el Ministerio para la Transición Ecológica dio unas directrices y el gallego no estaba adaptado a ellas.

El nuevo Plan Especial de Seca que estará vigente hasta el 2027 en la cuenca Galicia-Costa está permitiendo a los organismos de la cuenca avisar con mucho tiempo de lo que viene a los gestores, que son los ayuntamientos, y evaluar la situación con unos indicadores objetivos. “Es diferente al antiguo, que consideraba el evento de sequía y de escasez con unos indicadores comunes y mantenía unos escenarios de prealerta, alerta y emergencia. Este nuevo plan es mucho más eficiente. Por un lado, evalúa la sequía (escenario de normalidad o sequía) y por otro lado la escasez, donde sus indicadores informan de la capacidad de responder a las demandas”, detalla.

Considera Gutiérrez que el nuevo plan es más fácil de que lo utilicen los gestores. “Es una herramienta útil, el problema es que se le haga caso”, dice.

Apunta, también, que es importante que los ayuntamientos tengan su propio plan de sequía. Los de más de 20.000 están obligados por ley desde la existencia del Plan hidrológico nacional del año 2001, pero desde Auga de Galicia quieren que los pequeños ayuntamientos también los tengan “porque les permite tener pensado que van a hacer si se da esta situación y así anticiparte”.

algunas medidas del plan ante una situación de emergencia. El plan contempla actuaciones para la propia comunidad autónoma como gestor del dominio público hidráulico y actuaciones para los ayuntamientos.

En el plan está contemplada la intervención pública en los embalses destinados a la explotación hidroeléctrica y la posibilidad de reducir el caudal ecológico. Lo que hay que tener claro es que en cada escenario se permiten unas cosas. “Por ejemplo, si algún sistema entrase directamente en alerta entrarían los caudales ecológicos de sequía que son más pequeños que los normales. También se podrían aplicar en el Lérez y podrían reducirse los caudales ecológicos incluso en prealerta, pero en este momento no consideremos que esa medida sea eficiente”, indica.

Además está contemplado que cualquier recurso se ponga a disposición. En el caso del Lérez no hay recurso hidroeléctrico como si lo hay en el río Umia o Ulla.

El estado de los embalses. Prácticamente todos los embalses están peor que en el año 2017. La gran mayoría tiene una capacidad de abastecimiento de entre 3 y 4 meses. Lo normal es que empiecen el final de la primavera al 100 % y acabar el otoño en torno al 50 %. Por ahora, algunos todavía están en torno al 80 % pero hay dos que preocupan. El de Vilagarcía está casi vacío, si bien es cierto que en verano nunca se puede usar porque “es muy pequeño sin aportaciones y con una situación singular de filtraciones”. El de Baiona y Zamáns están en torno al 60 % y bajando. “Tienen cuencas pequeñas donde no va haber aportaciones hasta el final de la época estival y tienen bastante población asociada en verano”, indica la directora de Augas de Galicia.

análisis del agua de la mina de ventoxo. Augas de Galicia evalúa emplear el agua de la antigua mina de Ventoxo, en Forcarei para abastecer al Lérez. A través de un trabajo iniciado por la consellería de Industria e Innovación hace años, disponen de un dron para tomar muestras en profundidad, superficie o columnas de agua. “ Ya se hizo la toma de muestras y ahora hay que evaluar los datos para ver si el agua es compatible con los ecosistemas en el río Ventoxo así como cuando este vierte sus aguas al Lérez. Si esto fuera posible podríamos plantearnos hacer una aportación desde este hueco al propio río Ventoxo, que es afluente, y así cuando el Lérez disminuyese el caudal ecológico le podríamos aportar cierto caudal. Así los ayuntamientos de Pontevedra podrían abastecerse”, explica en detalle.

responsabilidad de la población. Gutiérrez hace una llamada a la responsabilidad. “El recurso no está en nuestras manos pero el uso del recurso sí. Llamo a la responsabilidad de los ciudadanos y administraciones y a asumir las restricciones que nos afectan de forma responsable”, concluye.

Preocupación de alcaldes que ya se vieron obligados a imponer restricciones

Santiago. Una de las comunidades más afectadas por la sequía es Galicia, lo que ha llevado a una serie de ayuntamientos a aplicar restricciones como cerrar los grifos de lavapiés y duchas en las playas, prohibir el relleno de piscinas, el baldeo de las calles o los lavados de coches.

En concreto, en el ayuntamiento de Sanxenxo han tomado la decisión de cerrar la piscina municipal y la prohibición de regar los campos de fútbol con aguas de la red municipal. “Tenemos seis campos, cuatro de hierba artificial que sólo se regarán cuando haya partido y dos de hierba natural que en este caso se abastecen de los propios pozos que tienen”, comenta a EL CORREO el alcalde Telmo Martín González.

Asegura que son paradas temporales. “Si sube el caudal del Lérez esperamos poder eliminar las restricciones lo antes posible aunque no calculo que sea antes de la segunda quincena de agosto”, dice.

Sanxenxo no puede permitirse no tener agua en verano. “Hemos conseguido ser el primer destino turístico del norte de España en pernoctaciones gracias al esfuerzo de todos los que se dedican al turismo y eso no podemos tirarlo ahora por la borda. Tampoco nos gustaría tener que imponer medidas más estrictas”, añade.

La falta de agua que deja la sequía en la provincia de Lugo es más acuciante en la parte sur, hasta el punto de que en el municipio de Ribas de Sil algunas parroquias que tienen aguas vecinales han necesitado camiones cisterna para abastecerse. El alcalde, Miguel Ángel Sotuela, reconoció que hay escasez de agua en general aunque de momento no tuvieron que cortala .

Tienen agua de un arroyo, que bombeaban en verano para una estación depuradora de un pozo al lado del río para la traída. “Este año ha bajado muchísimo el nivel del río Sil, y aunque por ahora no hay escasez recomendamos que haya un consumo moderado porque sino podemos llegar a tener problemas”, señala.

En el ayuntamiento ourensano de Baltar se enfrentan a una circunstancia especial que nunca se vivió hasta el momento.”Este fin de semana celebraban una fiesta popular donde hay competiciones y juegos en la playa fluvial que no se van a poder hacer porque el río está seco”, cuenta el regidor José Antonio Feijóo.

Además están preocupados porque las traídas de todos los pueblos están bajando de nivel y en algunos se llegó a restringir el horario del uso del agua. Tenemos un pueblo que solo puede usarla cuatro horas al día”, manifiesta. l.rey

07 ago 2022 / 00:51
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