No hay constancia de que los gallegos en La Palma hayan sufrido pérdidas

En el Barranco de Guayadeque (Gran Canaria), a las tres de la tarde de este domingo, nadie se imaginaba que en la isla vecina de La Palma estaba a punto de producirse un acontecimiento excepcional, pese a que se presentía desde hacía días. A las 15.11 horas la Televisión Canaria ofrecía por sorpresa durante un directo las imágenes exclusivas de cómo reventaba la codia terrestre y se formaba una gran columna de humo, sucedida de los primeros borbotones de lava que se abrían paso por la ladera de la montaña.

Ocurrió en el ayuntamiento de El Paso, al suroeste de la isla, concretamente en la zona conocida como Cumbre Vieja. Mientras tanto, en Guayadeque, enclave mágico de la montaña de Gran Canaria, aguardaban cientos de personas para degustar la mejor gastronomía isleña en alguno de los guachinches (casa de comidas parecida a un furancho) que se adentran en la roca en forma de cueva. Sin cobertura ni conexión a internet en los teléfonos móviles, allí todos permanecían (también quien escribe) desconectados del mundo y ajenos a un hecho que ya forma parte de la historia del archipiélago canario.

De vuelta a la actualidad, y tras el impacto de las primeras imágenes, EL CORREO GALLEGO se desplazó a La Palma para informar de lo que está sucediendo y sobre cómo está afectando la erupción a los cientos de gallegos que residen en la Isla Bonita. Si bien el aeropuerto continuaba abierto a la hora de cierre de esta edición, al filo de las 17.30 horas, una más en la península, el comandante del avión turbohélice que trasladó al enviado especial desde Gran Canaria hasta La Palma ya advirtió de una maniobra especial en el aterrizaje para esquivar la columna de ceniza volcánica que podría dañar los motores del aeroplano. “Aterrizaremos como bien podamos”, afirmó. Lo hizo con un descenso en picado que le permitió tomar tierra en muy pocos minutos.

Al llegar a la pequeña isla un panorama realmente impactante; un espectáculo impresionante regalo de la naturaleza que va de la mano de una gran desgracia para decenas de familias. El río de lava se abre paso entre viviendas, granjas, escuelas y zonas verdes que fueron engullidas por la gran colada que alcanzó los 15 metros de espesor.

En una iglesia situada a unos dos mil metros del cráter se agolpaban cientos de vecinos y también algunos turistas que contemplaban estupefactos la gran columna de fuego que se elevaba sobre el cielo al tiempo que el gran río de lava se acercaba al mar. Se hacía de noche y todavía no se había producido este contacto entre la lava y el océano. Un fenómeno que también preocupa a los expertos puesto que se espera que en el momento que el material volcánico se funda con el agua del mar puedan producirse explosiones y generarse gases contaminantes.

En esta zona cero pudimos hablar con Carmen Rodríguez, vecina del ayuntamiento de El Paso, hija de un gallego de O Porriño y casada con otro de Castroverde (Lugo). Su casa está situada a apenas un kilómetro de cráter del volcán. Ayer por la tarde esta canaria que ama profundamente a Galicia afirmaba desconocer si hay gallegos afectados directamente por la destrucción de viviendas provocada por el volcán.

La colada de lava que se dirigía ayer hacia la costa oeste de La Palma ha arrasado ya en torno a un centenar de viviendas en el municipio de El Paso, según los primeros cálculos que manejan el Cabildo y el propio ayuntamiento.

La erupción no ha generado daños personales pero se ha evacuado a unas 5.500 personas de los municipios de El Paso, Los Llanos de Aridane y Tazacorte y por recomendación científica, se ha fijado un radio de exclusión de dos kilómetros en torno a los centros de emisión para minimizar el impacto de piroclastos y la exposición de gases.

Con la información actual, se han observado dos fisuras de centenares de metros de longitud, alineadas en dirección norte-sur y separadas entre sí unos 200 metros, con varios puntos de emisión de fuentes de piroclastos y coladas de lava.

La temperatura superficial de la lava emitida alcanza los 1075º C, se constata también la formación de un cono principal, la columna de cenizas volcánicas alcanza una altura de 1.500 metros y los gases emitidos alcanzan los 3.000 metros.

Además, hay una disminución de la sismicidad aunque siguen registrándose algunos sismos de baja magnitud y no se descarta aún la ocurrencia de terremotos sentidos, y las deformaciones siguen registrándose, principalmente en la zona más cercana a la erupción, alcanzándose una deformación acumulada de 19 centímetros.

Desde el primer momento se inició un plan de evacuación perfectamente planeado días previos por parte de las autoridades canarias, en el colaboraron efectivos de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y de los servicios de emergencias.