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Los tripulantes del narcosubmarino no delatan a los dueños de la cocaína

Justifican la participación con el argumento de sus problemas económicos y dicen temer por sus vidas // Los cuatro detenidos en tierra se declaran inocentes

Tres acusados que reconocieron los hechos, cuatro que se declararon inocentes; los primeros que aluden a sus graves problemas económicos para embarcarse en esta sorprendente aventura y, entre los que hablaron, la constatación de que la omertá, la ley del silencio, sigue vigente en Sudamérica para no delatar a sus jefes con un argumento que nadie puede discutir: está en juego las vidas de nuestras familias. ¿Conclusión? No hubo ninguna sorpresa en el inicio del juicio que sienta en el banquillo de la Audiencia Provincial de Pontevedra a los siete detenidos por su relación con las algo más de tres toneladas de cocaína que llegaron a bordo del primer narcosubmarino incautado en costas europeas, y más concretamente en la ría de Aldán.

La expectación era máxima ante la singularidad de la operación que tuvo lugar en el otoño de 2019 y que supuso la constatación de una vieja leyenda: batiscafos que cruzaban el océano, entre Sudamérica y Europa cargados de cocaína. Muchas veces se habló de ello pero hasta aquellos días de noviembre en la ría de Aldán no se tuvo constancia de que era una realidad.

Pero la primera jornada defraudó a todo el mundo, a pesar de que en las semanas previas ya se había especulado ante la posibilidad de un pacto con el Ministerio Público. Los tres que prácticamente fueron pillados con las manos en la masa, los tripulantes del semisumergible, admitieron los hechos con la intención de aprovecharse de posibles beneficios penales.

Dieron respuestas escuetas para justificar su presencia en la nave aludiendo en todo momento a “problemas económicos” que les llevaron a aceptar la oferta. Se trata de Agustín Álvarez Martínez, el presunto piloto de la embarcación que en la vista negó ese papel, y sus dos ayudantes, los primos ecuatorianos Luis Tomás Benítez Manzaba y Pedro Delgado Manzaba. Los tres se sentaron en la primera fila ya que se encuentran encarcelados desde finales de noviembre de 2019 por esta causa e incluso la Audiencia les prorrogó esa situación dos años más al cumplirse el primer plazo máximo que estipula legislación.

El vigués Agustín Álvarez, que como sus dos compañeros solo contestó a las preguntas de su abogado, se limitó a afirmar que recibió una propuesta para realizar este viaje que aceptó debido a que estaba pasando por graves problemas de dinero y que no tenía otro tipo de ingresos.

Admitió que cruzó el Atlántico a bordo del semisumergible aunque insistió en que él no “pilotaba nada” y no quiso aportar dato alguno sobre los organizadores del alijo de cocaína cuando su abogado le preguntó por la falta de colaboración con la policía.

Hizo a continuación ante el Tribunal, conducido por las preguntas de su letrado, un alegato sobre su arrepentimiento, insistió en que no tenía nada que ver con los cabecillas y se empeñó en trasladar una imagen de persona dispuesta a reparar los errores de pasado. “En A Lama”, dijo, “estoy estudiando unas asignaturas que tenía pendientes para acabar el bachillerato y estoy preparándome para hacer la Selectividad en la UNED” antes de revelar que colabora “con los funcionarios y educadores de la prisión como interno de apoyo en el módulo 5” y es “tutor de dos presos que tienen problemas mentales”. Como un signo más de perdón de los pecados reconoció que les habían facilitado teléfonos satélites para contactar con “los dueños de la droga” y que en esas conversaciones les dieron “unas coordenadas para que un barco saliera a recogerla”.

LA LEY DEL SILENCIO. El argumento de los problemas monetarios también fue empleado por los dos primos ecuatorianos, que se embarcaron directamente en Brasil, para justificar su presencia a bordo. Tras confesar estar arrepentidos por lo hecho, que les “está costando estar en la cárcel tanto tiempo”, se refirieron con distinto argumento a las razones que les empujaron a aceptar la propuesta de la organización de narcotraficantes. Pedro Delgado apeló al factor humano desvelando que necesitaba el dinero por que “tengo un hijo de dos años con cáncer” mientras que Luis Tomás fue más genérico y se centró en la “situación de pobreza que se vive en nuestro país”. Sobre sus jefes más de lo mismo: no saben quiénes son y no pueden añadir nada ante el temor de que les pase algo a ellos mismos o a sus familias “en un país como el nuestro”.

Inocentes se declararon, en el alegato inicial, los otros cuatro hombres que se sientan en el banquillo y que serían los encargados de la logísitica para la descarga de acuerdo con la acusación del ministerio fiscal. Son Iago Serantes, amigo de Agustín al que algunos sitúan como el cabecilla de la trama en Palma de Mallorca; Enrique Serantes, padre del anterior; Iago Rosende, otro amigo de los dos principales implicados con domicilio en Lleida y el compostelano Rodrigo Hermida Movilla. Los cuatro, que se hallan en libertad provisional desde el confinamiento por la pandemia covid, declararán en las próximas vistas que se prolongarán durante toda la semana.

cuidada estrategia
Cuestionario reglado

··· Los tres tripulantes del batiscafo reconocieron los hechos ante el tribunal, se negaron a contestar a las preguntas del fiscal y respondieron a sus abogados en un cuestionario que, prácticamente, era idéntico. Agustín Álvarez aún se explayó un poco, no mucho, pero los dos ecuatorianos apenas pasaron de los monosílabos a lo largo de sus intervenciones. Se trataba de hacer ver que su participación era mínima y que la misma estaba motivada por sus problemas de dinero.

··· El principal objetivo de las defensas de los tres acusados que ya reconocieron su participación en los hechos, según explicó el abogado Manuel Ferreiro, que lleva los intereses de Pedro Delgado, es lograr una rebaja de la pena “para que la condena sea lo más baja posible” y que, en el caso de los dos extranjeros irregulares, se determine el cumplimiento de la pena en España y una parte que sea sustituida por la expulsión del país. En ninguna pregunta se trató de buscar relación con los otros acusados y las alusiones a los jefes se centraban en el miedo a sus represalias.

“Actuaron al servicio de una estructura criminal”

En esta primera jornada también declararon ante el tribunal diversos agentes de la Guardia Civil que participaron en la investigación de esta operación antidroga. El entonces teniente del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga explicó que este dispositivo se puso en marcha tras una alerta recibida desde Lisboa y constató, como se refleja en el escrito de acusación de la Fiscalía, que “los tripulantes del narcosubmarino actuaron al servicio de una estructura criminal internacional que tenía por finalidad llevar un cargamento de cocaína desde Brasil a España, a bordo de un artefacto semisumergible. Para ello, contaron con la colaboración, en diversas funciones, del resto de acusados, que eran sabedores de la ilicitud de lo que estaban haciendo”.

Los agentes reiteraron que las cuatro personas que esperaban en tierra tenían planeado salir al encuentro del submarino y hacer el trasvase de la droga para recogerla en una playa y que, al verse sorprendidos por las autoridades, los implicados decidieron “deliberadamente” hundir la embarcación para intentar recuperar la droga, que iba en fardos impermeables, más adelante mediante medios subacuáticos.

Casi todos los detenidos, salvo uno de los tripulantes que fue detenido en ese momento al intentar sin éxito huir a nado, fueron arrestados en días posteriores, aunque dos de los que esperaban en tierra, fueron localizados en sus casas de Palma de Mallorca y Lleida días después.

14 dic 2021 / 01:00
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